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Número 49º - Febrero 2.004


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MÚSICA Y RUIDO ¿DOS MUNDOS IRRECONCILIABLES?

Por Ernesto Oviedo Armentia. Diplomado en Educ. Musical (Soria, España). 

“La música es el más bello de los ruidos... pero ruido al fin.”
Napoleón Bonaparte.

            Escribir sobre qué es música y qué es ruido puede resultar un tema un tanto tópico y quizás hasta manoseado despendiendo de la perspectiva social desde la que se trate el tema. Para dar comienzo a esta disertación vamos a fijar como punto de referencia lo que habitualmente se entiende por el concepto de música y el concepto de ruido.

¿QUÉ ENTENDEMOS POR MÚSICA?

            El concepto de música es difícil de exponer ya que la música es una obra de arte que se desarrolla en el tiempo y como tal, no queda ninguna constancia física, no es por ejemplo como otras artes que se desarrollan en el espacio (pintura, escultura, arquitectura, etc.) que son más tangibles a la hora de poder realizar una crítica más objetiva. También habría que analizar qué es el hecho sonoro no sólo desde el marco de la música occidental, sino también desde otras culturas distintas de la nuestra.

            El definir la música nos implica situarnos dentro de un paradigma que nos permita asumir y comprender otras realidades. Así aunque parezca sencilla la respuesta, podemos observar que las definiciones de “música” no coinciden entre sí, sino que más bien expresan el punto de vista que su autor tiene sobre la música. Por ejemplo durante el periodo de la historia que llamamos clasicismo la música era definida como un lenguaje universal que se entendía en todo el mundo (idea de Haydn), sin embargo hoy en día podemos ver que el universalismo de la música no es tal ya que existen diferentes sistemas musicales que no son compatibles entre sí (notación de la música del siglo XX y la notación convencional), hay varios conceptos en cuanto a la rítmica y la estructuración de las piezas musicales que tampoco se pueden considerar universales.

            En el siglo XIX se intentó buscar una especie de “ley” de la música que rigiese todas las obras que se componían, este intento evidentemente fracasó porque las obras musicales no tienen una estructura interna que sea estándar para todas las composiciones.

            En los comienzos del siglo XX surgen corrientes musicales que no se sustentan en absoluto sobre los principios jerárquicos de la gramática tonal que hasta entonces había regido. Así cuando la música es complicada se la tacha de elitista o de innecesariamente intelectual, si la música está basada en una idea sencilla se la considera superficial y burda y la reacción más habitual entre el público es la de decir “eso lo sabría hacer yo...”

            Con este panorama podemos ver que existen tantas definiciones de música como teóricos y que no existe una definición universal tal como se plantea al principio de este texto ya que la música es un concepto cambiante y heterogéneo que siempre ha estado influido por la historia.

            En el  mundo en que  vivimos conviven formas y conceptos de música de clasificación occidental tan variopinta y diferente que va desde la música tribal a la música circense, pasando por música infantil, clásica, improvisadora, etc. A esto habría que añadir el que nosotros cuando tratamos de analizar lo que es la música siempre estamos asociando y comparando esa música con nuestros propios patrones musicales a la hora de establecer juicios. En otras culturas distintas a la nuestra como es la India, la palabra música (sangitâ) significa “reunir el todo y decirlo”. Ese “todo” simboliza la unión del cuerpo, el alma y el intelecto. Así las estructuras melódicas y rítmicas de la música india tienen una arquitectura que está entre las más elaboradas del mundo. La complejidad de la polirritmia, el refinamiento de las ornamentaciones y la perfección de los microtonos hacen que su notación sea muy difícil.

            Por tanto, a la hora de tratar de elaborar una definición de lo que es la música no debemos olvidar que tendremos que tener en cuenta la distinta consideración estética que ocupan los distintos elementos que tiene la música en sí (las alturas, afinaciones, forma de pulsación en los instrumentos y los distintos timbres).

            Antes de avanzar más en esta disertación y habiendo dejado claro lo que se entiende por música en contraposición podremos definir qué es ruido y qué no es ruido y las consecuencias del ruido en la vida de las personas.

¿QUÉ ENTENDEMOS POR RUIDO?

            Por definición el ruido es un sonido no deseado o que interfiere con alguna actividad o con el descanso. Por ejemplo si hay dos pares de personas manteniendo dos conversaciones diferentes en un mismo lugar, para cada pareja será ruido lo que conversan los otros dos.

            El negativo del sonido musical es el ruido. Ruido es una señal sonora indeseable.

            El ruido para serlo, no tiene que ser necesariamente muy intenso, por ejemplo el caso del  ruido de un mosquito volando cerca de nuestra oreja. Otro ejemplo podría ser el de un grifo que gotea toda la noche, molestándonos  e incluso no dejándonos dormir a pesar de que  su nivel sonoro sea muy bajo. De hecho, el ruido de las millones de gotas que forman la lluvia es mucho más intenso, y sin embargo es menos molesto y en muchos casos hasta placentero o sedante.

            El ruido dependerá del contexto donde se produzca, así un ruido casi imperceptible para el oído o incluso fuera de contexto será más molesto y perturbador que uno neutro, ya que evocará sensaciones desagradables o desviará la atención. Así, la mayor parte de las personas encontrará más molesta una conversación apacible en el salón de su casa a unos metros del dormitorio cuando quieren conciliar el sueño, que muchas conversaciones juntas en un restaurante.

            Uno de los efectos que provoca el ruido son las molestias que produce en los oyentes, esto depende sobre todo de los aspectos cualitativos del sonido. Pero no por ello podemos ni debemos desconocer la importante evidencia de que la intensidad del ruido es también un factor importante ya que existe una correlación importante entre el nivel sonoro y el porcentaje de personas que se siente altamente molestas.

            Por último, el efecto del ruido quizás más estudiado, y más tempranamente reconocido en la historia, ha sido su capacidad para provocar una grave pérdida auditiva llamada también “hipoacusia”. Esto sucede cuando se da una conjunción de tres factores: el nivel sonoro es muy alto, la exposición es periódica (por ejemplo diaria) con poco descanso entre exposiciones sucesivas, y el régimen de exposición se prolonga durante años.

¿CUÁL ES LA FRONTERA ENTRE LA MÚSICA Y EL RUIDO?

            Según Jean Jacques Nattiez (semiólogo y profesor de musicología en la Universidad de Montreal) esta distinción entre música y ruido depende de la sociedad en que se produzca, y más bien nos habla de un consenso entre los miembros de esa sociedad. Parece difícil esta disparidad de opiniones sobre un mismo objeto sonoro. Así puede ser que alguna persona considere como ruido a la disonancia mientras que para otras personas esa misma disonancia sea considerada como música. Sin embargo, consonancia y disonancia son términos relativos y subjetivos, lo que suena disonancia a un individuo, edad o generación puede sonar como consonancia a otros individuos de esos mismos grupos.

            Para otras personas esta frontera entre la música y el ruido sería definir el ruido como cualquier señal sonora que interfiere en la recepción correcta de los que queremos escuchar.

            En palabras de Shopenhauer “la sensibilidad de una persona hacia la música varía en forma inversamente proporcional a la cantidad de ruido que puede soportar” nos da a entender que a medida que aumentamos la selectividad de nuestra audición, aumenta también progresivamente la cantidad de señales de interferencia capaces de distraernos (por ejemplo audiencias ruidosas en los conciertos).

            El concepto de ruido para las personas poco sensibles carece de validez, es decir que una persona que no esté acostumbrada a percibir la música como tal difícilmente podrá darse cuenta de lo que es realmente el ruido. Así explotando esta indiferencia es que se ha inventado música de fondo funcional para seres humanos desorejados. Por el contrario para una persona realmente conmovida por una pieza musical, hasta el aplauso puede constituir una interferencia y como tal es considerado ruido.


CONCLUSIONES:

             Los conceptos de música y ruido son en ocasiones subjetivos; palabras que no para todos significan lo mismo.  

            La gran diferencia entre ruido y sonido musical es que el primero molesta y es desagradable. Sin embargo es curioso que no a todas las personas nos parecen desagradables los mismos sonidos; es decir, que un sonido puede ser ruido  o sonido musical en función del contexto en que se produzca. 

¿Dónde está esa frontera que permite diferenciar claramente qué es lo que es ruido y qué es lo que es la música? Esta frontera “imaginaria” mas que deberse a aspectos culturales (que también influyen) es una cuestión de gustos.

El consenso entre generaciones normalmente es una cuestión difícil de conseguir, pero no solamente en cuestiones de estética o estilos musicales sino en otras cuestiones que influyen en la vida cotidiana: forma de peinarse, de vestirse, hábitos de alimentación, etc., etc. Con lo cual esta frontera sobre lo que es Música y lo que es Ruido estaría marcada también  por cuestiones generacionales; por ejemplo un grupo de música heavy para una persona de ochenta años, posiblemente su opinión sea que eso no es más que ruido, y sin embargo yo también pensaría lo mismo y tengo bastantes menos años. Es decir que no sólo sería un problema generacional, sino que también juega un papel importante los gustos musicales que tenemos cada uno. Así lo que para unos será música para otros será despreciado como ruido, como algo molesto y por tanto todo dependerá del cristal con que se mire...