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Número 37º - Febrero 2.003


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STUARDA EN OVIEDO

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.

Oviedo, Teatro Campoamor. 25 de enero de 2003. Donizetti: María Stuarda.
A. Blancas, J. Borrás, J. Calleja, A. Arrabal, D. Menéndez, Y. Montoussé. Orquesta Sinfónica Ciudad de Oviedo (OSCO), Coro de la Asociación Asturiana de Amigos de la Ópera, Dir. musical: R. Tolomelli. Dir. de escena: G. Zennaro.

Terminó la Temporada Operística 2002-2003 en el Campoamor con un título mítico para los aficionados al "bel canto", la María Stuarda de Donizetti, que todos recuerdan por grabaciones de las grandes divas del pasado inmediato (Gencer, Caballé, Sills, Sutherland) pero que sin embargo es difícil en la actualidad poder contemplar en escena, debido a las exigencias que tiene la parte protagonista.

Para la ocasión se contó con Angeles Blancas, quien ya había actuado en el Campoamor en la presente temporada en Il Turco en Italia en los mismos días en que moría su madre, la también soprano Angeles Gulín. Siendo más adecuado a su voz de soprano lírica el papel de Fiorilla que el más dramático de María Stuarda, parece difícil, hoy por hoy, encontrar una intérprete mejor de este último papel.

La Blancas se presentó con una voz que sonaba ligeramente resfriada y nos recordó a la "afección catarral" que se anunció el día de Il Turco; en el segundo acto (que en el montaje del Campoamor se presentó unido al primero como un único acto) deslumbró con su escena de salida "Guarda: su'prati appare", recibiendo una ovación del público; sin embargo, el conjunto fue de más a menos, y en el tercer acto (el segundo en Oviedo) su "Quando di luce rosea" recibió una acogida más fría por parte del público. Con todo, demostró su clase en numerosos momentos, tanto vocal como escénicamente (tiene el físico ideal para el papel) con una soberbia "Figlia impura di Bolena" (sólo se le podría reprochar algo de histrionismo "a la antigua" al dirigirse al público agitando los brazos en el verso "Profanato è il soglio inglese") o una dignísima escena final de la ejecución. Lo dicho, actualmente parece difícil encontrarle una rival a la Blancas en este repertorio y poder escucharla en Oviedo es todo un lujo que quizá dentro de poco no nos podamos permitir, a medida que avance su carrera y empiece a triunfar en teatros más importantes.

Aparte de la Blancas, el nivel descendía considerablemente en el resto del reparto, con la única excepción del Cecil de David Menéndez, soberbio tanto en voz como en interpretación. En el resto, la Elisabetta de Judith Borrás fue más convincente en lo escénico que el lo vocal (meramente discreta), componiendo bien el personaje vengativo de la reina Isabel I. El Leicester del joven tenor (24 años) Joseph Calleja sonó muy poco hecho; seguramente madurará con el tiempo, pero después de estar acostumbrados, en estos papeles, a un Josep Bros es natural que Calleja decepcionara. Nada destacable se puede decir del Talbot de Alberto Arrabal y correcta Yolanda Montoussé como la criada de María Stuarda, Anna Kennedy.

El coro estuvo a buen nivel, aunque a veces llenaba demasiado el escenario, y en la orquesta dio la impresión de que Roberto Tolomelli no le sacaba a la OSCO todo el partido que puede dar esta música, aunque cumplía bien su papel de acompañante. De la puesta en escena, de Giampaolo Zennaro, totalmente "escolar", con decorados de lo más "cartón-piedra", es al menos salvable un vestuario de cierta riqueza.

En fin, lo infrecuente de poder presenciar este título (que se daba en Oviedo por primera vez) y la presencia de la "diva" Blancas fueron los principales alicientes de esta Stuarda, con la que el público del Campoamor podrá contemplar en un breve período de tiempo los tres títulos de la "Trilogía Tudor", las tres óperas de Donizetti cuya protagonista es una reina británica; en el 2000 se puso en escena la Anna Bolena y para la temporada siguiente está previsto el Roberto Devereaux.