Revista mensual de publicación en Internet
Número 41º - Junio 2.003


Secciones: 

Portada
Archivo
Editorial
Quiénes somos
Entrevistas
Artículos
Crítica discos
Bandas sonoras
Conciertos
El lector opina
Web del mes
Tablón anuncios
Suscribir
Buscar
 

 

MOZART Y LA MASONERÍA
"El gran arquitecto de la música"

Por Daniel López Fidalgo (Madrid, Grupo Scialoja-Branca).

-“¿Me quieres? ¡Quiéreme mucho!”- A esta pregunta combinada con una imprecación que casi rebela súplica, la gran archiduquesa Maria Antonieta, futura reina de Francia, responde:- “¡No!”-. Esta contestación en broma basta para que el pequeño Mozart rompa a llorar con un desconsuelo inusitado, tiñendo de una aleve dulzura infantil toda su existencia.

El genio de Salzburgo tuvo la desgracia de ser la esencia musical, a una edad en la que a uno nadie le toma demasiado en serio. Mostrado como un ser extraño, en espectáculos casi circenses, el joven Mozart sólo cree servir para defraudar expectativas. Una infancia melancólica de sí misma, por fugaz y prematuramente usurpada, es suficiente para teñir de hastío toda una vida.

El reducido círculo católico de Salzburgo encabezado por el arzobispo Colloredo, fue la causa de la incesante búsqueda hacia un dogma de fraternidad que no pudo encontrar en la estructura eclesial, basada más en intereses políticos que en un auténtico postulado de amor fraterno.

La masonería se ubicaba en el siglo XVIII, en un terreno de nadie, que preconizaba los albores de una ilustración incipiente, foro de grandes intelectuales deseosos de desprenderse de una superchería inculta, anclada en el viejo orden.

De los orígenes masónicos mucho se ha escrito. Tradicionalmente entendida la masonería como grupo autárquico surgido en el medievo, como establecimiento de un código secreto entre los constructores de catedrales ( Maçon- albañil), deben en cambio señalarse sus orígenes en la construcción del templo de Salomón , y aun en las tradiciones simbólicas del mundo copto en Egipto y viejos asentamientos de nasoreanos alrededor de la “ media luna fértil”.

De la construcción del templo de Salomón por Hiram Abif y de su muerte por los tres Jubelos, surge la moderna tradición masónica. Cuando Hiram estaba construyendo el templo de Salomón, adjudicó una serie de signos a todos los operarios. Tres compañeros decidieron obtener de Hiram las contraseñas para conseguir a su vez el salario de Gran maestro, asestándole golpes que provocaron su muerte; con una maza, una escuadra y un compás, símbolos de masonería que representan al hombre como medida de todas las cosas.

Constituida la masonería como centro del pensamiento de un- novus ordo seclorum- (nuevo orden para el siglo, si observan el reverso de un dólar verán esta leyenda junto con todo un universo de símbolos masónicos; en el anverso la estampa de Washington, Gran maestro masón y cimiento de un estado inicialmente fundado sobre presupuestos masónicos), se instaura en las conciencias de ilustrados intelectuales , que ven en las premisas de fraternidad y ayuda mutua un foro para sus aspiraciones intelectivas.

En este orden de cosas el 14 de Diciembre de 1784 ingresa el genio de Salzburgo con el grado de Aprendiz, en la Logia Zur Wohltätigkeit (de la Beneficencia) de Viena. Fue introducido por el Barón Otto Von Gemminger Hombag. Mozart le había conocido tiempo atrás en la muy musical ciudad de Mannheim.

Encuentra Mozart, según sus palabras, que constan en la numerosísima correspondencia que aún se conserva, un remanso de paz y de libertad que jamás había experimentado. Las Tenidas (reuniones masónicas) eran para él un lugar de opinión libre y de encuentro con sus hermanos de Logia a los que apreciaba sobremanera. Tal fue su entusiasmo por la logia, que en muy poco tiempo llegó a ser Maestro, entonces el penúltimo grado hasta Gran maestro. Ese entusiasmo fue inoculado en su padre Leopoldo, que ingresaría más tarde en la Logia, y en el músico Joseph Haydn, quien fue introducido personalmente por Mozart, si bien éste no estuvo presente en la iniciación de su  compañero, pues se encontraba en la Mehlgrabe de Viena estrenando su concierto para piano K466.

Hay en la masonería una gran implicación con la música, entendida como una de las siete artes que proporcionan el equilibrio. En la jerarquía masónica, el aprendiz estudia la música, el compañero la interpreta y el maestro la idealiza cómo axioma imperecedero, esto es: deriva de ella un valor universal valedero para todo hombre en todo tiempo.

Son muchas y variadas las obras que Mozart compuso para su Logia:
Pequeña Cantata masónica KV623; Lied KV623a; Thamos KV 345; Oda Fúnebre Masónica KV477 y la excelsa Música para un funeral Masónico KV 479. Esta ultima obra maestra de apenas ocho minutos en la que el genio de Mozart aflora sin cortapisas utilizando para “difuminar” el sonido la técnica del “Tritono” que más tarde utilizaría en el Réquiem.

Estudio separado merece sin duda “ La flauta mágica”, observada inicialmente como ópera “pseudobufa”, de entretenimiento para el vulgo de los arrabales de Viena, es toda una cosmografía de símbolos masónicos, que no pasan desapercibidos a los avezados en esta  iconografía. Parece que algunos de los miembros de su logia criticaron a Mozart haber puesto en peligro secretos, hasta entonces bien guardados.

Es pues la masonería un refugio para el guerrero, harto de luchar en cortes palaciegas para obtener un reconocimiento, que en ocasiones se le negaba, por un humano afán de destrucción de lo hermoso. Da la sensación, de que contradiciendo el imperativo categórico de Kant, Mozart fue siempre utilizado por sus contemporáneos como un medio y nunca como un fin en sí mismo.

En su postrero encargo del sublime Réquiem, Mozart hace un alto en su camino más místico, para componer el “Elogio a la amistad” K 623 dedicado a su logia, dejando este mundo para alcanzar la gloria más merecida pasados 55 minutos del 5 de Diciembre de 1791.

Creo que no debe quedarnos el consuelo de creer que Mozart vivió en un tiempo equivocado, hoy nada habría sido distinto.

¿ Acaso no oyen, entre las notas de cualquiera de sus obras, su tierna súplica?..

-“¿ Me quieres? ¡Quiéreme mucho!”...