Revista mensual de publicación en Internet
Número 85º - Octubre 2.007


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Función arriesgada

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 

Hangman, Hangman!; The Town of Greed (programa doble). Música y libreto de Leonardo Balada. Intérpretes: Gustavo Peña, María José Suárez, Chester Patton, Sonia de Munck, David Rubiera, Enrique Baquerizo, Emilio Gaviria, Francisco Mestre. Dirección musical: José Ramón Encinar. Dirección de escena: Gustavo Tambascio. Escenografía: Juan Pedro de Gaspar y Esmeralda Díaz. Dirección del coro: Antonio Fauró. Iluminación; Juan Gómez-Cornejo. Proyecciones: Álvaro Luna. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro del Teatro de la Zarzuela. Madrid, Teatro de la Zarzuela, 21 a 29 de septiembre de 2007. 

El Teatro de la Zarzuela de Madrid ha empezado la temporada con un doble programa dedicado a Leonardo Balada, compositor nacido en Barcelona que ha desarrollado una brillante carrera artística en los Estados Unidos de Norteamérica. Hangman, Hangman! (El verdugo), y The Town of Grred (La ciudad de la avaricia) son dos óperas breves que constituyen un díptico. Aunque comparten personajes, fueron compuestas con quince años de diferencia, en 1987 y 2002, que es el tiempo que transcurre entre los dos momentos representados. Son dos óperas que critican la mezquindad de la sociedad moderna. El compositor señala que la primera se inspira en una balada de vaqueros y la segunda en los dibujos animados. La puesta en escena de Tambascio abunda en esas sugerencias, haciendo caricatura de los mitos norteamericanos. Hay una proyección de Álvaro Luna que se integra en el decorado y subraya la acción. Es curiosa pero distrae un poco y exige diversificar la atención al espectador. El color y el movimiento de la puesta en escena subrayan el carácter festivo y grotesco de ambas piezas. Sobran las parodias de sexo y los travestidos, que son un tópico demasiado reiterado en los montajes operísticos de hoy. Las dos óperas tienen un ritmo trepidante, una línea clara y una partitura sólida. Me parecen dignas herederas de las óperas de Brecht y Weill en su concepto e intención. La música del maestro Balada es excelente: con una orquesta de tan solo diez instrumentistas construye un edificio sonoro rico, refinado y poderoso. El equilibrio entre voces e instrumentos es perfecto, tanto en lo técnico como en lo teatral. Los músicos, solistas todos, hacen una interpretación estupenda bajo las órdenes del maestro José Ramón Encinar. Coro y cantantes resuelven bien sus papeles, aunque la fonética del inglés resulta algo dudosa en ciertos casos. Hay partes habladas en castellano, al estilo del musical o de la zarzuela. Estas funciones han sido el estreno teatral de la segunda parte del díptico, que aún no había subido a los escenarios a pesar de ser una creación patrocinada por el Ministerio de Cultural. La calidad y gracia del espectáculo hubiera merecido un mayor éxito, pero el público se mostró escaso y frío ante estas dos estupendas piezas. Leonardo Balada trabaja ahora en una ópera con un libreto de Francisco Arrabal que se estrenará próximamente en el Teatro Real de Madrid. 

Fotografía: Jesús Alcántara