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Número 86º - Diciembre 2.007


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EL BEETHOVEN DE LANG LANG

Por Rubén Flórez Bande


Parece que los pianistas de Deutsche Grammophon han tomado la delantera a su empresa, o que esta parece haberse "soltado el pelo" en comparación con hasta hace pocos años, cuando si un intérprete grababa tal obra ya no la podía grabar ninguno más en unos años, para no hacerse autocompetencia. Ahora tenemos, en un mismo año, conciertos de Beethoven por tres de los pianistas de la casa: Grimaud termina de grabar el Quinto, Pletnev la ha emprendido con la integral de los Conciertos para piano, y Lang Lang graba los Primero y Cuarto, que es el disco que nos ocupa. ¿No hay más repertorio para los pianistas del sello amarillo? Está claro que Beethoven es una piedra angular en la carrera de cualquier pianista, pero saturar el mercado, con ofertas repetitivas en una misma casa discográfica, no sé muy bien qué sentido tiene… ellos sabrán. Por cierto, con los directores ocurre lo mismo: Pletnev (de nuevo) ha grabado la integral de las Sinfonías y el debut de Welter-Möst en el sello lo ha sido con la Novena.

Yendo a lo que nos ocupa, que es el Beethoven de Lang Lang, el joven pianista chino tarde o temprano tendría que afrontar a Beethoven, aunque bien es cierto que lo lleva trabajando desde hace tiempo. Ya se han podido ver por las televisiones (no españolas, claro está) varios ejemplos de este trabajo, y ahora ha sido el momento para llevarlo al disco. El acompañante a la batuta es un buen conocedor de este repertorio, aparte de ser el mentor (en la carrera americana) del solista, Christoph Eschenbach, y la orquesta que lo secunda, una de sus titularidades, la de París.

El Primer Concierto es el menos bien parado, por decirlo de alguna manera. El primer movimiento, “Allegro con brio”, comienza con una muy buena introducción orquestal, la orquesta suena densa, en las cuerdas sobre todo, pero no resulta pesada, y prosigue con un pianista acertado en el tempo, muy majestuoso, sacrificando (como es típico en él) el color por la expresividad. En algún pasaje, suena algo “sobreactuado”, perdiendo ese toque clasicista de la música, aunque esta afectación no desagrada, por lo menos en esta parte. La cadencia empleada es la del propio Beethoven, y en ella Lang Lang muestra todo un alarde técnico. La orquesta hace en este movimiento un acompañamiento digno del pianista, atento a las inflexiones del mismo, pero, claro, más en el estilo de Beethoven que en los experimentos del pianista.

El segundo movimiento, “Largo” vuelve a tener en la orquesta y el director el auténtico idioma del primer Beethoven. En cambio el pianista vuelve hacer alarde de afectación, y sobreactuación, con algunos pasajes rubateados que llegan a lo ridículo, y alguna alteración en la dinámica.

El tercer movimiento, “Rondo. Allegro” es el peor parado de todos: la orquesta vuelve a dar una lección de estilo, de articulación, de fraseo… y de cierta “gracia” (raro esto en Eschenbach); para mí, lo más interesante de esta grabación. Lang Lang vuelve a hacer muestra de esa afectación, no hay gracia en su discurso, sí hay alteraciones de nuevo, dinámicas y expresivas, aparte de mamporrazos sin sentido, de la peor escuela del último Barenboim. La orquesta mantiene el tipo, y no cae en ese juego. Lang Lang, más que personal, suena caprichoso, afectado y fuera de estilo. Una lástima.

El Cuarto Concierto sale mejor parado, es un piano más romántico, en teoría no puede caer en la “afectación” del primer concierto. Lang Lang, se muestra comedido, quizás algo serio, y demasiado trascendente, pero da gusto oírlo, aquí sí, aunque tanta trascendencia quizás sea excesiva. A la Orquesta de París (quién la visto, y quién la ve) da gusto de nuevo escucharla, un arropamiento algo sinfónico, a la antigua escuela, pero muy convincente. El segundo movimiento, “Andante con moto”, queda muy serio y noble, impresionante la entrada de las cuerdas graves en este movimiento. Con el piano, estático, y marmóreo, firman lo que posiblemente sea el mejor momento de la presente grabación. El último movimiento, “Rondó. Vivace” tiene alguna ocurrencia en el piano, por ejemplo acentuar las notas finales del ritmo ternario, un efecto algo enfático, pero no hay mucho amaneramiento, ni contundencia gratuita; aquí el pianista y la orquesta se muestran más compenetrados que en el concierto anterior.

En resumen, este viene a ser, para mí, el primer tropiezo de Lang Lang, en su breve carrera discográfica, no sin cierto interés, y esperemos, que no sea nada más que eso, un breve tropiezo. Mención especial para Eschenbach y su orquesta, que firman uno de los acompañamientos más interesantes de los últimos tiempos, en estas obras, sin olvidar (en las antípodas, claro está, pero con mejores resultados en el piano) a Bronfman/Zinman, para Arte Nova.

El disco viena acompañado con un DVD promocional, en inglés unicamente, en la que destaca la entrevista al pianista, cargada de anécdotas.


REFERENCIAS: 

BEETHOVEN: Concierto para piano y orquesta Nº 1 en Do mayor, Op. 15, Concierto para piano y orquesta Nº 4 en Sol mayor, Op. 58.
Lang Lang, piano
Orquesta de París
Director: Christoph Eschenbach
DG 477 6719