Revista mensual de publicación en Internet
Número 49º - Febrero 2.004


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CAMALEÓNICOS

Por Rubén Flórez Bande

          

Martha Argerich vuelve a compartir disco con algunos de sus amigos para interpretar obras camerísticas de Brahms y Schumann. De Brahms nos interpretan el Cuarteto para piano Nº1 en Sol menor.

La pianista se erige, como de costumbre, en centro de la versión, girando y rindiéndose a sus criterios el resto -Kremer (violín), Bashmet (viola) y Maisky (cello)-, e imprimiendo ella desde los primeros compases sus "virtudes" ante el teclado: sequedad a la hora de abordar frases (además de sequedad expresiva), contundencias innecesarias, arrebato forzado, etc. Esta elección de criterios interpretativos no creo que sea la más apropiada, ya que esta música requiere más otro tipo de "tacto" como ciertas sutilezas, otro tipo de fraseo más romántico que expresionista, cierto melodismo "callado", y un lirismo del que aquí no hay rastro, aparte de esa "otoñalidad" tan prematura en la música del compositor hamburgués.

El primer movimiento, "Allegro", en manos de estos músicos, con la argentina a la cabeza, parece una marcha, con ritmo encorsetado y agarrotado, que impide que salgan a la luz las características anteriormente expuestas. El "Intermezzo", quizás algo más conseguido, juega más con los timbres de los instrumentos de cuerdas, pero quizás no sean estas cuerdas las apropiadas para estas músicas: Kremer luce su característico y peculiar timbre; Bashmet, quizás el mejor de los tres (mejor dicho, de los cuatro), en su discreto papel, muestra cierta sensibilidad de la que carecen el resto de sus compañeros; y Maisky, irregular como acostumbra, se va de un sonido almibarado por un lado, a la contundencia por otro; es por eso que queda un movimiento correcto en ejecución, pero muy disonante en su resultado final. El "Andante con moto" aparece demasiado comedido y cuadriculado por parte de la pianista (que, al no tener gran papel de lucimiento, no sabe qué decir), y las cuerdas a su vez se ven coaccionadas y hacen lo que buenamente pueden... que no es mucho. El último movimiento, "Rondó alla zingarese", pondrá a más de uno al borde del sillón por la velocidad y arrogancia que imprime la Argerich, que se lleva a los otros tres a rastras, como si ella quisiera ir a más; pero claro, pecan de dejadez, preocupándose más de quién acaba antes, que de (por ejemplo) buscar el rubateo "gitano", o la expresividad de esta música, que no aparece por ningún lado. Al final, tanto mamporrazo, tanta contundencia, tanto sometimiento, tanta constricción... acaban aburriendo, al menos a un servidor.

Con este panorama ya temía lo peor para la obra de Schumann, compositor heterodoxo, en cuanto su estilo le permite, más delicado que Brahms y mucho más sensual que sutil. La obra que se incluye aquí son las infrecuentes Fantasiestücke Op.88 para piano, violín y cello.

El cambio es sorprendente, parecen que están tocando otros músicos, y todo en el mismo disco: la Argerich deja de lado su contundencia y arrebato forzado, y se nos deja ver más dúctil, más delicada, más "gatuna" (será que la edad va amansando a las fieras); Kremer, con su sonido peculiar, intenta limar las asperezas del mismo y plegarse a las sonoridades del compositor, mientras que Maisky, comedido, no cae en sus defectos habituales y aparece en un correcto segundo plano. Lo más interesante son sin duda los movimientos intermedios, la "Humoreske", interpretada con mucha gracia, y grandes dosis de humor, analíticamente tocada, pero sin perder frescura (sobre ella vuelan aún melodías de los Estudios Sinfónicos), muy rica en matices expresivos. El "Duetto" es un diálogo entre el violín y el cello, sobre una línea armónica constante del piano, este movimiento bien podría ser un "lied sin palabras" muy lírico, con grandes dosis de melancolía, tiene en Kremer y Maisky dos entregados intérpretes. La "Romanza" inicial y la marcha conclusiva no tienen el "empaque" de los dos movimientos mencionados, pero no decae su atención en esta magnífica música.

Un disco que tiene de todo un poco: curiosa, incluso interesante la obra de Schumann, y no muy acertado el Cuarteto de Brahms, donde es preferible la perfectamente romántica versión de Stern, Laredo, Ma y Ax, e incluso la más sofisticada, algo fría quizás, de Perahia con miembros del Cuarteto Amadeus.



REFERENCIAS:

BRAHMS: Cuarteto para piano Nº1 en sol menor, Op.25.
SCHUMANN: Fantasiestücke Op.88 para piano, violín y violonchelo.
Piano: Martha Argerich. Violín: Gidon Kremer. Viola: Yuri Bashmet. Violonchelo: Mischa Maisky.
DG 463 700-2