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Número 49º - Febrero 2.004


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EL MEJOR HERREWEGHE  

Por Ignacio Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.


Herreweghe vuelve a Bach con un doble disco de cantatas que incluye también la primera versión del Magnificat, la BWV 243a. Grabados con un año de diferencia seguramente la intención original era publicar ambos discos por separado aunque al final se decidiera juntarlos y sacarlos al mercado bajo el título de “Leipziger Weihnachtskantaten” (Cantatas de Leipzig para la Navidad), ya que todas las obras fueron interpretadas durante sus años en Leipzig en época navideña. De hecho la versión del Magnificat que aquí se nos presenta, compuesta en su primera temporada en la ciudad, fue estrenada un 25 de Diciembre de 1723 en la Iglesia de San Nicolás (precedida de la cantata Christen, ätzet diesen Tag BWV 63 también recogida en el disco) y repetida al día siguiente en la Iglesia de Santo Tomás.

Últimamente habíamos encontrado el Bach de Herreweghe algo flojo y descolorido. Aquí nos ha sorprendido, especialmente en el segundo disco grabado en Diciembre de 2002. Su Bach suena elegante y fluido como siempre pero ahora le ha añadido una buena dosis de brío e intensidad. La claridad y transparencia en las texturas es total, los tempi cabales, la profundidad en el enfoque manifiesto y además con ese punto de vigor y entusiasmo que pensábamos perdido. El coro del Collegium Vocale es excepcional con una técnica y seguridad apabullantes y lo que es más importante, fervor y sinceridad hacia lo que cantan.

Herreweghe ya había grabado la versión del Magnificat en Re mayor (HM, 1990) con un cuarteto solista donde destacaban Peter Kooy y Gérard Lesne (su “Esurientes” sigue hoy a la cabeza por su musicalidad, técnica vocal y expresividad). La nueva versión presenta pequeños cambios en cuanto a orquestación e incluye cuatro interpolaciones navideñas; entre ellas, un delicioso dueto para soprano y barítono “Virga Jesse fluorit”. También la tonalidad, Mi bemol mayor, es diferente. 

Herreweghe da en la diana desde el famoso comienzo -festivo, burbujeante y contundente- y se supera a sí mismo en relación con su anterior grabación que además se veía perjudicada por una toma sonora poco transparente y en exceso resonante. Tanto la orquesta con una cuerda luminosa y unos metales poderosos como el coro son superiores ahora (impresionante el “Fecit potentiam”). 

En cuanto al cuarteto solista, todos convencen lo suficiente salvo quizás la mezzo Ingeborg Danz que resulta algo desaborida. Su “Esurientes” es sereno pero frío, a años luz de la arrebatadora lectura de Lesne. Ni siquiera Charles Brett, que sabía un rato de como provocar éxtasis en el oyente, le supera y es que la apresurada dirección de Gardiner (Philips) le da pocas opciones. Tampoco Koopman (Erato) con la deficiente Bogna Bartosz tiene nada que hacer. 

Carolyn Sampson sigue la línea trazada en el pasado por sopranos como Emily van Evera o Nancy Argenta en cuanto a transparencia vocal y añade brillantez y cierta expresividad. Mark Padmore, tenor de bello timbre, elegante y delicado fraseo aunque un punto afectado, hace un valiente “Deposuit”. El joven Sebastian Noack tiene voz y estilo y recuerda por momentos al juvenil Fischer-Dieskau (sea interpretado esto como un cumplido).

La versión de la cantata Christen, ätzet diesen Tag BWV 63 presenta equilibrio vocal, fluidez rítmica, profundidad y brillantez interpretativas. Intenso y poético resulta el dúo "Gott, du hast es wohl gefüget" donde el oboe de Marcel Ponseele -hoy como ayer- sigue siendo una delicia. El posterior dúo para soprano y tenor es igualmente bello con un Mark Padmore ágil e inspirado. Disco sobresaliente por casi todo y que puede presumir de una claridad y presencia sonoras superiores a todas las otras versiones manejadas.

El primer disco no alcanza la excelencia del segundo pero así todo contiene interesantes versiones de las tres cantatas propuestas, en particular, la bellísima Ich freue mich in dir, BWV 133. Herreweghe y su Collegium Vocale muestran elegancia, trascendencia y claridad expositiva. El coro siente lo que canta “Ich freue mich in dir” (Me regocijo en ti) y así lo transmite al oyente. A gran nivel está la famosa aria para contralto “Getrost!” aunque para darle el cum laude haría falta una voz de mayor enjundia que la de Ingeborg Danz. En general, la versión ofrece una buena alternativa a la menos refinada de Ton Koopman (Challenge Classics). 

El cuarteto vocal presenta dos diferencias en relación con el disco anterior. En lugar de Carolyn Sampson encontramos a Dorothee Blotzky-Mields. Herreweghe parece favorecer voces ligeras, sin vibrato pero algo asépticas. La alemana muestra además escasa elasticidad y nula expresividad. La verdad es que su interpretación nos ha dicho bien poco y dentro del mismo patrón de voz optaremos por Sampson. El conocido Peter Kooy interpreta bien la gran aria “Johannis freudenvolles Springen” de la BWV 121 y aunque posiblemente Klaus Mertens cante con más autoridad y ornamente con gusto, la vitalista dirección de Herreweghe hace que prefiramos su versión a la ahogada de Koopman.

En conclusión, un álbum que nos ha devuelto al mejor Herreweghe en uno de sus mejores discos hasta la fecha. Ahora sólo faltaría que escogiera mejor las voces femeninas. 


 

REFERENCIAS:

J.S: BACH: Leipziger Weihnachtskantaten: Christen, ätzet diesen Tag, BWV 63; Gelobet seist du, Jesu Christ, BWV 91; Christum wir sollen loben schon, BWV 121; Ich freue mich in dir, BWV 133; Magnificat, BWV 243a. Dorothee Blotzky-Mields & Carolyn Sampson, sopranos. Ingeborg Danz, mezzo. Mark Padmore, tenor. Peter Kooy & Sebastian Noack, bajos. Collegium Vocale Gent. Philippe Herreweghe, director. HARMONIA MUNDI. HMC 801781.82. 2 SACDs.

Página web: www.harmoniamundi.com