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Número 61º - Febrero 2.005


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JUVENTUD, DIVINO TESORO... 

Por Rubén Flórez Bande

          

El violinista Renaud Capuçon, poco a poco, va entrando a cortos pero firmes pasos en el mundo concertístico de su instrumento, mientras alterna muy sabiamente este quehacer con el de la música de cámara.

Ahora, después de Dutilleux, le llega el turno al Concierto en mi menor Op.64 de Felix Mendelssohn, de sobra conocido, y al mucho menos interpretado e irregular Concierto en re menor de Robert Schumann. Al violinista francés le acompaña el también joven director (30 años) Daniel Harding y la Mahler Chamber Orchestra (también formada por músicos que no superan la treintena).

Los resultados son bien satisfactorios. El Concierto de Mendelssohn, ya interpretado de mil formas diferentes, y por mil solistas diferentes, nos llega en esta interpretación fresco, vivo, mordaz... Está claro que encontrar hoy en día algo nuevo que nunca se hubiera escuchado es bien difícil, y los intérpretes lo saben. Capuçon nos da una lectura vivaz, muy matizada, casi didáctica, sin "originalidades" ni manierismos, una lectura clara, pero con gran pasión, técnicamente impecable.

La lectura a cargo del director y la orquesta se mueve por los mismos derroteros: frescura, vivacidad, matización. Sobre todo eso, matices: resaltar segundas voces, intercambiar planos, resaltar algunas partes solistas en los "tutti"; al menos se nota que el joven maestro se lo toma a pecho, y no nos da una versión más; eso sí, podría ser discutible alguna sequedad en las frases que requieren algo más de poesía, pero ni con esas se empaña el resultado final. Exquisita la transición del primer al segundo movimiento, y la "alegría" con la que se afronta el último. Enteramente disfrutable.

El Concierto de Schumann, mucho menos conocido que el de Mendelssohn, fue compuesto por el autor alemán en su última época, ya enfermo mental. La obra fue rechazada por Joachim, quien decía que no se podía tocar, y tuvo que esperar hasta el año 1938 para su estreno. Es este un concierto con temas muy íntimos, muy coloristas, pero que contrastan con otros más forzados, como si la música no fluyese. Pocos han sido los que lo han afrontado, por esa irregularidad: uno de ellos Gidon Kremer, que lo ha pateado por medio mundo, y que lo tiene grabado por lo menos dos veces, la primera con Muti (EMI) y la segunda con Harnoncourt (Teldec). La lectura de Kremer no gustará a todo el mundo, ya son bien conocidos su sonido, y su personalidad a la hora de abordar las obras. Por contra, la versión de Capuçon, mucho más "tradicional" pero sin perder frescura, se ciñe a las indicaciones, a pesar su incongruencia, e intenta sacarla adelante, sin perder ese toque fresco antes mencionado. Lo mismo que intenta Harding, con la también forzada orquestación, y lo llevan a cabo con una gran unidad entre ambos. Interpretación interesante para, al menos, conocer la obra.

Dos interpretaciones recomendables, una por poco interpretada y conocida, y la otra por iniciativa, respeto, y "frescor"; claro está, no hace olvidar a los "clásicos", pero que no desmerece nada de los mismos.


REFERENCIAS:

MENDELSSOHN: Concierto para violín en mi menor Op.64
SCHUMANN: Concierto para violín en re menor (1853)
Renaud Capuçon, violín.
Mahler Chamber Orchestra.
Dir: Daniel Harding.
VIRGIN 45663