Percusión a lo bestia

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum.

Festival Iannis Xenakis I. Rebounds; Okho; Pleiades. Grupo de Percusión Drumming. Director: Miguel Bernat. Música de hoy. Auditorio Nacional de Música. Madrid, 7 de marzo de 2003.

El concierto de percusión con obras de Iannis Xenakis (1922-2001) ofrecido por Miguel Bernat y su grupo Drumming fue bestial. El público quedó contagiado de la energía y vitalidad de las piezas y de los intérpretes, que ofrecieron unas versiones espléndidas. Miguel Bernat abrió el recital tocando la deslumbrante pieza para un solo percusionista que se titula Rebounds (1975), "rebotes". Su aparición sobre el estrado fue discreta, pero una vez cogidas las baquetas su presencia se transformó, animado por el movimiento coreográfico que exige una pieza que progresivamente se complica hasta alcanzar un grado de enorme virtuosismo. El músico se concentró en la partitura e hizo una interpretación magistral, con una técnica sobrada para superar todas las dificultades y se pudo advertir como disfrutaba a medida que aumentaban. Hizo presente y emotiva una música que sobre el papel es aparentemente abstracta. Este fue el talante expresivo de las demás versiones que pudimos escuchar. Los percusionistas del grupo Drumming se han formado con Bernat en Oporto y comparten con su maestro una técnica impecable unida a un espíritu lúdico y deportista de enfrentarse a la música más difícil. Tres de ellos tocaron Okho, una pieza de 1989 concebida para tres djembes, en la que Xenakis plasma su interés por estos instrumentos africanos. Pusieron todo ser buen hacer al servicio de la partituras. El concierto, realizado sin descanso, se cerró con Pleiades, la legendaria pieza compuesta para los Percusionistas de Estrasburgo en 1979 por Xenakis. La Sala de Cámara se quedó pequeña para una obra de esta envergadura. El abundante instrumentario requerido apenas cabía sobre el estrado y el fragor sonoro que genera, por medios puramente acústicos, saturó completamente el recinto y a un cierto sector del público. Los seis percusionistas del grupo Drumming cosecharon al final una clamorosa, merecida y prolongada ovación. Fue un concierto extraordinario que sirvió para probar, una vez más, que las músicas recientes tienen tanto valor como las obras del repertorio más añejo y que incluso las puede superar en poder de comunicación, especialmente cuando están interpretadas por músicos tan excelentes como los que en esta ocasión pudimos disfrutar en el grupo Drumming, que pusieron todo su enorme talento al servicio de la música de Xenakis. Fue un recital breve e intenso, a la par que un recuerdo al compositor fallecido el año 2001. El mismo festival le dedicará otros dos de sus próximos conciertos programados.