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Número 59º - Diciembre 2.004


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VUELVE A CASA POR NAVIDAD

Por Ignacio Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.


 

El Oratorio de Navidad de Johann Sebastian Bach está formado por seis cantatas compuestas para ser interpretadas durante los días de Navidad. Cada cantata está construida siguiendo el modelo de una típica cantata de iglesia de Leipzig, es decir, recitativos, arias, coros y corales. Para la elaboración de esta magna obra Bach volvió a varias de sus cantatas profanas, en particular, a las BWV 213 y BWV 214. Bach modificó el texto y con ello el espíritu de la música. Tomemos, por ejemplo, el aria para alto “Ich will dich nicht hören” parodiada como “Bereite dich, Zion”: misma música para las dos arias, pero con muy poco en común. De hecho, todas las arias y coros de Lasst uns sorgen, lasst uns wachen BWV 213 serían reutilizados en la nueva obra coral religiosa sin apenas cambios. 

El Oratorio de Navidad es la celebración del nacimiento y adoración del Niño Jesús, con un componente narrativo lo cual justifica su denominación de “oratorio” frente al de “cantata”. Combina alegría y optimismo con ternura y dulzura. Una buena muestra de la primera sería el jubiloso coro que abre la obra “Jauchzet, frohlocket, auf, preiset die Tage”, quizás el coro más famoso de Bach y que, con trompetas y timbales, es capaz de resucitar a un muerto en sus primeros acordes. Igual ocurre con “Herrscher des Himmels”, jubiloso coro que abre y cierra la tercera cantata. Ternura y dulzura, así como estática contemplación, encontramos en la única pieza instrumental de la partitura, la “Sinfonia”, que inicia la segunda cantata. Aquí parece detenerse el tiempo mediante una melodía dulce y ensoñadora en la cuerda y las maderas, que representa el ideal de paz y sosiego navideños. En esta categoría entraría, sin duda, el aria para alto “Schlafe, mein Liebster, geniesse der Ruh”, una nana sin parangón al Niño Jesús. 

Con esta es la cuarta vez que se edita la versión de René Jacobs con la Akademie für Alte Musik Berlin y el RIAS-Kammerchor, publicada originalmente en 1997. El René Jacobs director, siempre seducido por la ópera, no ha visitado con mucha frecuencia el corpus coral de Bach salvo alguna grabación de cantatas profanas. De ahí que su grabación del Oratorio de Navidad cobre una importancia especial por ser la única gran obra coral de Bach por él registrada hasta la fecha. 

Su interés por la ópera y por los recursos típicamente operísticos hace que se enfrente ante esta obra religioso-narrativa con un sentido del drama mucho mayor que otros directores lo cual queda patente en su a veces caprichoso manejo del tempo: ora lento, ora rápido, como ocurre con “Ehre sei dir, Gott, gesungen” que le dura cuarenta segundos menos que a la mayoría de directores (a excepción de Gardiner, claro). No ocurre así en los corales que son mucho más lentos de lo esperado. De hecho, su tratamiento de los corales, donde casi siempre hace un largo ritardando al final, le entronca con batutas del pasado. Jacobs también juega con el tempo en algunas de las arias para profundizar en el momento musical como ocurre en “Schlafe, mein Liebster”. Libertades que pueden no gustar a los más ortodoxos pero que a nosotros nos han parecido correctas y bien traídas. 

Y si la lentitud destaca en los corales, más destaca aún cuando llegamos a la “Sinfonia”: su versión de esta bella música es la más lenta de las cinco que hemos escuchado. Le dura casi tres minutos más que a Gardiner, dos minutos más que a Koopman y treinta segundos más que a Karl Richter. Casi nos atreveríamos a decir que es la más lenta de la historia, pero no por ello pierde en belleza, pues, nos permite disfrutar de cada frase de manera especial aunque Koopman o Gardiner ofrezcan versiones más canónicas. Otro elemento típicamente operístico es el interés de Jacobs por la ornamentación, que se deja apreciar tanto en la orquesta como en los solistas vocales, eso sí, con discreción. Otra libertad que se toma Jacobs es el uso de varios instrumentos para el continuo, en especial, el prominente laúd en recitativos y arias interpretado por Konrad Junghänel. 

En conjunto, la versión de Jacobs es enérgica, tensa y muy dramática. Por ejemplo, nadie como Jacobs para transmitir y contagiar la alegría y júbilo del coro inicial con un timbalista en estado de gracia. Pero al mismo tiempo la concepción de algunas arias es meditada y reflexiva. En realidad, su lectura es muy germánica y muy alejada de, por ejemplo, un Gardiner quien parece querer escapar de cualquier atisbo de profundidad. Nada negativo en sí pues, de hecho, su versión es una de las mejores a pesar de alguna irritante elección de tempo. Jacobs también ofrece alguna que otra originalidad como la adopción de una voz por parte en el inicio del coro “Herrscher des Himmels” para luego hacer entrar al coro. Detalle de gran efecto, que nos hace escuchar este famoso coro como nunca antes.

El cuarteto vocal es enteramente alemán: Dorothea Röschmann, Andreas Scholl, Werner Güra y Klaus Häger. Se nota que a Jacobs no le van las vocecillas porque ha reunido un plantel de voces con mucha personalidad y en general bien equilibrado. Todos están a gran nivel aunque de entrada diremos que no es el cuarteto ideal y es que, en realidad, ninguno lo es. Dorothea Röschmann es una voz de raza, carnosa y expresiva. Dicho de otro modo, no tiene el grado de pureza y ternura que se espera en versiones historicistas, pero la realidad es que su contribución mejora las de, por ejemplo, Schlick o Argenta. Como siempre, Andreas Scholl es frío como el hielo pero al mismo tiempo su clase, su inmaculada línea de canto y su total control sobre su instrumento le convierten en uno de los verdaderos atractivos de la grabación. Personalmente, preferiremos a von Otter en, por ejemplo, “Schlafe, mein Liebster” pero Scholl ofrece una alternativa de categoría a von Otter (sin olvidar la sensacional lectura de Michael Chance para Herreweghe).

Werner Güra es un tenor bachiano que muestra estilo y una voz ligera como el viento. Su aportación como evangelista es extraordinaria. En las arias la cosa cambia un tanto y es que la competencia es muy dura: Christoph Prégardien, por ejemplo, resulta preferible. Por su parte, Klaus Häger posee una potente voz de bajo, muestra agilidad y se conjunta bien en el famoso dúo con Röschmann pero, como pasaba con el tenor, tanto Olaf Bär, Peter Kooy y Klaus Mertens son, a nuestro juicio, superiores. 

Tanto la orquesta como el coro están al nivel de los mejores y la toma de sonido es simplemente espectacular, probablemente, la mejor de todas. René Jacobs es un director con mucho talento y sobrada experiencia, poco convencional, y que siempre tiene algo nuevo que aportar. Esta grabación, con ya casi ocho años a sus espaldas, nos lo recuerda una vez más. 

Estamos ante una de las grandes versiones de la obra y por ello nadie que se haga con ella se sentirá defraudado. Pero habría que hacerse, al menos, con varias de las mencionadas más arriba para completar el lienzo interpretativo de la obra navideña por excelencia, y una de las partituras más famosas de Bach.

En esta reedición de lujo, en forma de libro de tamaño CD, se presentan varios artículos -incluida una introducción a la presente edición-, además de biografías y texto completo de la obra en los idiomas de siempre. El libro está profusamente ilustrado con retratos, reproducciones de pinturas de época y fotografías diversas. Un considerable trabajo editorial que se presenta a todos los aficionados a precio medio. 


REFERENCIAS:

BACH, J. S. : Weihnachtsoratorium BWV 243. Dorothea Röschmann, soprano. Andreas Scholl, contratenor. Werner Güra, tenor. Klaus Häger, bajo. RIAS-Kammerchor. Akademie für alte Musik Berlin. René Jacobs, director. HARMONIA MUNDI HMX 2901630.31.

Página web: www.harmoniamundi.com