Revista mensual de publicación en Internet
Número 68º - Septiembre 2.005


Secciones: 

Portada
Archivo
Editorial
Quiénes somos
Entrevistas
Artículos
Crítica discos
Bandas sonoras
Conciertos
El lector opina
Web del mes
Tablón anuncios
Suscribir
Buscar
 

 

DON PELAYO VA A LA ÓPERA

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.


Gijón, Teatro Jovellanos. 9 de septiembre de 2005. Mercadante: Pelagio (en versión de concierto). C. Álvarez, T. Anisimova, A. Roy, J. Borrás, E. Iori, L. Cuento. Coral Polifónica Gijonesa. Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA). Director: M. Rivas.

Como el acontecimiento lírico de la temporada en Gijón se presentaba la exhumación de una ópera de Saverio Mercadante, estrenada en 1857, cuyo protagonista es nada menos que Don Pelayo, el iniciador de la Reconquista (bajo el nombre italianizado de "Pelagio") y cuya acción transcurre en Gijón, mencionada ya en la primera frase de la ópera ("O sospirata Gione, io ti saluto"). El logro hubiera sido más redondo si se hubiera podido escenificar, pero solamente se pudo ofrecer en versión de concierto.

La obra presenta a un Pelayo que regresa a Gijón, cuando todos le daban por muerto, para descubrir que su hija "Bianca" (Blanca) va a casarse con Abdel, el gobernador musulmán de la ciudad. Musicalmente es una obra muy bella, con un estilo que se separa ya del belcantismo, y recuerda al Verdi de la etapa central, concretamente al de Rigoletto, estrenada seis años antes que Pelagio; de hecho, escuchando los reproches que le dirige Pelayo a su hija, más de una vez nos recordaron a los dúos entre Rigoletto y Gilda.

Para el evento se contaba con dos verdaderos "divos" españoles como el barítono Carlos Álvarez en el rol titular, y Montserrat Caballé en el de su hija "Bianca", pero esta última canceló y la sustituyó Tatiana Anisimova; la verdad, dado el estado actual de la otrora grandísima soprano, creo que todos hemos salido ganando con el cambio. En cuanto a Álvarez, puso en el personaje de Pelayo la personalidad sonora (más que la voz) que le conocíamos de anteriores encarnaciones, y no puede negarse que el mero hecho de aparecer su nombre en el cartel sirvió para darle mayor proyección al evento; sin embargo, su labor se vio incluso eclipsada por la entrega y el entusiasmo puesto tanto por la Anisimova como (sobre todo) por Alejandro Roy, en el papel de Abdel; ambos fueron los verdaderos triunfadores de la velada.

Poco más se puede decir en el aspecto musical, salvo que los secundarios estuvieron en general correctos, que el coro se notó que se había trabajado la obra a conciencia, y que la dirección de Mariano Rivas, sin llegar a extraer gran refinamiento de la partitura, al menos fue clara y ordenada. Un detalle que debe mencionarse es que a cada espectador se le entregaba un libreto bilingüe que reproducía en facsímil el preparado por el Liceo de Barcelona para su estreno español en 1858, algo que hay que agradecer aunque siguiendo la obra por el libreto hubiera cosas que no se correspondían (por ejemplo, la parte del personaje "Mendo" estaba en realidad a cargo del coro). En general, esta producción ha sido todo un ejemplo a seguir, ojalá que en el futuro vengan más recuperaciones de obras interesantes como esta.