Revista mensual de publicación en Internet
Número 83º - Abril, mayo y junio 2.007


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Esperanzas abatidas

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 

Recital de Lieder. Obras de Ludwig van Beethoven: Scottisch and Irische Folksongs, An die Ferne, Diez variaciones en sol mayor para violín, violonchelo y piano sobre el tema “Ich bin der Schneider Kakadu. Op. 121A”. Wolfgang Holzmair (barítono). Trío Wanderer: Jean-Marc Phillips-Varjbedian (violín), Raphaël Pidoux (violonchelo), Vicent Coq (piano). XIII Ciclo de Lieder. Teatro de la Zarzuela, Madrid del 28 de mayo de 2007. 

Para esta velada de Lieder, el cantante invitado contó con un inusual acompañamiento  a cargo de un trío formado por violín, violonchelo y piano. Lo habitual es que el acompañamiento de las canciones corra a cargo del piano en solitario, pero también existe un enjundioso y olvidado repertorio liederístico con presencia de guitarra, arpa, cuarteto y otros instrumentos. El Trío Wanderer estuvo en su punto y nos deparó el mejor momento de la tarde interpretando unas tempranas variaciones de Beethoven, al cual se consagró todo el programa. El recital comenzó y terminó con unas encantadoras canciones escocesas e irlandesas, de las muchas que compuso el genio de Bonn a consecuencia de los lucrativos encargos que recibió de un original caballero escocés llamado Thomson, amante de las artes y de su patria. La cita con Beethoven y con el trío estaba llena de interés, pero el recital resultó algo decepcionate. El barítono Wolfgang Holzmair no está entre los mejores artistas que hemos tenido la oportunidad de escuchar en este Ciclo de Lieder, que coproduce el Teatro de la Zarzuela con Caja Madrid, y que suele tener un altísimo nivel musical. Holzmair no supo extraer la magia de las sencillas canciones escocesas, que pronunció en una lengua irreconocible y en versiones rutinarias. Fue algo más claro y expresivo al exponer las seis canciones escritas en alemán, A la lejana amada, que presentan más sustancia, aunque todas las piezas cantados fueron sencillas y cómodas. No requerían ningún virtuosismo al intérprete, que solo introdujo en sus versiones algunos gestos de fraseo un tanto forzados y artificiales. El Trío Wanderer fue el auténtico protagonista de esta convocatoria, con un sonido bonito y un perfecto trabajo de equipo.