Revista mensual de publicación en Internet
Número 36º - Enero de 2.003


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EL ARTE DE "LA GIOIOSA"

Por Pedro Coco.

          

Desde que firmara su primer contrato con DECCA, hace ya tres lustros, las aportaciones de la mezzosoprano de treinta y seis años Cecilia Bartoli al mundo discográfico han sido numerosas y siempre de muy elevada calidad, colocándose sus discos en los primeros puestos de las listas de venta. Su sello lanza ahora al mercado un segundo recopilatorio, que recoge muestras de las últimas grabaciones barrocas de la romana, sin olvidar los compositores que fueron -y siguen siendo, sobre todo en las tablas- la columna vertebral de su repertorio. Así, aunque en el disco podamos disfrutar de joyas vivaldianas, haendelianas y gluckianas, no podían faltar Mozart y Rossini, compositores de los que suele hacer siempre al menos un personaje operístico al año.

Como bien escribe Elvio Giudici en su libro sobre discografía y videografía, la revolución interpretativa de la Bartoli en este campo bien nos puede llevar a considerarla la María Callas del barroco, ya que aporta al repertorio un nuevo aire -sumamente mediterráneo-, que quizás es lo que andaba necesitando. Intención dramática y perfecta dicción se dan la mano como pocas veces, lo que es muy de agradecer. Seductora Almirena, vertiginosa Idaspe o desgarradora Farnace entre otros personajes.

Rossini va unido a la carrera de Bartoli desde sus inicios, y se incluyen aquí heroínas como Rosina, Angiolina -personaje del que ha vuelto a demostrar en Zurich estas navidades ser la más perfecta intérprete- o Fiorilla, que llevó primero al estudio y más tarde a los escenarios con igual éxito. Será precisamente Il Turco in Italia la opera con la que volverá al Covent Garden dentro de dos años. Como siempre, línea deliciosa, canto legato de primera y una sólida técnica al servicio del de Pesaro.

...Y Mozart. Del compositor preferido y más mimado por la romana, se incluyen aquí la pizpireta aria alternativa de Susana "Un moto di gioia", las dos arias del Cherubino que grabó con Abbado, aceleradísimo el "Voi que sapete", y el dúo de Papagena y Papageno.

Compañeros de excepción son el contratenor David Daniels como Rinaldo, Bryn Terfel, mejor en Mozart que en Rossini, y Luciano Pavarotti, con el que grabó en Milán varios dúos dirigidos por Chailly y de los que sólo había visto la luz el de las cerezas del Amico Fritz mascagniano. Ahora se incluyen el primer dúo de Adina y Nemorino del Elisir d'amore, donde Bartoli demuestra que es carne de belcanto, y el archiconocido brindis de La Traviata, una especie de 'juego' del que sale muy bien parada.

Un excelente testimonio de los últimos diez años de carrera de la mezzosoprano.


REFERENCIAS:

The Art of Cecilia Bartoli.
Arias y dúos de Haendel, Gluck, Vivaldi, Mozart, Rossini, Donizetti y Verdi.
DECCA 473 380-2.