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Número 50º - Marzo 2.004


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EL ÚLTIMO SAMURAI

Por Pablo Nieto Jiménez.   

A principios del año pasado, en una entrevista concedida por Hans Zimmer a la página web de Apple Computers, hablaba de sus futuros proyectos. De que acaba de terminar la grabación de Lágrimas del Sol, de que en breve se pondría a trabajar junto a Ridley Scott en Matchstick Men, y que el verano lo iba a dedicar a trabajar en El último samurai, o como el mismo lo definió: “Gladiator en Japón”.

Con esta declaración de intenciones Zimmer no sólo nos daba una pista de cual era la orientación de la película, sino que además, indicaba que ese era su gran proyecto para este año. Un reto musical a la altura de Gladiator. Una nueva oportunidad de seguir ganándose el reconocimiento de los sectores más críticos (e injustos) con su obra. La lucha por ganar su segundo Óscar... ese que ya se le resistió con La Delgada Línea Roja, El Príncipe de Egipto o Gladiator.

El último Samurai, es sobretodo, un score emocional. La música se centra más en el aspecto espiritual de los personajes... en sus sentimientos. No se trata de subrayar emociones, sino de expresarlos... y eso a Zimmer se la da a las mil maravillas. Una vez dejada clara la intención del compositor, es necesario mencionar sus armas.

En primer lugar, es precios destacar la armonía. Etérea, contenida, con las cuerdas modulando su intensidad, acompañadas en ocasiones por instrumentación típica japonesa... como kotos, shakuhachi, distintos tipos de flautas de bambú o los Taiko Drums. Sin embargo, su función no es meramente ambiental. Hay numerosos momentos dentro de la partitura, en los que Hans les atribuye el desarrollo melódico o de alguno de los temas principales. Destaca sobretodo la cuidada utilización del koto (instrumento de 13 cuerdas muy similar a la citara), omnipresente en todo el score, y muy especialmente de los taiko drums. Estos tambores, han sido utilizados en Japón desde el Siglo V, con diferentes finalidades: religiosos, culturales o militares. Sin lugar a duda, han sido la gran obsesión de Zimmer desde el día que empezó a escribir la música. Buscaba no sólo utilizar su indudable poder percusivo sino también potenciar su sonoridad natural. Para ello, trabajó durante varios meses, analizando hasta 10.000 taiko drums, hasta que, finalmente, mediante mezclas electrónicas del sonido original llegó a su objetivo: sintetizar sin desnaturalizar. Así, nos encontramos con fragmentos en los que pueden estar sonando al mismo tiempo cientos de ellos, pero su escucha lejos de ser irregular y saturada es uniforme y compacta.

Temáticamente, todo gira alrededor del personaje de Tom Cruise, el Capitán Natham Algrem. Un hombre psicológicamente hundido después de las guerras contra los indios, y que viaja a Japón desesperanzado de la vida... para encontrar allí su redención como ser humano, y como guerrero. El tono lírico, melancólico, y a veces deprimente de la partitura es fiel reflejo de su alma perdida. Es por eso, que los temas principales del score sobresalgan con tanta claridad.

El primero de ellos, es el que llamaremos tema de Algrem. Heroico y solemne. Con el Zimmer nos habla del valiente soldado que una vez fue... y que de nuevo ha vuelto. Con este tema el pasado se hace presente. Por otro lado, tenemos el tema del Samurai... asociado también a la persona de Cruise. Es una hermosa melodía, identificada con la idea de la redención buscada y encontrada por Algrem en tierras japonesas. Será presentado gradualmente, según este vaya asimilando las lecciones del código Bushido... las que le enseña Katsumoto, y las que por omisión aprende de Kata.

Katsumoto, el ejemplar líder de los samurai, también tiene su propio motivo musical. Un tema, que resume en tres líneas melódicas que se unen para conformar una idea única, las características principales del guerrero. No podemos concluir, sin recordar aquellas partes del score en el que el tema de Katsumoto y el del Samurai aparecen desarrollados conjuntamente, como una continuación uno del otro.

Hemos de hablar, ya por último, del tema de Kata. El amor prohibido del Capitán Algrem. Una hermosa melodía en la mejor tradición del Tigre y Dragón de Tan Dun, en cuanto al uso de los cellos, será la puerta que nos abra Zimmer para tratar de entrar en el, en principio, hermético corazón de Kata. Su marido murió en el campo de batalla, y en Algrem ve la reencarnación de su amor por él... aunque esto es algo inviable según el código Bushido. Y sobretodo, algo a lo que se opone su hermano, Katsumoto.

El último Samurai, tiene ‘obras de referencia’, algunos de los mejores y más relevantes trabajos de Zimmer de los últimos años. La influencia, en primer lugar, de La Delgada Línea Roja en esta partitura es evidente. Especialmente en cuanto al uso de las cuerdas y el tono elegiaco del conjunto. La ambientación étnica de Más Allá de Rangún, los adagios de cuerdas y cierta orquestación de música japonesa de Pearl Harbor o el Gladiator´s Waltz, son también tomados como referencia de este score. Todas estas fuentes están ahí, pero más que un recurso son una consecuencia del propio estilo de Zimmer. Un estilo musical perfectamente definido, con una línea melódica fácilmente reconocible y con utilización muy característica de la orquesta, especialmente en lo que se refiere al uso de cuerdas y metales, que delatan a su autor.

El tiempo dirá sí El último Samurai es o no una obra digna de ser recordada. Lo único que está claro, es que su acogida no ha podido ser más espectacular. Hasta los críticos más duros con el compositor alemán se han rendido a la evidencia, y sobretodo a la belleza de este score. Un trabajo profundo, elegante y maduro. Indispensable.

ANÁLISIS TEMA A TEMA

1.A Way of Life (8:03)

La cuerdas suenan serenas, tranquilas. Las flautas de bambú avisan del nuevo amanecer. Es entonces cuando aparece el tema del samurai (o la redención buscada y encontrada por Natham Algrem a través del Bushido); hipnótico, contenido, un mero apunte de en lo que luego se convertirá. Como el viento, la música viene y va, mostrando su rica textura armónica. Parece que no avanza pero ahí tenemos un nuevo tema, el de Kata. Un motivo que irradia belleza de cada una de sus notas, apasionadamente interpretado por el cello, mientras las cuerdas y el koto actúan de contrapunto. Destaca pero no sobresale.

Hasta el momento impera la paz, la espiritualidad que emana del orden de las cosas... aunque todo orden tiende a romperse. El crescendo de cuerdas y metales así lo anticipan. Hay un nuevo elemento en la cadena, que en principio viene a cambiar las cosas: es el tema de Algrem. Heroico, profundo e intenso. De melodía clara y presencia imponente. Occidente en Oriente. Un tema que en su momento álgido, asume su conexión con la tierra extranjera que lo acoge, el desgarrador lamento del shakuhachi así lo indica.

2.Spectres in the Fog (4:07)

Tres líneas melódicas en continúa progresión que confluyen en una única idea, en un único tema: el de Katsumoto (asociado también al grupo de Samuráis que el mismo lidera). Primero los kotos, omnipresentes repitiendo con su exótico timbre una melodía hábilmente tejida (Inteligencia), luego los Taiko Drums amenazantes y poderosos (Fiereza), y seguidamente la orquesta con las cuerdas en primer lugar en continua evolución subiendo los escalones de la intensidad (Honor).

El shakuhachi nos llevará a un nuevo terreno, el de lo desconocido. La música adopta un cariz cuasi-místico, disonante, anticipatorio de algo que va a ocurrir. A base de “golpes” de taiko drum y sonoridades cacofónicas, nos introducimos en plena batalla. Los metales describen la violencia del enfrentamiento, su brutalidad se ve reflejada por los arreglos de sintetizador. Un sublime crescendo, con el tema de Algrem parece decantar la lucha hacia uno de los dos lados... y de ahí hasta el final de la batalla sólo hay que esperar el “Gong” con el que termina el corte.

3.Taken (3:35)

La contención de la música vuelve a hacer acto de presencia. El clima es de preocupación, así lo revela el tono grave de las cuerdas. Es el momento de tomar decisiones. La música se agita, vuelve a aparecer esa mágica y progresiva melodía de koto, taiko drums y orquesta, aunque en esta ocasión con muya mayor fuerza... pero también desesperación que antes. Es el tema de Katsumoto en estado puro.

4.A Hard Teacher (5:44)

El corte comienza con una larga y contemplativa melodía, presentada por medio de arpa y arropada por el uso contenido de las cuerdas con puntuales apariciones del tema de amor. Otra melodía tomará el relevo. Esta mucho más cálida, desarrollada por flauta, koto y de nuevo las cuerdas... magnífico preludio, al tema del Samurai. Ya presentado en el primer corte, pero aquí tiene un mayor desarrollo, en un tono netamente intimista.

5.To Know My Enemy (4:48)

Aunque el corte mantiene la línea de contención del anterior, aquí la música destaca por su mayor dramatismo. Las cuerdas, sin sobresalir demasiado, apuntan un pequeño adagio, perfectamente integrado con el lamento en forma de voz de mujer que escuchamos a lo lejos.

Los taiko drums y el shakuhachi interrumpen el ambiente de ensoñación creado por la música. Primero avisan y luego golpean, mediante una fusión de ritmo y sincronización en sus intervenciones sencillamente magistral.

El tema de Katsumoto hace acto de aparición a modo de lamento que va in crescendo... hasta convertirse en un doloroso adagio de cuerdas que gana en fuerza e intensidad según va siendo arropado de forma progresiva por el resto de la orquesta. Dentro de la cual tienen un destaco papel los metales.

6.Idyll's End (6:40)

De nuevo paz y recogimiento. Las cuerdas intercalándose con los kotos retoman la atmósfera reflexiva y contenida predominante en esta partitura. Aparece el tema de Katsumoto, esta vez presentado por medio de flauta, que seguidamente dará paso a las cuerdas. Un interludio, antes de la nueva agitación temática, con el tema de Katsumoto en su versión original, esto es las tres líneas melódicas en progresiva interacción, aunque esta vez con la novedad de su épica fusión con el tema del Samurai, presentado de forma heroica con los metales y en perfectamente fusión con el otro. Dos Samuráis unidos en espíritu. Un momento musical impagable. El tema de katsumoto ha estado siempre ahí desde el principio, el único que ha ido cambiando y acoplándose a los cambios ha sido el de El Último Samurai... Natham Algrem. Ambos tema se complementan, pues ambos se necesitan. Tienen suficiente entidad propia, como ha quedado demostrado, para integrarse en el score por separado pero cuando realmente son perfectos es cuando se unen. Metafóricamente ni que decir tiene, que Hans Zimmer, está haciendo referencia a la relación entre Katsumoto y Algrem.

7.Safe Passage (4:56)

Ahora le toca el turno al tema de Algrem, que aparece lenta y progresivamente. Primero los cellos y posteriormente el resto del manto orquestal se encargan de su desarrollo junto a los taiko drums y el shakuhachi. Suena noble y heroico, pero más por su propia naturaleza que por el efecto buscado, ya que estamos ante su versión más dramática de todo el score.

Sin cambiar la base armónica inicial, aparece brevemente apuntado el tema de Kata, al que seguirá una versión intimista de la melodía central del tema de Katsumoto que irá in crescendo hasta convertirse en una bella elegía de cuerdas. El corte finaliza con la inclusión del motivo de kotos que conforma ese tripartito melódico del tema de Katsumoto.

8.Ronin (1:53)

El inicio contenido y dramático de las cuerdas, es roto por la violenta irrupción de los taiko drums. Difícil determinar cuantos, aunque por su poderío podríamos estar hablando de cientos de ellos... perfectamente sincronizados. Una vez que su avance es inevitable, la orquesta se unirá a ellos, mediante un tema de corte marcial, que no hace sino incrementar la intensidad de la música.

9.Red Warrior (3:56)

Hay una calma tensa, estamos ante los prolegómenos de la gran batalla. El mismo tema marcial del corte anterior, presentado en un tono más grave por medio de los cellos, describe los prolegómenos... hasta que aparece en un grandioso crescendo el tema de Katsumoto que nos introduce en el fragor de labatalla. El tema es arropado por los gritos de guerra Samurai o “Kiaki”, prodigiosamente sincronizados a nivel rítmico, armónico y melódico con el resto de la música. Son unos momentos musicales absolutamente inolvidables. Únicos en la historia de la música de cine en cuanto a innovación y fuerza, que alcanza su climax con la introducción de el tema de El Samurai.

Justo después de esta antológico primer round, comienza el segundo. El ritmo se acelera, y Zimmer nos regala uno de esos de acción típicos dentro de su obra. La música se desboca en un descenso vertiginoso, de rápidos crescendos oquestales y trabajada base percusiva, que nos llevará a una nueva y emocionante introducción del tema de Algrem antes del brusco final.

10.The Way of the Sword (7:59)

Unido musicalmente al corte anterior, The Way of the Sword es otra pieza maestra dentro de este fantástico universo sonoro. De inicio solemne y contenido con ciertas referencias al tema de Algrem, pronto rompe en un desesperado e intenso tema de acción, que tiene como protagonista al tema de Katsumoto y sobretodo a los taiko drums, encargados de marcar el ritmo de los cambios orquestales y de las diferentes variaciones melódicas.

Este impactante inicio se ve bruscamente interrumpido. Comienza el adagio del tema de Katsumoto, con las cuerdas apoyadas, por un dramático e intenso contrapunto orquestal en la mejor tradición del Journey to the Line, en continuo crescendo dramático. Es dolor en estado puro interpretado apasionadamente con una fuerza absolutamente desgarradora. La música suena a tragedia desmedida.

Al adagio le seguirá una hermosa elegía emotiva y evocadora. Espaciada en el fraseo y contenida en el desarrollo melódico, que nos introducirá en el siguiente corte.

11.A Small Measure of Peace (7:59)

De nuevo el tema de Katsumoto vuelve a ser el protagonista en el comienzo. Otra vez contenido y sereno, interpretado sólo por medio de cuerdas, a medio camino entre el adagio y la elegía, pero igualmente hermoso. Le seguirá el tema de El Samurai también presentado de forma reposada, con los cellos asumiendo el protagonismo en su desarrollo. Tras un abrupto, pero al mismo tiempo contenido crescendo con los taiko drums, vuelve a hacer acto de aparición el tema de Katsumoto como al principio del corte, con una presentación idéntica. El hermoso tema de Kata, es una vez más interpretado apasionadamente por los cellos, llevándonos lentamente hacía el final... un pequeño momento de paz.