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Número 51º - Abril 2.004


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BACH POR CANTUS CÖLLN

Por Ignacio Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.


La Misa en Si menor de Bach fue elaborada a lo largo de varias décadas sin llegar a interpretarse por completo en vida del compositor. El “Sanctus” procede de una cantata escrita en 1724. “Kyrie” y “Gloria” fueron compuestos en 1733 para solicitar un nombramiento que reforzara su posición en Leipzig: compositor de la Corte de Dresde. No sabemos exactamente cuando Bach decidió completar la Misa ni la razón concreta que le llevó a ello pero el caso es que durante 1748 y 1749, el último tramo de su vida, aumentó la partitura con el Credo, que Bach denominó “Symbolum Nicenum” según la tradición luterana, y añadió el “Osanna”, “Benedictus”, “Agnus Dei” y “Dona nobis pacem” con música mayormente adaptada de obras anteriores. Por ejemplo, el famoso “Agnus Dei” es una parodia de una de las arias del Oratorio de la Ascensión (Cantata nº 11). Muchos estudiosos están de acuerdo en que la Misa en Si menor viene a ser el testamento coral de Bach -el equivalente vocal de El Arte de la Fuga- de ahí su importancia en el catálogo del compositor de Eisenach.

La nueva versión de Cantus Cölln, al frente del cual está el laudista alemán convertido en director Konrad Junghänel, sigue el polémico presupuesto interpretativo de una voz por parte que iniciara Joshua Rifkin con esta obra*. Hay que tener en cuenta que una versión con tan pocos efectivos ha de sonar necesariamente a otra cosa. A veces las diferencias conceptuales e interpretativas son tan grandes que parece que estamos ante un motete en lugar de ante la “Gran Misa Católica” de Bach. Ciertamente en esta lectura desaparece la grandiosidad, nada negativo per se, pero con ella se va también algo de la grandeza de la pieza. Muchas veces el énfasis no está en la línea coral sino en la instrumental lo cual resulta, como mínimo, interesante.  En conjunto, la lectura de Junghänel, que adopta tempi rápidos, está desprovista de espiritualidad y resulta algo desangelada. Siempre se ha dicho que este tipo de lecturas favorecen la claridad y transparencia de líneas. Correcto sólo en parte pues algunos coros aquí suenan algo emborronados como el “Gratia agimus” o el “Et resurrexit”. 

El equipo solista de voces jóvenes y frescas mantiene un nivel medio aceptable a pesar de que se observa cierto distanciamiento emocional. En cualquier caso, las arias son lo mejor de esta versión con un acompañamiento instrumental bien ejecutado y un continuo bien definido. En los movimientos corales es donde se deben plantear las mayores reservas por la combinación de tempi rápidos, mínimos efectivos y voces no del todo bien empastadas con lo que se resiente el equilibrio vocal. Sin embargo, también aquí hay de todo: desde el raquítico “Cum Sancto Espirito” o el liviano “Sanctus” hasta otros de mejor factura como el festivo “Osanna in excelsis” a ocho o el “Et Incarnatus est”, última pieza coral original compuesta por Bach, que responde mejor al enfoque minimalista de Cantus Cölln. Serenidad e intimismo no parecen ser suficientes para sacar adelante una partitura de las dimensiones expresivas de la Misa en Si menor que aquí nos sabe a poco. 

A la hora de recomendar otras versiones que sigan las teorías de Rifkin no dudaremos en decantarnos por la de Andrew Parrott (Virgin, 1985) con un elenco vocal más centrado y una respuesta orquestal sensacional, mención especial para el conmovedor oboe de David Reichenberg. Si el uso de instrumentos originales es prioritario, nuestra elección será la brillante versión de John Eliot Gardiner (Archiv, 1985) con un coro sensacional y unos solistas vocales que sin ser un dechado de expresividad resultan más que suficientes. Aquellos que no hacen ascos a versiones anteriores en el tiempo no habrán de dudar en elegir la de Karl Richter (Archiv, 1961) que, salvo algún que otro desequilibrio instrumental, supone una experiencia de las que dejan huella en el oyente. 

Más allá de teorías y presupuestos se podría defender una versión desprovista de espiritualidad que atienda a los aspectos estrictamente musicales pero no una lectura que también renuncie a excitar, conmover y maravillar al oyente. La nueva de Konrad Junghänel posee, sin embargo, el valor de quien se adentra por un camino poco transitado y se encuentra con sorpresas inesperadas.
 

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*Con motivo del comentario de la Pasión según San Mateo de Paul McCreesh (Archiv, 2003) explicamos sucintamente la teoría de Joshua Rifkin (Filomúsica, Mayo 2003). Quien desee profundizar en el conocimiento de esta vertiente interpretativa sólo tiene que leer el libro The Essential Bach Choir (The Boydell Press, 2000) donde Andrew Parrott describe con detalle estas teorías.

** En esta grabación originalmente hecha para EMI Andrew Parrott contó con algunas voces del Tölzer Knabenchor como la de Panito Iconomou quien canta las partes solistas de alto. Diez años después Robert King elegiría de nuevo este conocido coro alemán para su grabación de la Misa (Hyperion, 1997). En esta ocasión los niños cantan todas las arias de soprano y alto.

 

REFERENCIAS:

J. S. BACH: Misa en Si menor, BWV 232. Cantus Cölln. Konrad Junghänel, director. HMC 901813.14. 2 CDs.
 

Página web: www.harmoniamundi.com