Revista mensual de publicación en Internet
Número 51º - Abril 2.004


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EL SCHUMANN DE PLETNEV 

Por Rubén Flórez Bande

          

La primera vez que vi a Mikhail Pletnev como pianista fue el 4 de febrero de 1999, gracias a las Jornadas de Piano de Oviedo, cuando aún se celebraban en el Teatro Campoamor. En aquel recital, en el que yo descubría a este músico -como director ya había escuchado alguna grabación suya- interpretaba obras de J.S.Bach, Mendelssohn y Grieg, en la primera parte, y en la segunda interpretaba íntegros los Estudios Sinfónicos Op.13 de Robert Schumann. Recuerdo que había sido un concierto interesante, en especial estos Estudios, que si bien en algún pasaje Pletnev se comportaba de forma basta e irregular, en los momentos más "íntimos" o "melódicos" consguía momentos bastante brillantes. Bien, pues le ha llegado el turno de grabar esta obra, junto con otras del compositor alemán.

La actual concepción de Pletnev difiere en bastante con la del recital mencionado. El pianista ha convertido o transformado su piano en un instrumento mucho más "dramático" de lo habitual, sacrificando en parte su color, que tampoco era una de sus características más destacadas, pero que poseía, y alardeando de un dominio técnico algo discutible, por los resultados conseguidos. Estos Estudios (íntegros) a la escucha, resultan muy personales, quizás demasiado. La obra, si bien carece de cierta unidad, Pletnev intenta dársela como de un todo, y no de estudios individuales, aunque haya sufrido muchas añadiduras de partes compuestas antes y después (ediciones de 1837, 1852 y la póstuma de 1873). Pues bien, pese a estos problemas técnico-cronológicos, Pletnev se tira a la piscina.

El pianista juega a los extremismos, rubateando en exceso, retardando también en exceso, consiguiendo con ello no toda la fluidez que sería deseable, apiana en ciertos pasajes, como si necesitara respirar, no abusa de contundencias, incluso en ocasiones suena algo "impresionista", el virtuosismo no es gratuito, pero sí cuidado... Con estos "efectismos" como los calificarían algunos, para mí características propias, erróneas o no, Pletnev consigue, eso sí, darles vida, como una obra unitaria. Versión, claro, no para todos los gustos.

La Fantasía en Do mayor Op.17 que también se incluye en este disco, no necesita ese juego dramático y aquí todo fluye con más naturalidad, el discurso no es forzado, si buen vuelve a pecar de jugar al exceso de "rallentando", o de realizar unos silencios excesivamente prolongados. En ciertos pasajes la mano izquierda se muestra algo percutiva, como al final del segundo movimiento, que desagradan en parte, pero que no emborronan el resultado final.

Estas dos obras tienen, por supuesto, traductores preferibles: en los Estudios estaría el gran Arrau, que hace de cada uno una obra diferente, nueva; y el apolíneo-clasicista Pollini, que desentraña todos los juegos melódicos y técnicos. En cuanto a la Fantasía pues serían también preferibles Arrau, Pollini, el entregado y visceral Richter, o el enérgico Horowitz. Aun así estas versiones, tienen su interés por su personalidad aunque, claro, no todos compartirán sus métodos.

El disco se completa con los "Albumbläter" I-V de los Bunte Blätter Op.99 y la Arabeske Op.18, no muy dentro del estilo romántico, pero con grandes dosis de impresionismo. Los resultados, otra vez, no serán del agrado de todos. Aunque uno escuchando esto recuerda al rey de las Arabescas, Debussy.



REFERENCIAS:

SCHUMANN: Estudios Sinfónicos Op.13, Fantasía en Do mayor Op.17, Bunte Blätter Op.99: Albumblätter I_V, Arabeske Op.18.
Piano: Mikhail Pletnev
DG 474 813-2