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Número 43º - Agosto 2.003


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VENUS: FUENTE DE INSPIRACIÓN DE GRANDES ÓPERAS

 

Por Mª del Mar Gallego García. Profesora.

 

 

 

Hasta el siglo XVII la ópera era considerada fundamentalmente como una forma literaria, siendo la música un elemento incidental añadido. Cuando examinamos las óperas primitivas es fácil ver cómo se impuso esta idea. La palabra tenía una mayor importancia, motivo por el que los compositores perseguían una declamación clara y correcta de la misma, al tiempo que exponían sus ideas contenidas en la poesía, haciendo uso de la expresión musical.

El énfasis sobre el texto verbal tiene sus raíces en el Renacimiento, que suscitó un renovado interés por el mundo antiguo. Hasta entonces se había considerado que la música de la antigüedad (de la cual sólo han sobrevivido algunos fragmentos) poseía mágicos poderes para conmover al oyente mediante la unión de las palabras y la música expresiva. En el siglo XVI los músicos fueron preocupándose cada vez más por encontrar un lenguaje musical capaz de expresar de forma adecuada y conmovedora los textos a los que acompañaban. Su nostalgia por el perdido arte musical de la antigüedad condujo a una reacción contra la polifonía amanerada, frente al contrapunto escolástico, contra la ingenuidad musical que apenas tenía nada que ver con el sentido de los textos.

Los estudios sobre el drama y la música en el mundo antiguo se desarrollaron particularmente en el círculo de los artistas y los profesores, la llamada "camerata", reunida en torno al conde florentino Giovanni Bardi, en las décadas de 1570 y 1580. Además de tomar ideas estéticas de la antigüedad, los artistas de este círculo hallaron inspiración en el drama pastoril que, en lo que se refiere a la estructura del argumento, al contenido y a la técnica poética, ejerció una influencia duradera en la ópera.

Este interés por el mundo antiguo llevó a músicos como Stolz, George Antheil, John Blow, Henri Desmarest, Gaetano Pugnani o Jean Joseph Cassanéa de Mondeville, entre otros, a componer bellas óperas dedicadas a la diosa romana del amor y de la belleza: Venus (aunque originalmente era la diosa de la vegetación y patrona de jardines y viñedos), siendo su padre Júpiter. Inspiraba la poesía y los discursos persuasivos, simboliza el poder transformador y creativo del amor. Allí donde se genere crecimiento, se apoye una visión, se desarrolle el potencial, se aliente una chispa de creatividad, allí está Venus influyendo en las personas involucradas. El origen de su culto surgió por la influencia de varios líderes políticos romanos, como Julio Caesar y el emperador Augustus.

John Blow (1.649 – 1.708), compositor y organista inglés, fue uno de los primeros “cautivados” por la diosa. Compuso la ópera “Venus and Adonis” en 1.685.

Probablemente, Blow tuvo una iniciación temprana de la música en la escuela de la canción de Magnus en Newark. Posteriormente sería “niño de coro” en la capilla real. En 1.668 lo designaron organista en la abadía de Westminster, cuando sólo contaba con 19 años. Su fabulosa carrera como músico, lo llevó a ser uno de los organistas reales de la capilla en el 1.676, recibiendo al año siguiente el D.Mus. del decano de Canterbury. Durante los sucesivos lustros compuso muchos de sus trabajos más conocidos, incluyendo la mayoría de los himnos, la mencionada ópera “Venus y Adonis”... Lo eligieron director de coro en la Catedral de St. Paul en 1687. Finalmente en 1699 o 1700 fue nombrado compositor real de la capilla oficial. Entre su trabajo cabe destacar: once servicios, unos ciento quince himnos, diez trabajos de la iglesia del latín, “Venus y Adonis”, treinta y seis odas y muchas canciones y composiciones para el órgano y el clavicordio.

Henri Desmarest (1661-1741), sería uno los siguientes compositores inspirados en Venus para crear la ópera “Venus et Adonis” en 1.697, cuya historia es la siguiente: “Venus (conocida por los griegos como Afrodita), representaba al deseo sexual siendo una de las fuerzas creadoras del universo, a la que todos los seres vivos: animales, hombres o dioses estaban sometidos. Era la Diosa del amor, la belleza y el deseo sexual; al mismo tiempo podía ser temible, ya que inspiraba pasiones monstruosas a los que descuidaran su culto o despertaran su antipatía. Poseía un ceñidor mágico con el que tenía el poder de enamorar a mortales y a inmortales. Venus tuvo muchas relaciones amorosas, pero nunca quiso desposarse con nadie. Un día Zeus la entregó a Hefestos como esposa para castigar su orgullo, pero ella lo repudiaba viéndolo tan feo y rudo. Sus infidelidades con dioses y hombres fueron numerosas, entre los que figuraba Adonis. Hefestos, muy enamorado siempre la perdonaba, hasta que un día los lió en una red mágica, quedando unidos.

Venus y Adonis pasaron muchas horas juntos, como amantes , de cacería... En una ocasión Venus advirtió a Adonis para que no buscase bestias salvajes; pero éste no la escuchó y fue atacado por un verraco que lo mató. Adonis murió en brazos de Venus, quien asperjó el néctar en la sangre, mezclándolos suavemente. Al cabo de una hora se originó un flor de tonalidad “sangrienta”, pero de breve duración. Se dice que el soplo del viento abre las flores, y luego sopla los pétalos ausentes, llamándose anémona o flor del viento”.

Pasarían cincuenta y cinco años hasta que Jean Joseph Cassanéa de Mondeville (1.711 – 1.772), se sintiera de nuevo atraído por la fascinante diosa para componer la ópera “Venus et Adonis” (1.752).

En 1.784, el violinista y compositor italiano Gaetano Pugnani (1.731 – 1.798) escribiría “Adone e Venere”. Entre sus obras musicales destacan las sonatas de violín y las óperas.

Tendría que transcurrir casi un siglo y medio hasta que un nuevo músico creó otra ópera en su nombre. Y así, en 1.932, el compositor y director de orquesta alemán Robert Stolz compuso la ópera “Venus vestida de seda”.

Stolz nació el 25 de Agosto de 1.880 en Graz, en el seno de una familia de tradición musical: su padre, Jacob Stolz, compositor y su madre Ida Stolz, una pianista muy conocida; aunque abandonaría rápidamente su carrera de concertista para dedicarse a la educación de sus hijos. En cuanto a Therese Stolz, tía del joven Robert, fue amiga cercana de Giuseppe Verdi, al tiempo que la interprete favorita de sus grandes operas. Entre los familiares de la familia Stolz, están Anton Bruckner y Johannes Brahms. Es, por lo tanto, en una atmósfera musical donde fue criado Robert. Su talento de compositor sería muy tempranamente descubierto por su madre.
A los 7 años, el pequeño Robert dio su primer recital de piano y Johannes Brahms, presente en la sala, le auguraría un brillante porvenir. Los padres de Stolz, decidieron entonces confíar la formación de su hijo a Engelbert Humperdinck, compositor de “Hansel und Gretel” y maestro de la opera mágica.

Nueve años más tarde, Robert Stolz logró con brillantez su prueba de Estado de música en el conservatorio de Viena. Su opus nº 1, “Albumblatt”, está dedicada el 12 de Septiembre de 1895 a su querido y honorado profesor.

Contratado un año más tarde por la ópera en Graz, trabajaría todo el repertorio clásico con la orquesta, los solistas y los coros, recibiendo su primer puesto de director de orquesta en Marburg , cuando contaba con dieciocho años.

Stolz iría abandonando progresivamente las obras clásicas para dedicarse a la música vienesa y strausiana. Siendo a partir de 1899, cuando escribió su primera pieza cantada, “Studentenulke”. En 1902, creó su segunda opereta, “Schön Lorchen”, mientras era director de orquesta en el teatro municipal de Salzburgo.

Posteriormente, Robert Stolz se casó con Grete Holm. En 1905,apasionado por las nuevas técnicas, grabó sobre disco Edison, con la estrella de la Ópera de Viena, Selma Kurz, algunas arias de la “Flute enchantee” de W.A. Mozart. Ese mismo año, sería nombrado, a la edad de 25 años, primer director de orquesta en el célebre teatro “An der Wien” dirigiendo, el 30 de Diciembre de 1905, la “premiere” de una obra de un jóven compositor de 35 años, Franz Lehar, la cual se convertirá luego un inmenso éxito mundial: “La Viuda Alegre”.

Stolz incrementaría a lo largo de los años su producción musical, hasta que en 1.929 compuso la música de la primera película sonora europea, “Zwei Herzen im Dreivierteltakt” (”Dos corazones, un vals”), que tiene un éxito mundial y queda en cartelera en Broadway durante más de 50 semanas a pesar de ser en versión alemana. A partir de ésta fecha, el compositor se orienta cada vez más hacia el cine y la música para películas.

Siguió componiendo melodías como “Adieu, mein kleiner Gardeoffizier” (“Adiós, Adiós”), “Ich liebe nur eine” y “Frag nicht warum ich gehe” (“Todo terminó”, ”Es mi secreto”). Esta última será interpretada por una muy reciente estrella del cine: Marlene Dietrich. Será, luego, el tema de una nueva adaptación francesa de Pierre Delanoë, en 1982, para Nana Mouskouri con el título “Es mi secreto”.

A pesar de sus logros y triunfos conseguidos posteriormente en USA, Robert Stolz no podía olvidar su patria. En sus pensamientos siempre estaba presente Viena, su ciudad natal Graz pero también París. Este estado de ánimo quedaría reflejado en sus nuevas obras: “Nostalgia”, ”God bless my homeland”, ”Tears of Vienna”. “Paris rêveries”, “Mes amours” son composiciones en recuerdo de su estancia en la capital francesa, así como su opus 714, “Souvenirs of Paris”.

A lo largo de su vida, Stolz recibió varios Oscar por la música de películas, se casaría cinco veces y su repertorio musical sería enormemente fructífero. Cuando acabó la Segunda Guerra Mundial, terminó su exilio y acompañado por su quinta esposa, Einzi, pudo volver a Viena. Lleno de tristeza, de melancolía pero también de alegría por encontrarse, después de 8 años de exilio, de nuevo en su patria, compuso una de sus más bellas melodías, “Wohin ist das alles, wohin?” (“Donde se ha ido todo?“). Al final del 46, él crea y escribe “Schicksal mit Musik” en el Appollo-theather.

En el año 1950 efectúa una gira de conciertos. En el programa americano de los años de exilio (como “A night in Viena”, “Eine Nacht in Wien”), realiza una genial y verdadera mezcla de música vienesa desde Johann Strauss hasta Robert Stolz. Con todo ello, se convertiría, una vez más, en el embajador de la música ante las capitales europeas.

Poco antes de su 83 cumpleaños, Stolz realizó una gira por Israel con “una noche en Viena” a la cabeza de la Orquesta Filarmónica de Israel. Sin embargo, Robert Stolz, querido y apreciado por la rectitud de su actitud durante la guerra, encontró súbitamente dificultades esperadas. Según una regla tácitamente establecida desde la creación del Estado de Israel, todo debe ser cantado en inglés o en francés, pero Stolz insistió en que las melodías vienesas fueran interpretadas en su lengua de origen, el alemán, con el riesgo de provocar algunos incidentes. No obstante, desde los primeros acordes de “Im Prater blühn wieder die Baüme”, el juego estaba ganado. Los espectadores murmuraban las melodías, numerosos de ellos con los ojos llenos de lágrimas. Los titulares de la prensa internacional anunciarían: “Robert Stolz edifica el puente de la reconciliación entre Israel y Alemania. Es el mejor de los diplomáticos”.

Es de señalar entre los numerosos espectáculos, conciertos o manifestaciones programadas entre 1971-1972. Robert Stolz se convertiría en ciudadano de honor de Montclair, estado de New Jersey, miembro de honor de la “Bronx Philarmonic Symphony Society”, de la Orquesta Filarmónica de Israel... Robert Stolz fallecería el 27 de Junio de 1975, dos meses antes de su 95 cumpleaños.

Como hemos podido comprobar, la mitología y en este caso la diosa Venus ha sido y será fuente de inspiración para las más bellas composiciones musicales.