Revista mensual de publicación en Internet
Número 83º - Abril, mayo y junio 2.007


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INTERCAMBIO DE ORQUESTAS:
MADRID EN SEVILLA 

 Sevilla, Teatro de la Maestranza. Temporada de abono de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. I ciclo de intercambio entre orquestas. 22 de abril de 2007. Copland: El salín México. Camilo: Concierto para piano y orquesta. Gershwin: Rhapsody in blue. Stravinsky: El pájaro de fuego (suite de 1919). Michel Camilo, piano. Orquesta Sinfónica de Madrid. Jesús López Cobos, director. 

Por Fernando López Vargas-Machuca.  

Está muy bien el intercambio que la ROSS ha realizado con la Sinfónica de Madrid. Hacía ya mucho que no escuchábamos a la formación hoy titular del Teatro Real, desde aquellos ya lejanos tiempos en que la sinfónica madrileña nos visitaba anualmente en los tristemente desaparecidos Encuentros de Música de Cine. Ha venido con un invitado a priori de lujo, el pianista Michel Camilo en su doble faceta de pianista y compositor, y lógicamente bajo la batuta de quien es actualmente su director musical, Jesús López Cobos.

Ante todo hemos de reparar en la importante mejoría que ha conseguido la orquesta en los últimos años, asombrosa si recordamos los referidos conciertos cinematográficos. A esta circunstancia no puede ser ajena la labor del referido maestro zamorano, un profesional como la copa de un pino dotado de una extraordinaria técnica que sabe sacar buen partido del material del que dispone. Inteligentemente López Cobos no es partidario de forzar a la agrupación, prefiriendo sacrificar la brillantez y la potencia sonora en aras de un sonido homogéneo y sin fisuras. Los resultados son de agradecer.

Curiosamente la OSM ha sonado bastante mejor sobre el escenario del Maestranza que en sus habituales actuaciones en el foso del Teatro Real, lo que pone en evidencia la problemática acústica del coliseo de la Plaza de Isabel II. En cualquier caso, y a tenor de las comparaciones con otras orquestas madrileñas como de la RTVE y la ONE, la Sinfónica mantiene un buen nivel dentro de las orquestas de la capital, aunque ciertamente no pueda considerarse como una de las mejores de España: el nivel en provincias y en territorio insular es muy elevado.

Fue notable el concierto sevillano. López Cobos es un maestro rara vez intenso, creativo o especialmente comprometido, pero su excelente técnica antes referida, unida a un admirable buen gusto, suelen garantizar interpretaciones tan solventes como las que nos ofreció en el Maestranza. Estuvo jovial y nada envarado en esa obra muy menor pero simpática que es El salón México de Copland. En el Concierto de Camilo no se desentendió de la partitura y estuvo tan convincente como Leonard Slatkin en la grabación oficial para Decca. En la Rhapsody in blue sorprendió al mostrar un buen sentido del swing, aunque en algún momento las maderas no se escucharan con claridad. Sólo dejó un tanto que desear en la suite de El pájaro de fuego, algo falta de electricidad y emoción aunque el maestro acertara en el estilo, sin mirar demasiado a Rimsky, y lograra diferenciar los distintos ambientes sonoros.

Quien no logró convencer fue Michel Camilo. Seguramente si en su Concierto para piano hubiera sido fiel a sí mismo lo hubiéramos pasado bien, pero lo cierto es que al ponerse medianamente serio y tratar de hacer una obra “clásica” lo que le sale es una mezcla de estilos tan impersonal como aburrida, por muchos aires jazzísticos que incluya. Hay desde luego detalles muy sugerentes, como el propio arranque de la obra o algunas frases del andante, pero la partitura termina resultando bastante vacía, sobre todo en un movimiento final que no es sino una deslumbrante cascada de notas sin emoción alguna.

Las mismas maneras mostró el compositor dominicano en su faceta de pianista. Su Rhapsody in blue tuvo un sabor más jazzístico que clásico, lo cual en esta partitura está muy bien, pero su fraseo resultó excesivamente nervioso y hasta atropellado, careciendo de la cantabilidad y el sentido evocador que Gershwin inyectó en esta algo deslavazada pero sin duda hermosa página. Un poco más de reposo y atención al matiz no le hubiera sentado nada mal. Camilo ofreció como propina una impresionante traca final de velocidad digital, que no de claridad ni de musicalidad, que levantó al público de sus asientos.

 

ENLACES RECOMENDADOS

Web oficial de Michel Camilo: http://www.michelcamilo.com/

Web de la ROSS: http://www.rossevilla.com

Web del Maestranza: http://www.teatromaestranza.com