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Número 46º - Noviembre 2.003


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FINDING NEMO – Thomas Newman

Por Carlos Infante

 

Uno de los acontecimientos cinematográficos del año, más bien cada dos años, es la llegada del ‘último Pixar’ a las pantallas cinematográficas. En animación Pixar se encuentra, sin duda alguna, en la élite de la élite. Hasta este año, todas las producciones de este estudio incluían una partitura de Randy Newman, siempre con un nivel altísimo en cuanto a composición musical. En esta nueva entrega, quinta de la productora, se ha cambiado el compositor ni más ni menos que por Thomas Newman.

La película, una maravilla que imagino recién estrenada cuando puedan leer estas líneas, sigue más o menos la tradición del género. Presentación, nudo y desenlace, con multitud de emociones que van desde la más profunda ternura, pasando por la tragedia hasta el feliz desenlace. La he visto dos veces y espero con ansia su estreno, esta vez en pantalla grande y doblada al castellano.

La primera circunstancia que sorprende al aficionado es la presencia de Newman en una película de animación. El que sin duda alguna es el mejor compositor en activo en cuanto a música cinematográfica se refiere, comprometido hasta el extremo con la simbiosis imagen-sonido, historia-composición musical; el autor que sabe renunciar a su lucimiento personal en beneficio del conjunto (léase película) no parecía el profesional más adecuado para ilustrar una cinta de animación que, además por tradición, suele tener estructura de musical.

La audición del CD y el visionado de la película nos sacan de dudas de forma fulminante. La composición que ofrece Thomas Newman para FINDING NEMO es absolutamente descriptiva, usando el ‘lenguaje’ más clásico y reconocible (recuérdese que estamos ante un producto teóricamente enfocado a la infancia), sin abandonar el clasicismo formal, sin renunciar a su peculiar sello innovador que le ha hecho tan conocido y tan apreciado.

Por ejemplo: el álbum se abre con el tema “Wow” que concretamente sirve de prólogo a la película y cuyo título responde (imagino) al primer sonido que emiten en pantalla los padres de Nemo. Si escuchamos la partitura nadie necesita explicarnos la imagen, es evidente: nos encontramos ante un momento de felicidad, no exenta de esperanza y un punto de incertidumbre, feliz y majestuosa incertidumbre en un contexto ubicado en la inmensidad de un espacio abierto de superior magnitud.

El segundo corte, “Barracuda”, no contiene ningún punto común con el precedente, es la descripción exacta de un momento de tensión, de gran tensión, donde intuimos la presencia de algún peligro amenazador. El peligro se ha consumado en modo de tragedia, pero advertimos que resta un ápice de esperanza. No todo ha desaparecido, aún queda algo, esa luz al final del túnel que nos hace mantener la esperanza.

El tercer tema (“Nemo Egg”) nos vuelve a cambiar por completo la ubicación mental y temporal, aunque el uso del piano, puede rememorar el bucólico momento vivido con “Wow” cuando en realidad solo se presenta el nacimiento de Nemo y los brevísimos títulos de crédito de inicio. Una autentica joya donde sólo lamentamos la brevedad de la composición musical.

Con gusto seguiría destripando y narrando tema por tema esta maravilla titulada FINDING NEMO, pero esta situación podría resultarles un tanto cansina y además les estropearía la película porque no me quedaría mas remedio que explicar la imagen que en cada momento acompaña la partitura. Valgan estos tres momentos, tres temas musicales, como ejemplo de la utilización que Newman hace de la partitura, del sonido.

Si les diré que durante la audición de esta banda sonora, o durante el visionado de la película (da exactamente igual) encontrarán momentos intimistas de excepcional belleza, descripciones perfectas de lo que es la angustia y la incertidumbre, percusiones contundentes para enfatizar momentos de climax narrativo, pasajes que parecen coreografías utilizados a modo de ‘puente musical’, descripciones alegres o tensas, dolor y desesperación, momentos cumbres como “Filter Attemp” (prefiero no referenciarles el momento), algún coro y finalmente esperanza y felicidad.

Ya para terminar les cuento que la edición de Walt Disney Company contiene una hora de música que se divide en una canción ("Beyond The Sea” interpretada por Robbie Williams) que sirve de telón de fondo a los créditos de cierre, y 39 temas musicales compuestos por Thomas Newman. Una delicia de álbum al que solo le podemos poner un ‘pero’: el exceso de temas reduce inexorablemente la duración de los pasajes, limitando la capacidad de disfrute del aficionado, mas también es cierta su cercanía a la duración real en la película.

Lo dicho: FINDING NEMO es una maravilla que no deben perderse, la banda sonora compuesta por Thomas Newman es otra delicia que no pueden pasar por alto. Personalmente la incluyo entre lo mejor del año, por no decir la mejor. Quien no esté demasiado acostumbrado al ‘estilo Newman’ puede que si la escucha antes de ver la película le resulte un punto dura, pero incluida en la película, o a posteriori, resulta sencillamente impresionante. Tal vez sea por haberla escuchada tras ver el film, pero desde el primer momento aprecié que estábamos ante la creación propia de un maestro que ha triunfado en un género que no le es especialmente cercano. Por supuesto de obligada adquisición para todos los aficionados.