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Número 64º - Mayo 2.005


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THOMAS QUASTHOFF CANTA BACH

Por Ignacio Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.

 

 

De Thomas Quasthoff nos llega un disco dedicado íntegramente a Bach con las tres cantatas para barítono que se encuentran entre las más famosas del compositor de Eisenach: Ich will den Kreuzstab gerne tragen BWV56, Der Friede sei mit dir BWV158 e Ich habe genug BWV82. 

Es evidente que todo barítono alemán, tarde o temprano, debe abordar Bach y así competir con las grandes figuras de su cuerda en uno de los campos más apreciados para un cantante de la esfera germana. Quasthoff no lleva Bach al disco por primera vez -entre otras grabaciones participaría en la integral de cantatas de Rilling para Hänssler- pero grabar un disco de cantatas en solitario le hace medirse directamente con otros grandes barítonos alemanes que hicieron lo propio en el pasado. Fischer-Dieskau grabaría estas mismas tres cantatas bajo la dirección de Karl Richter (DG) además de alguna versión suelta con otros directores. Hermann Prey y Hans Hotter también dejarían grabaciones de algunas de estas cantatas y más recientemente Olaf Bär y Matthias Göerne harían el mismo programa junto a Schreier (EMI) y Norrington (Decca) respectivamente.

Quasthoff, que es una referencia en el mundo del lied alemán, aplica todos sus recursos liedirísticos a estas partituras. No sólo su dicción es ejemplar sino que su forma de acentuar, su fraseo y su amplia gama dinámica nos hace pensar que estamos escuchando un lied de Schubert o Schumann. A pesar de ello Quasthoff nunca carga demasiado las tintas y, según se mire, parece quedarse un tanto en la superficie especialmente si le comparamos con Fischer-Dieskau. Pongamos algún ejemplo: en “Mein Wandel auf der Welt”, recitativo que precede a la famosa aria “Endlich, endlich wird mein Joch”, Quasthoff es capaz de acariciar las palabras bajo el oscilante tema del violonchelo pero mostrando cierto distanciamiento y sin el “mágico” intervencionismo de Fischer-Dieskau. Sólo hay que comparar como ambos atacan la palabra “Welle”; mientras Quasthoff hace un legato algo soso, el berlinés nos entrega un insólito staccato, absolutamente genial. 

Por su parte en “Ich bin bei dir” ambos aplican el mismo enfoque, es decir, ambos parecen entender la frase de la misma manera pero una vez más, Fischer-Dieskau es más intervencionista con el texto añadiendo un punto de mayor expresividad a la frase. No es que Quasthoff no dé la talla, vaya si la da, pero Fischer-Dieskau está en otra dimensión. 

Cuando llegamos al aria “Ich habe genug” Quasthoff transmite la aceptación ante la muerte con un tono entre melancólico y resignado. Uno de sus momentos más inspirados lo encontramos en “Schlummert ein, ihr matten Augen”, parte central de la cantata y una de las más bellas arias de Bach. Aquí Quasthoff muestra control vocal y equilibrio expresivo además de transmitir placidez, delicadeza y serenidad. Pero una vez más nos quedaremos con la versión de Fischer-Dieskau. El berlinés, que cumple este mes 80 años, nos entrega una lectura auténticamente sublime: comunión con el texto, dominio expresivo del instrumento, derroche de claroscuros e infinidad de matices. En el da capo la concentración es máxima, el abandono absoluto, la llegada de la muerte inevitable y hasta deseada. 

Quasthoff está acompañado por los Berliner Barock Solisten conjunto creado a la sombra de la Filarmónica de Berlín y entre los que se encuentran nombres ilustres como Wolfram Christ, el viola de la época Karajan, o Rainer Kussmaul, primer violín en los años noventa (ambos actualmente fuera de la OFB). Además encontramos a varios miembros actuales de la orquesta, y lo que es más llamativo, a Raphael Alpermann y Bernhard Forck fundador el primero y violín el segundo de la Akademie für Alte Musik Berlin, conjunto historicista de renombre internacional. Estamos, por tanto, ante un ejemplo de lo que se ha venido a llamar la tercera vía: un conjunto que aunque toca con instrumentos modernos (dicho sea de paso la cuerda usa arcos barrocos), adopta criterios historicistas en cuanto a articulación, distribución instrumental, manejo del vibrato y transparencia sonora. El resultado es muy bueno y con instrumentistas de esta categoría no seremos nosotros quienes pongamos reparos. Además, es fácil convencerse. Escúchese a Albrecht Meyer, actual filarmónico, cuyo oboe obligado en “Endlich, endlich wird mein Joch” es de lo mejor que se haya podido escuchar nunca en esta cantata. Igual de persuasivo y gratificante resulta el violín de Rainer Kussmaul en “Welt, ade, ich bin dein müde”, única aria de la BWV 158.

En resumen, sin llegar a superar a otros barítonos que le han precedido, Quasthoff -artista al que hemos elogiado en numerosas ocasiones- convence lo suficiente en Bach para que nadie se sienta defraudado. Recomendación, por tanto, para este disco de ejemplar toma sonora y sólo suficiente documentación, pues, el artículo firmado por Jürgen Otten se centra en dar coba al artista.


REFERENCIAS:

J.S. BACH: Kantaten BWV 56, 158 & 82. Berliner Barock Solisten. RIAS-Kammerchor. Th. Quasthoff, bajo-barítono. R. Kussmaul, violín y dirección. DG 477 5326.
 

Página web: www.deutschegrammophon.com