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Número 4º - Mayo 2000


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VIAJE A TRAVÉS DE CHOPIN (III). 

Por Rocío Cuenca Antón.

   

Estimados internautas me dispongo a escribir el artículo correspondiente a este mes, con gran entusiasmo e ilusión para ofreceros algo de vuestro interés y agrado. En el último número, estuvimos de travesía con Chopin por Varsovia, Viena (en ocasiones acompañado por su amigo Titus Woyciechowski) , estrenando sus dos conciertos para piano (en Fa m y mi m), conociendo a uno de sus amores la cantante Konstancia Gladkoska (con la que no llegó muy lejos en el campo amoroso)...

Tras su breve estancia en Varsovia por segunda vez, Chopin viaja a Alemania, más concretamente a Munich, donde fue bien recibido. De su estancia allí, destaca la interpretación de su concierto para piano nº 1, teniendo gran éxito. De Munich, prosigue su viaje a Stuttgart. Allí se entera de la caída de Varsovia,y de cómo Rusia vuelve a dominar la situación, quedando Polonia bajo su mandato. En el tiempo que permaneció en Stuttgart (concretamente dos meses) compone varios de sus estudios op.10, entre los que se encuentra el famoso revolucionario (Do m) que según la tradición, lo compuso al recibir la noticia de que Varsovia había caído, movido por sus sentimientos patrióticos...

Chopin, al ver la situación de su país, reconoce que no puede volver, por lo que decide seguir su viaje hacia París. Llega el 11 de septiembre de 1.831. Una vez allí, se queda impresionado de forma negativa, según lo comentó a un amigo suyo (Kumelski) "Este pueblo lleva al extremo el esplendor y la miseria. A cada paso pueden descubrirse carteles sobre enfermedades venéreas y hay más ruidos, gritos, suciedad y bullicio de lo que se puede imaginar. Nadie se preocupa por lo que está haciendo su vecino... En París se puede uno divertir, reir, llorar, hacer todo lo que a uno le plazca, sin llamar la atención puesto que hay miles de personas que hacen lo mismo, y cada uno vive como le apetece...".

Para situarnos, convendría recordar que Francia, durante el año anterior, había vivido acontecimientos que sitúan la grandeza y triunfo del Romanticismo estreno de "Hernani" de Víctor Hugo, "Sinfonía fantástica" de Berlioz; en cuanto al nivel político, cae Carlos X y sube al trono Luis Felipe, Duque de Orleans...

Volviendo con Chopin, tras esa primera impresión se va acostumbrando poco a poco a la vida y cultura parisinas... Llega en un momento de gran esplendor cultural, destaca Balzac, Hugo o Dumas en la Literatura; en el terreno de la pintura Delacroix (quien será gran amigo suyo) y Carot; en música Rossini (aunque se acaba de retirar), Mayerbeer, Berlioz... pero quien sobresale es F. Liszt por su genio como intérprete y compositor.

Liszt nos muestra un retrato de Chopin al llegar a París "El conjunto de su persona era armonioso. Su mirada más espiritual que soñadora. Carecía de cualquier atisbo de amargura. Su aspecto distinguido, elegante y su aristocrática presencia hacía que de manera natural se le tratase como a un príncipe...El timbre de su voz era ligeramente apagado, su estatura media, y su figura tenía un aspecto frágil."

Al entrar a formar parte de los ambientes artísticos, conoce al pianista y compositor Friedrich Kalkbrenner, quien era considerado uno de los mayores virtuosos de su tiempo. Éste, al escuchar a Chopin, le aconseja que mejore aspectos de su técnica, que según él era poco vigoroso y con sonido débil. Chopin no poseía la fuerza en los dedos de Liszt (por ejemplo), pero la belleza de su sonido y los matices que lograba obtener ,hacían inconfundible su personalidad... Chopin accede y da clases con él, pero al poco tiempo decide dejarlas y seguir tocando en su estilo. Pese a esto, ambos mantienen una gran amistad, incluso Chopin dedica obras como su concierto para piano en Mi m...

El 26 de febrero de 1.832, debuta en París como pianista y compositor, interpretando sus variaciones op. 2 y su concierto para piano y orquesta en Fa m. Tuvo gran éxito tanto en la crítica como en el público, por lo que se le abren todas las puertas de la aristocracia. Cuenta con la admiración de Rossini, Berlioz, Liszt, Bellini, Mayerbeer... y con el apoyo y protección de la familia Rothschild (riquísimos banqueros judíos, quienes le permiten vivir con un mayor desahogo económico).

Una vez obtenida la fama, recure a otra manera rentable de obtener dinero dar clases particulares a hijos de altas personalidades, ya que no le gustaba demasiado ofrecer grandes conciertos por los nervios durante los días previos. También se da cuenta, que por su salud y limitada potencia física, no puede competir con las sonoridades de Liszt, Kalkbrenner... Lo que a él le gusta, es el roce con la buena sociedad, el salón pequeño y elegante...

Durante 1.832 - 1.833, aparece en varios conciertos tocando partituras dos, tres, cuatro de Beethoven, Mozart... y en algunos casos colabora con Liszt. Hasta 1.838 no vuelve a dar conciertos en público, tan solo ofrece alguno en el Conservatorio en sesiones dirigidas por Berlioz, y así recaudar fondos para Polonia.

Hasta diez años más tarde (1.848) no vuelve a dar un recital (en este caso en Londres), lo cuál demuestra su poco agrado hacia tales eventos. Durante ese tiempo se dedica a su faceta de compositor, para la cuál tenía menos facilidad de lo que se pudiera pensar pulía las obras durante meses, e incluso años, con un afán de perfeccionismo.

Pese a estar en París, no olvida a su amada Polonia, y forma parte de la sociedad literaria polaca. Cultivó la amistad de numerosos compatriotas, destaca el gran poeta polaco Mizkiewick, aunque también es amigo de Balzac, Musset y Delacroix, (como anteriormente mencioné); y entre las amistades femeninas, la princesa Belgiojoso y la condesa polaca Delphine Potocka.

Las relaciones entre Chopin y Potocka son dificiles de establecer con seguridad. Ya en 1.945 aparecieron unas cartas de amor sacadas a la luz por una descendiente de la condesa, que diversos expertos (Gastone Belotti, Adam Zamoyski) admitieron como verdaderas. Después resultaron ser falsas, aunque seguramente nada tuvo que ver con ello, la aristócrata que lo sacó a la luz se suicidó en 1.949.

Chopin conoce a la familia Potocka de su época en Varsovia, de las valadas aristocráticas... En 1.831, la condesa Potocka se separó de su marido y debido a la insurrección polaca, se marchó a Paris a vivir. Era una mujer rica, joven y muy bella. Sabía tocar bastante bien el piano y poseía una excelente voz. Su forma de vida estaba muy vinculada al mundo del arte y la cultura, era una vida libre, e incluso las malas lenguas decían que era libertina, pero es probablemente una exageración de las limitaciones femeninas.

En 1.832 entra a dar clases con Chopin y se propagan rumores favorecidos por la mujer de Hoffman (médico que trataba a Chopin) de que la condesa entraba como simple alumna y pasaba la noche en casa de Chopin...

Chopin en sus cartas es muy discreto, en lo que se refiere a sus aventuras galantes, y tan sólo la menciona en una carta a su familia en 1.847, como una dama que había estado en uno de sus conciertos.

Por las noticias ofrecidas por el pintor Delacroix, sabemos que en la última enfermedad de Chopin ella estuvo al tanto de su evolución y fue a visitarle en varias ocasiones... Se conserva una carta que ella escribió en Julio de 1.849, en la que le dice que le mande noticias de sus fuerzas y ánimos. Ella sufre al saber que está solo ante el dolor y la enfermedad. Espera verle como muy tarde a primeros de Octubre.

A mediados de Octubre la condesa llega a la casa de Chopin, quien se encuentra al final de su desdichada existencia. Ella permanece junto a él hasta el mismo día 17 en el que la muerte le acoge. A petición de Chopin, cantó algunas canciones en polaco para hacer mas dulce sus últimos momentos.

Con respecto a las obras compuestas durante su estancia en Paris destaca su "Gran dúo para piano y violonchelo" (sobre temas de la ópera "Roberto el diablo" de Mayerbeer) que se estrenó en 1.832; con la ópera "Ludovic" de Hérolad también escribió su Introducción y variaciones op.12; destaca el Bolero op.19, Allegro de concierto op.46; pero no observamos obras de calidad hasta la composición completa de la Balada y op.23, de un conjunto de estudios que posteriormente formarán la op. 25.

Sus obras iban ganando en estima y popularidad no sólo en Polonia y Francia, sino que en Alemania, Schumann, se rinde a él, descubriendo en él a un verdadero genio.

En Inglaterra al principio no gozó de tanta estima, porque pensaban que sobrevaloraban su importancia en Francia, pero con el tiempo también se rinden a él, por su altísima calidad y extraordinaria belleza.

Aunque Chopin no regresa nunca a su patria, como estamos viendo hace viajes por países europeos. Entre ellos destaca que en 1.834 viaje a Agrisgran para asistir al Festival del Rin..., en 1.835 en verano, va al balneario de Karlsbad donde se encuentra con sus padres, por primera y última vez desde que sale de Polonia. Desde allí, se dirige a Dresde, donde se reune con la familia Wodzinski, perteneciente a la nobleza polaca, y a la que conocía de su infancia.

La relación de Chopin con la familia Wodzinski se remonta a su infancia, cuando los tres hijos varones de los condes, son enviados a estudiar a Varsovia, y se hospedan en el pensionado de los padres de Chopin. Tras estallar la guerra en 1.830, los Wodzinski se trasladan desde Polonia a Ginebra, y posteriormente a Dresde, estableciéndose allí en 1.835.

Cuando Chopin los encuentra allí, es tratado con gran cordialidad. Al ver a la menor de las hijas, María, se enamora ya que la joven posee grandes cualidades. Además de ser una muchacha muy guapa y elegante, tocaba muy bien el piano y componía, lo cual a Chopin le agradó mucho.

Biógrafos suyos hablan de este amor como el más profundo de Chopin, aunque la figura de George Sand tuviera más importancia; otros en cambio, que su sentimiento no fue correspondido.

Desde Dresde se dirige a Heildelberg, donde pasa unos días recuperándose porque se pone enfermo. De allí, va a París, donde recibe una carta de María, que según biógrafos de Chopin, probablemente fue dictada por su madre, en los que le pedía que cuidase en París de su hermano Antek, el cual era un poco atolondrado y poco formal.

Chopin atiende a este joven en su casa, lo presenta en salones, lo lleva a representaciones... pero no muestra el menor interés... Tras algunos préstamos y viendo que no se los devolvía, Chopin decide poner fin a su crédito.

En 1.835, Chopin, vuelve a caer gravemente enfermo (tanto que incluso los periódicos de la época habían dado la noticia de su muerte). Aunque ya el joven Antek no vive en su casa, recibe de la condesa frecuente correspondencia, pidiéndole que vigile a su hijo.

En 1.836 Chopin permanece en el balneario de Marienbad durante mes y medio, donde vuelve a coincidir con los Wodzinski. Allí vive un romance con María. La condesa acuerda un futuro matrimonio con su hija.

Chopin, ya contaba con un claro reconocimiento y prestigio internacional, pero a pesar de eso, sus padres no se decidían a casar a María con él, debido a su mala salud. Tras las vacaciones en Marienbad, la condesa le pide tiempo, ya que su hija era demasiado joven. Chopin acepta, y a pesar de pagar las deudas que Antek había dejado en París (antes de irse a España a luchar en la 1ª Guerra Carlista), de comprar a María una sortija de compromiso de gran valor, y de enviarle un piano que la madre había solicitado sin mandarle la cuenta, deciden en 1.837 que el compromiso se anule definitivamente. Pero lo asombroso es que María no dice nada al respecto, como si no tuviera voz ni voto.

El destino a esta joven le jugaría una mala pasada. En 1.841 se casa con el conde J. Skarbek, pero a los dos años el matrimonio se anula por el tribunal de la Rota, por no haberse consumado, ya que era impotente. En 1.848 se vuelve a casar con otro aristócrata polaco, pero queda viuda al poco tiempo, a causa de la tuberculosis que también se lleva a su hijo.

Como vemos, Chopin lleva una vida bastante ajetreada en cuanto a amores se refiere, pero todavía nos queda por descubrir a otro, quizás el más importante... Pero eso será en el próximo artículo. ¡Hasta pronto!

Bibliografía:
AA.VV.: Piano Classics. Ediciones Orbis. Barcelona, 1997.