Revista mensual de publicación en Internet
Número 87º - Enero-febrero 2.008


Secciones: 

Portada
Archivo
Editorial
Quiénes somos
Entrevistas
Artículos
Crítica discos
Conciertos
Web del mes
Buscar
 

 

NUEVA GENERACIÓN DE VOCES
 

Por Rubén Flórez Bande


Virgin Classics dedica un doble compacto a hacer un repaso a las voces más destacadas del catálogo del sello inglés. Casi todas las voces seleccionadas son jóvenes, por eso me imagino lo del título de “Nueva Generación”, aunque hay voces ya retiradas, o tramitando el retiro, que uno no se explica muy bien qué hacen en este recopilatorio.

El primer disco está dedicado al repertorio que va desde Monteverdi hasta el Clasicismo, dejando el segundo para el Romanticismo, y alguna pequeña incursión en el siglo XX. Un amplio recorrido donde hay de todo, aunque también se hubiese deseado una selección algo más cuidada, hay compositores que -no sin negarles importancia- tienen mayor selección que otros, y al revés. Claro está, el catálogo operístico de Virgin no es tan nutrido como el de otros sellos con más historia.

Monteverdi es, cronológicamente, el primer representado en esta selección, con el aria de Orfeo de la ópera homónima, “Possento Spirto”, a cargo del tenor británico Ian Bostridge; interesante interpretación, aunque quizás demasiado etérea. Purcell aparece representado con el Dido y Eneas y la escena de la muerte de Dido, a cargo de la gran Susan Graham, con una voz potente, robusta, que nos confirma que ella posiblemente sea la mejor Dido del momento.

Rameau nos deja dos arias de dos óperas diferentes: de Castor et Pollux nos ofrecen “Tristes apprêts” a cargo de Véronique Gens, voz sin sutilezas, algo convencional. De Platée se selecciona la divertidísima aria de "La Locura" del segundo acto, a cargo de Patricia Petibon, muy bien cantada, sobre todo en el registro agudo, pero en la que tanto histrionismo recuerda más a la opereta decimonónica francesa.

Vivaldi cede dos óperas, el Bajazet y Giustino: de la primera se nos ofrecen dos arias, “Dov'è al figlia” a cargo del barítono italiano Ildebrando d'Arcangelo (voz quizá demasiado pesada para este papel, y algo, para mi gusto, fuera de estilo), y “Anch'il mar par che sommerga”, a cargo de la gran y polifacética Patrizia Ciofi, donde hace lo imposible para sacar adelante esta dificilísima aria. El acompañamiento en los dos casos es de lujo, la Europa Galante, dirigida por Fabio Biondi. Del Giustino se extrae el aria de Anastasio, a cargo de ese ídolo de masas en el que se está convirtiendo Philippe Jaroussky, técnicamente impecable, al que parece que no se le puede criticar nada, salvo cierto distanciamiento ¿emocional? con la partitura. Spinosi, al igual que Biondi, acompaña a la perfección en este registro.

Haendel es el siguiente y, junto con Mozart, es el mejor tratado en esta selección. De Aci, Galatea y Polifemo se incluye el aria del bajo, “Fra l'ombre e gl´orrori” a cargo del bajo francés Laurent Nauori, voz profunda, casi cavernosa, interesante sin duda, aunque algo más de fuerza no vendría mal. El aria de Esilena, “Empio fato, e fiera sorte” de Rodrigo está cantada con mucho gusto y sutileza, a cargo de Sandrine Piau, aunque peca quizá, en su voz, de levedad. “Ombra mai fu” la archiconocida aria del Serse, está aquí a cargo de la todo-terreno Anne-Sofie von Otter, muy sutil, aunque algo distante. El aria de Juno de Semele, “Awake, Saturnia”, a cargo de Stephanie Blythe, no pasa de lo discreto, pese a lo interesante de esta pieza.

El siguiente en este recorrido es Gluck, y su Orfeo y Euridice, y cómo no, con el aria “Che farò senza Euridice” a cargo del contratenor David Daniels en el papel de Orfeo: muy bien fraseada, aunque una pizca más de volumen no le hubiese venido mal.

Y para completar este primer disco acabaremos con Mozart, y dos arias de La flauta mágica. Una de las arias más famosas de toda la historia operística, el “Der Hölle Rache” de la Reina de la Noche, en este caso llevada por Natalie Dessay, muy bien cantada, pero poco autoritaria, demasiado maternal. El mayor inconveniente es la tosca batuta de Langrée. La segunda aria es la exquisita “Ach, ich fühl´s” de Pamina, que interpreta aquí una magnífica y sensible Dawn Upshaw; eso sí, aquí de nuevo la batuta vuelve a lastrar la interpretación, en esta ocasión es un apurado Norrington el que pasa sin aportar nada por esta pieza. Del Don Giovanni dos arias del protagonista, la serenata “Deh vieni alla finestra” y el “Finch´han dal vino” cantadas las dos por un precipitado e insuficiente Peter Mattei; la dirección de Daniel Harding también peca de cierta precipitación. Véronique Gens traduce muy bien el “Porgi amor” de Las Bodas de Fígaro -aunque se supera en su registro de la ópera completa con René Jacobs-, muy noble y elegante, con las dosis justas de lirismo. Y para terminar con el compositor salzburgués, un aria del Così fan tutte el “Come scoglio” de Fiordiligi, correctamente cantado por Elina Garanca.

El segundo disco comienza con Rossini, y dos son sus óperas representadas. De La Cenerentola se nos da la escena final de la ópera, con Vivica Genaux como Angelina: preciosa voz, pero nulo estilo rossiniano. La otra ópera seleccionada es el Guillermo Tell con la escena de Matilda “S´allontano alfin… Selva opaca, deserta” a cargo de Katia Ricciarelli (¿nueva generación?): aquí sí, en su estilo, con gran vuelo, y presencia… una lástima que desatendiera estos repertorios.

Curiosamente, a Donizetti lo representan dos tenores y ninguna soprano. Rolando Villazón hace lo que puede, que no es mucho, ciertamente, con “Una furtiva lagrima” de L´elisir d´amore; compararlo hoy en día con Juan Diego Flórez sería insultante… para el último, se entiende. Roberto Alagna, pese a oscurecérsele la voz, y cierta desidia con el fraseo, brinda una muy decente “Tombe des mes aeux” de la Lucie de Lammermoor (en francés). El aria de Ascanio “Mais, qu´ai-je donc?” del Benvenuto Cellini berliozano, en la voz de Joyce DiDonato es una declaración de intenciones, todo un descubrimiento.

Más repertorio francés -que será el que predomine en todo este segundo disco- pero de un compositor italiano, Verdi: de él se incluye el aria de Felipe II, del Don Carlos, “Elle ne m´aime pas”, cantada por José Van Dam; muy sentida en cierta frase sobreactuada, pero que no acaba de cuajar en su conjunto. Antonio Pappano tampoco tenía el día en este acompañamiento.

Seguimos con el repertorio francés, y en este caso le toca el turno a Gounod, y el aria “Je veux vivre dans la rêve” de Julieta, del Romeo y Julieta, a cargo de la Dessay, demasiado frívola y pirotécnica, aunque técnicamente impecable. Lujoso el acompañamiento de Plasson, que se conoce estos repertorios de memoria.

Offenbach es “la siguiente parada” con dos de sus “operetas”: La Gran Duquesa de Gérolstein y La bella Helena. Felicity Lott se encarga del primer título, con el aria “Ah! Que j´aime les militaires”, con un sentido del humor y picardía fuera de ninguna duda; una gran cantante camaleónica, que ha sabido adaptar su repertorio a los requisitos de su edad. Del segundo título se encarga el tenor francés, Yann Beuron con el aria de Paris, “Au Mont Ida”, voz discreta, pero puramente lírica, da gusto escucharle. El acompañamiento en los dos casos está en manos de Marc Minkowski, gran defensor en los último años del compositor franco-belga.

Una rareza es Der Opernball de Heuberger, otra opereta que debe mucho a Offenbach y Strauss (Johann): el aria “Im chambre séparée” vuelve a estar defendida por Felicity Lott, que vuelve a moverse como pez en el agua en este repertorio. El “E lucevan le stelle” de la Tosca de Puccini vuelve a estar cantado por Villazón con más ímpetu que emoción; algo más de contención no hubiese venido mal, el resultado es algo “plañidero”.

Finalmente, para completar este recorrido operístico, Richard Strauss, con su Ariadna en Naxos: el aria del Compositor “Sein wir wieder gut!”, algo discreta, a cargo de Sophie Koch, y la extensa aria de Zerbinetta, en la versión original de 1912, a cargo de Sumi Jo, también demasiado pirotécnica, pero que resuelve con soltura las exigencias de esta difícil pieza. En esta última aria, el acompañamiento de Kent Nagano es impecable.

En resumen, doble compacto que nos acerca voces (en teoría) jóvenes, con resultados dispares, y claro, como en toda selección, no están todos los que son, ni son todos los que están. Cumple su función final, que es darlas a conocer a un público nada habituado a adquirir óperas completas.


REFERENCIAS:
Opera “Generation” - Great Arias
Varios compositores e interpretes.
Virgin 385755 2 (2 CDs)