Revista mensual de publicación en Internet
Número 50º - Marzo 2.004


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DE LO EXQUISITO 

Por Bardolfo.

Jerez de la Frontera. Teatro Villamarta.

13 de Marzo. Recital de Cristina Gallardo-Domás, soprano. Guastavino: La rosa y el sauce. Falla: Canción del fuego fatuo (El amor brujo). Nin: El paño murciano, Granadina. Granados: Tonadillas (selección). Montsalvatge: Cinco canciones negras. Puccini: In quelle trine morbide (Manon Lescaut), O mio babbino caro (Gianni Schicchi), Un bel di vedremo (Madama Butterfly). Verdi: Lunge de lei (La Traviata). Cilea: Io son l'umile ancella (Adriana Lecouvreur). Catalani: Ebben, ne andrò lontana (La Wally). Massenet: N'est ce plus ma main (Manon). Gounod: Ah, je ris de me voir si belle (Fausto).Verdi: Libiamo ne lieti calici (La Traviata) Artistas invitados: Ismael Jordi, tenor, Coro del Teatro Villamarta. Piano: Juan Francisco Parra. Aforo: casi lleno.

Ismael Jordi y Cristina Gallardo-Domás

        si ustedes entran en la página web de la soprano chilena Cristina Gallardo-Domás encontrarán , tras el precioso diseño de la misma y los contenidos habituales (calendario, fotos, etc...), una sección en la que la artista, a modo de diario, cuenta a sus seguidores detalles de su vida personal, descubriéndonos su lado más humano para así alejarse de la idea que habitualmente se tiene de la diva operística: la mujer caprichosa, inalcanzable y de espaldas a la vida que solemos llamar corriente. Casada recientemente con un abogado de Jerez de la Frontera, la soprano ha iniciado con el recital que hoy comentamos un vínculo con el Teatro Villamarta que se promete fuerte, y al que no es ajeno tampoco la excelente labor de sus responsables que, a diferencia de los directivos de otros coliseos andaluces de más renombre, se hallan metidos en harina en lo que a materia musical y vocal se refiere. Y eso que la administraciones, sean del signo político que sean, siguen ignorando olímpicamente al teatro jerezano, por lo que es de agradecer la iniciativa de Cristina Gallardo-Domás para la siguiente temporada, en la que ofrecerá un nuevo recital esta vez a beneficio del propio teatro. Todo un gesto que la enaltece como persona.

        Pero vayamos al recital, cuya celebración estuvo en el aire a causa de los atentados ocurridos el jueves anterior en Madrid. Dedicado a las víctimas de tal barbarie, y tras un respetuoso minuto de silencio, se dividió en dos partes bien diferenciadas, dedicadas a la canción y a la ópera, con lo que se compuso un retrato muy completo del arte de la protagonista. En un momento muy especial para ella (con un avanzadísimo estado de gestación), Gallardo-Domás posee un instrumento de amplia tesitura, de timbre bello aunque no siempre homogéneo (especialmente en los graves) y con un agudo de excelente proyección. Sensible y atenta al texto, que dice con facilidad, en la primera parte pudimos escuchar piezas de origen sudamericano (La rosa y el sauce de Guastavino) y español, tanto en su faceta más popular (El paño murciano y la Granadina de Nin) como más elegante (una serie de Tonadillas de Enrique Granados donde destacó por su gracejo), así como la sabia mescolanza de ambos mundos musicales que son las hermosas Cinco canciones negras de Montsalvatge, de las que realizó una recreación portentosa tanto en intención como en ejecución. Quizás menos acertada en la Canción del fuego fatuo de Falla, algo falta del desgarro que pide la partitura, esta espléndida primera parte hacía sospechar que la velada iba a resultar triunfal.

            Y lo fue. El verismo italiano conformó el repertorio de arias de la segunda mitad del recital, un territorio donde los suaves filados y brillantes agudos no resultaban traba alguna para la soprano. Pero el verismo no es nada si no se establece una implicación del intérprete con el personaje, lo que lleva a arrastrar al público a los sentimientos del mismo. En esto Gallardo-Domás es imbatible: la evocación del pasado amor de Manon Lescaut (papel aún no abordado escénicamente, pero resuelto a la perfección), la humilde súplica de Lauretta en Gianni Schicchi y, sobre todo, la desolación de La Wally y la esperanza teñida de amor de Cio-Cio-San en una escalofriante Madama Butterfly tienen una perfecta traductora en la artista chilena, que puede codearse con las grandes intérpretes del pasado, de Tebaldi a Freni, de Scotto a Caballé, de Kabaivanska a Varady. La elegancia de la Adriana Lecouvreur de Cilea fue otro momento mágico de la noche, como las dos incursiones en el mundo musical francés, el vals de las joyas de Fausto de Gounod, donde demostró su dominio de las agilidades pese a encontrarse ya en el momento de las propinas, es decir, al final de un recital muy largo, y, anteriormente a esto, la escena de San Sulpice de la Manon de Massenet, en la que recreó una protagonista de seducción a medias cándida, a medias perversa, con un sonido envolvente y cálido frente al que era imposible que Des Grieux (y el público) se resistiera.

            ¡Y qué Des Grieux! Ismael Jordi, que había interpretado en solitario el aria de Alfredo en La Traviata de Verdi con absoluta naturalidad y un hermoso sonido, aunque en un estilo algo alejado del compositor de Busetto (laguna que seguro quedará atrás cuando debute el papel precisamente en el Villamarta y con Gallardo-Domás la próxima temporada), demostró que el repertorio francés puede en un futuro cercano convertirse en el centro de su carrera: musicalidad a raudales, dicción impoluta, fraseo cuidado y elegante, interpretación sensible y contenida, todos los requisitos del difícil mundo musical del país vecino hallan en el joven tenor jerezano a un perfecto traductor. Atrás quedaba la descuadrada interpretación que Ángeles Blancas y Juan Lomba ofrecían el mes pasado en el mismo escenario: esto es otro nivel.

            No tuvo su mejor noche el Coro del Teatro Villamarta en su participación, a modo de coda festiva, en el celebérrimo brindis de La Traviata que cerró la velada, y cuya inclusión quedaba algo chirriante tras la dedicatoria y el minuto de silencio inicial. La labor del pianista acompañante fue muy discreta, con cierta tendencia a los tempos rápidos. El público disfrutó de lo lindo, y se deshizo en aplausos y bravos para los artistas. Ahora sólo queda esperar a que Violetta conozca a Alfredo (y quizás en un futuro, a que Des Grieux se prende de Manon).

 

            Página web de Cristina Gallardo-Domás: www.gallardo-domas.com

              Página web de Ismael Jordi: www.ismaeljordi.net

            Página web del Teatro Villamarta: www.villamarta.com