Revista mensual de publicación en Internet
Número 74º - Marzo 2.006


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EL COLOR DE LA ARQUITECTURA

Por Fernando López Vargas-Machuca.  Historiador.

Sevilla, Iglesia del Hospital de la Caridad. 26 de marzo de 2006. XXIII Festival de Música Antigua. Machaut: Misa de Notre Dame. Ensemble Organum, dirigido por Marcel Pérès. Sánchez Verdú: Machaut Arkitekturen I-V. Taller Sonoro.

Hace pocos días tuve la oportunidad de ver, gracias al ofrecimiento de un amigo, los elementos arquitectónicos "gótico-mudéjares" que se ocultan tras el retablo de una importante iglesia tardomedieval de mi tierra. Quedé inmediatamente fascinado, pues en ellos se han conservado -algo insólito para la arquitectura andaluza del siglo XV- los restos de la primitiva ornamentación pictórica: un colorido intenso, vistoso y hasta chillón, muy alejado de nuestra sensibilidad, que lejos de homogeneizar y de "armonizar" cada uno de los elementos que componen el edificio, no haría sino resaltar la individualidad de cada uno de ellos en el conjunto, y que otorgaría al interior del templo una carga cromática que lo alejaría muchísimo de la blancura de la cal, la rusticidad de la piedra o la vulgaridad del ladrillo que hoy contemplamos en los muros de la mayoría de nuestras iglesias de aquél tiempo. Lo han dicho muchos especialistas, aunque aún no se les termine de hacer caso: sin el color es imposible entender la arquitectura medieval en general y la hispana en particular.

Recuperar el colorido y la ornamentación de la música del medievo es lo que viene haciendo desde 1982 el musicólogo, cantante, organista y director coral argelino -de ascendencia española- Marcel Pérès al frente de su Ensemble Organum, siguiendo unos criterios que ya tuvo la oportunidad de explicar a los lectores de FILOMUSICA hace algunos años. La gracia está en que mientras su labor interpretando el repertorio monódico, desde las más primitivas liturgias cristianas hasta el canto llano de la Edad Moderna, ha sido estupendamente recibida por quienes estaban hartos de espiritualidad dulzona de la línea interpretativa derivada de los monjes de Solesmes, sus intentos por aplicar parecidos parámetros a la interpretación polifónica han despertado rechazos de no pocos aficionados a la Música Antigua. Y en este sentido su grabación realizada en noviembre de 1995 de la emblemática Misa de Notre Dame de Guillaume de Machaut puede considerarse como uno de los más arriesgados, radicales, discutidos y absolutamente fascinantes experimentos de la historia del disco clásico.

Más de diez años después, con los comprensibles cambios en la composición del grupo (repetían sólo cuatro de las ocho voces en el Ensemble) pero sin apreciables variaciones de concepto, se nos ha ofrecido en Sevilla la oportunidad de escuchar en directo tan polémica recreación. El resultado fue tan visionario y escalofriante como antes: salvando quizá alguna vacilación en los primeros minutos, Pérès y su grupo nos ofrecieron una lectura de una intensidad emocional rayana en la crispación y el paroxismo, en la que las voces rústicas, abiertas y en algún caso pretendidamente agria de los cantantes se ornamentaban melismáticamente para devolver a la genial arquitectura de Machaut todo el colorido que, más que romper los pilares de su arquitectura, realizaba un análisis deconstructivo de la misma que subrayaba cada uno de sus elementos y los reintegraba en la totalidad; una ornamentación que devuelve asimismo el componente orientalizante que no se perdió en la liturgia católica sino hasta hace pocas décadas.

De hecho no hacía falta más que mirar a nuestro alrededor y contemplar, seducidos por la música de Machaut, el interior de la iglesia del Hospital de la Caridad donde se celebraba el concierto, conjunto diseñado hace tres siglos por el célebre Don Miguel de Mañara y materializado por gente como Murillo, Valdés Leal, Simón de Pineda o Roldán. En principio puro Barroco pero, como nos decía el genial y llorado Juan Miguel Serrera en sus inolvidables clases de la Facultad de Geografía e Historia, Sevilla no es sino la fusión entre el clasicismo latino y ese sustrato orientalizante que nos llegó primero con los colonizadores fenicios y después con el cristianismo, que supieron reelaborar los musulmanes para conferirle nueva personalidad y que finalmente se quedó aquí para siempre. Y si no, ahí está la Macarena -Grecia, Roma y Oriente a la vez- para demostrarlo.

Pero volvamos al concierto, que fue algo más que música medieval. Y es que, haciendo una larga pausa entre los diferentes números de la Misa, el sólido y muy voluntarioso conjunto instrumental Taller Sonoro nos fue ofreciendo cada una de las cinco Machaut Arkitekturen de José María Sánchez Verdú, verdaderamente genial la última de ellas y en su conjunto buen muestra de la personalidad del mejor de los compositores españoles de nuestro tiempo. Por cierto que la anterior visita a Sevilla de Pérès fue precisamente para interpretar una obra del algecireño, quien está ultimando una ópera que estrenará el año próximo en el Teatro Real y en la que está prevista la participación del fundador del Ensemble Organum. Terminemos congratulándonos no ya del enorme acierto de haber programado este fascinante espectáculo que proyectaba la modernidad en el pasado y hacía nuestro medievo más moderno que nunca, sino del asombroso crecimiento cuantitativo y cualitativo del últimamente muy decaído y ahora resucitado Festival de Música Antigua, del que son responsables el polémico Delegado de Cultura Juan Carlos Marset y -obviamente- su nuevo director, quien por fortuna no es un político metido en asuntos culturales sino un antiguo crítico de la prensa local, Manuel I. Ferrand, que ha sabido congregar a una espléndida lista de intérpretes tanto sevillanos como foráneos. Aplausos para todos ellos.

 

ENLACES RECOMENDADOS

Web del Ensemble Organum: http://www.organum-cirma.fr/

Web de Sánchez Verdú: http://es.geocities.com/jmverdu2002/