PECADO DE VANIDAD

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 

Just for Show. Compañía DV8 Physical Theatre. Creación y dirección: Lloyd Newson. Bailarines: Mikel Arístegui, Joanne Fong, David Hughes, Tanja Liedtke, Alexandra Mattana, Matthew Morris, Miguel Muñoz, Celine Perroud, Kylie Walters, Paul White. Escenografía: Lloyd Newson y Naomi Wilkinson. Iluminación: Jack Thompson. Vestuario: Christina Cunningham. Diseño de vídeo: Niall Black. Festival de Otoño. Teatro de Madrid, 13 a 15 de octubre de 2005.

El Festival de Otoño ha traído al Teatro Madrid una creación de danza-teatro de la compañía DV8 Physical Theatre, creado y dirigido por Lloyd Newson. Titulada Just for show, quiere ser una crítica al discurso de las vanidades y de las apariencias. Pero el montaje discurre comulgando precisamente con esa superficialidad que pretende reprobar. Dime de que presumes y te diré de que pecas. Las paradojas pueden ser fructíferas, pero aquí eran más bien debilidades, a pesar de las buenas intenciones. El nombre de la compañía, que alude al territorio físico, entra en contradicción con un espectáculo lleno de buena tecnología, en el que sobresalen por su calidad unas imágenes que combinan realidad y ficción con maestría. Las proyecciones audiovisuales están perfectamente integradas con el teatro de telón, con naturalidad, sin disonancias. El transcurrir de la realidad a la ficción es imperceptible. En esto se advierte la llegada de una nueva etapa que supera las viejas dificultades de tales maridajes. La teatralidad triunfa en esta obra, que pone en juego las técnicas modernas y también otros muchos elementos artísticos: una cuidada selección musical, un vestuario con vida propia, un mago, participación del público, monólogos irregulares, estampas curiosas y algo de danza. Pero podría haber sido danza, o pantomima, o funambulismo, hubiera dado lo mismo, pues apenas hubo presencia del lenguaje coreográfico. Solo se trataba de evidenciar la vacuidad de ciertas actitudes modernas a través de escenas teatrales, con un lenguaje predominantemente visual. La producción fue deliciosa e inteligente. La frivolidad fue su esencia y la técnica su punto fuerte. Pero, ¿dónde se quedó la danza?

(Fotografía de Jiri Volek)