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Número 64º - Mayo 2.005


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MARIN ALSOP, LA DIRECTORA DE MODA

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.


Oviedo, Auditorio Príncipe Felipe. 16 de mayo de 2005.
Manrique de Lara: Las coéforas. Elgar: Concierto para violonchelo y orquesta (solista: Truls Mork). Holst: Los Planetas. Coro Universitario de Oviedo. Orquesta Sinfónica de Bournemouth. Directora: Marin Alsop.


Entre las mujeres que dirigen orquestas, una actividad que hasta hace poco parecía reservada a los hombres, ha destacado en los últimos años la norteamericana Marin Alsop, actualmente directora titular de la Sinfónica de Bornemouth, y que ha saltado recientemente a una cierta fama por sus grabaciones para el sello Naxos. En esta ocasión se presentaba en Oviedo con su actual orquesta y con un programa casi plenamente británico.

El Concierto de Elgar tuvo como solista a quien pasa por ser uno de sus intérpretes más autorizados en la actualidad, el cellista noruego Truls Mork, poseedor de un sonido elegante, quizá algo áspero para quienes recuerden a los grandes del pasado, pero que ofreció una versión a magnífico nivel. Le secundó la orquesta, que supo mantenerse en segundo plano con un acompañamiento muy elegante y "otoñal", como pide la obra; tal vez podría echarse en falta algo más de lirismo o efusividad, pero en conjunto su actuación fue muy satisfactoria. El cellista ofreció como propina un movimiento de la Suite nº 2 de Britten.

A pesar de la popularidad de la suite de Los Planetas de Holst, no es fácil escucharla en vivo en Asturias, al menos en versiones dignas, y esta de los músicos de Bornemouth al menos garantizaba el "dominio del idioma": todo sonaba a británico, como debe ser, aunque por otra parte en una obra como esta también es donde se acusan más las diferencias entre orquestas buenas pero no de primerísima fila, y las orquestas más grandes. La de Bornemouth, obviamente, pertenece al primer grupo, y de ahí que en pasajes tan difíciles como el comienzo de "Júpiter" fuera evidente el esfuerzo que les costaba, y que no se aprecia en una orquesta de las "primerísimas". Con todo, presenciamos una interpretación muy disfrutable, con toda la carga de espectacularidad que la obra requiere (decibelios en "Marte" no faltaron, desde luego) y siendo capaz también de apianar y de ofrecer momentos líricos en las partes que lo requerían. Alsop demostró su dominio sobre la orquesta, no arredrándose ante el vendaval sonoro que se desplegaba, y mostrando un gesto clarísimo que recuerda mucho a quienes han sido sus maestros, Ozawa y Bernstein. Como propina, la Marcha de El Amor de las tres naranjas de Prokofiev.

Previamente a las obras de Elgar y Holst, el concierto había comenzado con algo más que una curiosidad, el poema sinfónico Las coéforas, del compositor murciano Manuel Manrique de Lara (1863 - 1929), único discípulo de Chapí y que además de compositor en una línea poswagneriana fue general de Infantería de Marina. La obra, de gran calidad y muy grata de escuchar, hubiera podido pasar perfectamente como compuesta por Elgar o Holst.