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Número 35º - Diciembre 2.002


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EL RETORNO DE BRUNO WALTER A BERLÍN

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.

          

Bruno Walter parecía predestinado a ocupar el puesto de director titular de la Filarmónica de Berlín: berlinés de nacimiento, "niño prodigio" de la música, discípulo de Mahler y el director alemán más prestigioso de su época, de quien no se recordaba ni un solo mal concierto. Por todo ello, a la muerte de Artur Nikisch en 1922, Walter se consideró el candidato ideal para sucederle en el puesto.

Pero ocurrió que se le cruzó en su camino otro director, diez años más joven que él: Wilhelm Furtwängler. Walter dijo que Furtwängler consiguió el puesto a base de intrigas, aunque es más probable que el vencedor supiera convencer a quien tenía que nombrar nuevo director de qué era lo que necesitaba la Filarmónica: un director "único", alguien de quien diríamos ahora que "la Naturaleza le hizo a él y luego rompió el molde" y en esa definición el que encajaba perfectamente era Furtwängler; cualquiera que le haya visto dirigir en alguna de las filmaciones que existen sabrá a qué nos estamos refiriendo.

Walter continuó dirigiendo ocasionalmente a la Filarmónica y en los años 20 realizó algunas grabaciones, de las que las más conocidas son oberturas como Coriolano de Beethoven, Las Hébridas de Mendelssohn o El Carnaval Romano de Berlioz. Junto con otras piezas como la "Danza de los 7 velos" de Salomé, los Valses del Caballero de la Rosa, ambas de Richard Strauss, y el vals Rosas del Sur, de Johann Strauss II, forman todo lo que se conserva grabado por Bruno Walter dirigiendo a la que hubiera debido ser "su" orquesta, antes de que la llegada del régimen nazi forzara a exiliarse al director, por ser judío. Todas estas grabaciones, como es lógico, tienen un sonido deficiente debido a la época.

Tras el final de la guerra, Bruno Walter se quedaría a vivir en el país que le acogió, Estados Unidos, pero haría apariciones esporádicas en Europa, retornando a los lugares y orquestas que tuvo que abandonar por la llegada del nazismo: Munich, Viena... Uno de esos conciertos, que tuvo lugar el 25 de septiembre de 1950, fue precisamente el de su retorno a Berlín, que es el que nos presenta este disco publicado por el sello TAHRA, y que es la única oportunidad de escuchar a Walter dirigiendo a los berlineses con una toma de sonido aceptable; ya solamente por eso, su interés histórico sería enorme, pues Walter no volvió a dirigir nunca más a la Filarmónica de Berlín.

Pero el interés crece aún por estar compuesto el programa por dos especialidades de Walter, las sinfonías 40 de Mozart y de Brahms (el concierto incluyó también la Obertura Egmont de Beethoven y el Don Juan de Richard Strauss, no incluidos aquí). Ambas sinfonías las tiene grabadas dos veces con orquestas americanas para la CBS (hoy Sony Classical), una primera con la Filarmónica de Nueva York con sonido "mono" y una segunda en estéreo con la Sinfónica Columbia.

Las 6 últimas sinfonías de Mozart por Bruno Walter se han considerado siempre como la versión clásica por excelencia de estas obras, aunque en el caso concreto de la 40 haya críticos que prefieran a Furtwängler o a Erich Kleiber. Por otra parte, su ciclo de las sinfonías de Brahms siempre estuvo considerado como el mejor en estéreo, y en el caso concreto de la , las dos versiones de Walter (Nueva York y Columbia) son, en opinión de este comentarista, las mejores que se hayan grabado nunca. Por tanto, era del máximo interés escuchar la forma de dirigir de Walter (cálida, sentimental, "humanista") adaptada al sonido, no de sus habituales orquestas americanas, sino de un conjunto con el virtuosismo y el sonido tan "germánico" de los Berliner Philharmoniker.

En el caso de la obra de Mozart, esta versión berlinesa podría incluso preferirse a sus grabaciones americanas, al menos a la de Columbia, por su "tempo" más urgente, una mayor tensión y un virtuosismo orquestal superior. El colorido orquestal que ponen los berlineses también hace más atractiva a la obra. En cambio, en la Sinfonía de Brahms nos seguiríamos quedando antes con sus dos grabaciones americanas, tanto la de Columbia (incluida en la "Edición Bruno Walter") como la antigua de Nueva York, reeditada por EMI en su serie "Grandes directores del siglo XX" y comentada hace poco en esta revista. La versión aquí comentada tiene, sin embargo, grandes atractivos, como el sonido bellísimo de las cuerdas de los "Berliner" en los dos primeros movimientos, o un tercero al menos comparable al de sus grabaciones americanas, pero el vertiginoso 4º le queda aquí mucho más rutinario, parece que esta música necesita el estudio de grabación para que todo salga con la perfección deseada.

Otro inconveniente de esta de Brahms es el sonido en los dos primeros movimientos, que presenta a ratos un zumbido similar a una interferencia de otra emisora de radio, un defecto menor dentro de un reprocesado, en general, excelente. Este concierto ya había aparecido publicado en ediciones más o menos "piratas", pero es ahora cuando aparece en una edición oficial, con todos los derechos legales en regla, partiendo de la cinta original de la emisora y no de "copia de una copia", con lo que el sonido seguramente ya no se puede mejorar más.

De todos modos, el comprador de este disco no buscará conocer estas obras por primera vez, sino que el interés que le motivará será el de la ocasión histórica, y ese sí que está por encima de toda duda. Como observación final, diremos que este disco forma parte de una serie dedicada a celebrar el décimo aniversario de la aparición del sello TAHRA, y que otros volúmenes de la serie están dedicados a Erich Kleiber, Karl Böhm, y otros artistas.




REFERENCIAS:

MOZART: Sinfonía nº 40 ; BRAHMS: Sinfonía nº 2
Orquesta Filarmónica de Berlín
Director: Bruno Walter
Tahra TAH 452

Distribuidor en España: Harmonia Mundi
Página web:
www.harmoniamundi.com