Revista mensual de publicación en Internet
Número 42º - Julio 2.003


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NUEVA EDICIÓN DEDICADA A KAREL ANCERL
 

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.

          

Muchas veces escuchamos a los aficionados a la música decir que los directores de orquesta actuales están, por regla general, por debajo de "los de antes"; en la época actual todo está más estandarizado, más inclinado a buscar la perfección técnica pero en lo artístico falta la poesía y la distinta personalidad de los maestros de antaño, que tenían cada uno un estilo propio distinguible. Por eso no es extraño que continúen las reediciones de los discos de grandes directores del pasado, como esta que nos propone el sello checo Supraphon, que reunirá todas las grabaciones realizadas por Karel Ancerl (1908-1973) a las que se ha aplicado un nuevo reprocesado para mejorar su sonido (utilizando la transferencia a master digital a 24 bits y el sistema CEDAR), publicada con ocasión de cumplirse los 30 años de la muerte del maestro, y de la cual está previsto un total de 42 CD's, actualmente en curso de publicación.

Karel Ancerl fue el director checo más famoso de los que desarrollaron su carrera dentro de Checoslovaquia; naturalmente, hay que mencionar otro más famoso aún que pasó la mayor parte de su vida en el exilio, Rafael Kubelik. La carrera de los dos estaría vinculada a los acontecimientos políticos de su país: en 1948, Kubelik era el director titular de la Orquesta Filarmónica Checa, pero abandonó el puesto y marchó al exilio cuando los comunistas tomaron el poder en Checoslovaquia, en el llamado "Golpe de Praga". Aquella fue la oportunidad de Ancerl, que dos años después accedía al puesto dejado vacante por Kubelik (entre medias, el puesto de director lo había desempeñado interinamente el primer viola de la orquesta, cuyo nombre también estaba destinado a hacerse famoso: Václav Neumann). Sin embargo, sería otro acontecimiento político el que daría al traste con la carrera de Ancerl en su país: en 1968, cuando los tanques soviéticos aplastaron el experimento reformista del primer ministro checo Dubcek, Ancerl decidió exiliarse en Canadá (aunque volvería a dar conciertos en su país en dos ocasiones) y alcanzó la titularidad de la Sinfónica de Toronto, ciudad en la que moriría a los 65 años.

Tratándose de un superviviente de los campos de exterminio nazis de Terezin (Theresienstadt) y Auschwitz, donde fue asesinada su mujer y todo el resto de su familia, podría esperarse en principio que el estilo directorial de Ancerl fuera sombrío, pesimista, o que buscara la "negrura" en las obras que interpretara, y nada más lejos de la realidad. Nos encontramos con versiones frescas, espontáneas, originales, y que si tuvieran que definirse por algo sería más por la alegría de vivir que por lo contrario. Eso sí, la Filarmónica Checa (muy buena orquesta y que en los años de Ancerl vivió su época dorada) no tiene la perfección técnica de las grandes orquestas de Berlín, Viena, Dresde, Londres, etc. a las que estamos acostumbrados a escuchar en grabaciones, ni tampoco el sonido logrado por Supraphon (siendo muy digno y perfectamente aceptable) tiene la suntuosidad de las grabaciones de DG, Decca o EMI de la misma época. Poco importa todo ello cuando, como es el caso, escuchamos una dirección con ideas interesantes y con una poesía "de las de antes".

De la "Edición Ancerl" hemos elegido para comentario dos ejemplares, y el primero de ellos contiene la obra más famosa que haya escrito nunca un compositor checo y que, lógicamente, es uno de los principales "caballos de batalla" para todo director de esta nacionalidad: la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak. Es imposible imaginarse una versión de esta obra menos "americana", y más "checa": no se basa para nada en la espectacularidad, en su lugar encontramos una versión lírica y sentida, y con atención especial a poner de manifiesto los orígenes folklóricos de esta música: muchos pasajes (por poner un ejemplo clarísimo, el Trío del Scherzo, es decir, el pasaje central del 3er mov.) suenan con un ritmo danzable que nos hace ver que Dvorak se basó en danzas folklóricas de su tierra para escribir esta música.

Es por ello, por el hecho de "original" en los dos sentidos, el de "fuera de lo corriente" (una versión de este tipo se escucha pocas veces, al menos fuera de la antigua Checoslovaquia) y el de "auténtica" (conectada con las raíces donde se inspiró el autor), por lo que esta "Nuevo Mundo", grabada en 1961, siempre ha merecido entre la crítica un puesto en el Olimpo de las más grandes, el resto de las cuales podrían ser (a juicio de este comentarista) las de Fricsay-Berlín, Kertesz-Viena, Klemperer-Philharmonia y Giulini-Chicago, entre las que habría que incluir la de Karl Böhm cuando la DG se decida a reeditarla en compacto (solamente ha aparecido en una colección de fascículos), y sin olvidar la última de Karajan, en el supuesto que deseemos incluir una grabación digital dentro de esta selección.

El CD se complementa con dos oberturas de Dvorak, En la Naturaleza y Otello, y aquí puede ser interesante la comparación con las que grabara Kubelik para la DG: si Kubelik es aquí más refinado, con una orquesta superior y mejor grabado, Ancerl suena más abigarrado, más vitalista, y logra efectos tímbricos interesantes: por ejemplo, en Otello, está muy conseguida la evocación de los instrumentos del Renacimiento, ya que es la época en la que se desarrolla el "argumento" de la obra. Al final sería difícil quedarse sólo con una de las dos versiones.


El segundo disco comentado nos trae una interpretación de la Primera Sinfonía de Mahler, otro autor muy cultivado por los directores checos, ya que a pesar de no ser de esa nacionalidad sí nació en territorio de lo que hoy es la República Checa, en Kalischt (hoy Kaliste). Mucho se ha escrito sobre la influencia que tuvo en la música de Mahler el escuchar de niño a las bandas de música que recorrían los pueblos de la comarca, y ese aspecto es el que más suelen destacar los directores checos. Es decir, el Mahler "a la checa" suele incidir en el origen "popular" de su música, la conexión de esta con lo que pudo escuchar Mahler de niño y de ahí que (como en el caso de Dvorak visto antes) se nos presente un Mahler muy directo, poco sofisticado, y con una tímbrica que quiera sugerir la "estridencia" de los instrumentos de una banda de música de aldea, eso que en las críticas se suele denominar como "una tímbrica expresionista".

Esa es la línea seguida en esta grabación de Ancerl de la Sinfonía nº 1 y así, nunca se habrá notado más claramente que el segundo movimiento es en realidad una danza popular bohemia, o viene de haber escuchado una. Con todo, aquí Ancerl tiene una competencia difícil de superar en la grabación hecha, precisamente, por Kubelik, cuya versión está considerada como la referencia para esta Primera de Mahler (al lado de la tan distinta, sutilísima y sofisticadísima, de Horenstein con la London Symphony). A pesar de ello, esta grabación de Ancerl tiene un interés por encima de toda discusión, y personalmente la prefiero antes que cualquier grabación digital de las que se ven habitualmente hechas por los Solti, Abbado o Bernstein de turno. El disco se completa con un Till de Strauss, cuyo carácter "grotesco" es ideal para el estilo de Ancerl, quien tampoco se olvida de la belleza de los momentos más "elegíacos"; una dirección para nada inferior a la de reputados especialistas en Strauss como Böhm, Kempe o Karajan, aunque todos ellos con mejor orquesta y mejor toma de sonido que Ancerl.



REFERENCIAS:

DVORAK: Sinfonía nº 9 "del Nuevo Mundo". Oberturas En la Naturaleza y Otello.
SUPRAPHON SU 36662-2 011

MAHLER: Sinfonía nº 1. R. STRAUSS: Las Travesuras de Till Eulenspiegel.
SUPRAPHON SU 3666-2 011

En ambos:
Orquesta Filarmónica Checa.
Director: Karel Ancerl. 


Distribuidor en España: DIVERDI
Página web:
www.diverdi.com
e-mail:
diverdi@diverdi.com