Revista mensual de publicación en Internet
Número 27º - Abril 2.002


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GLOBALIZACIÓN EN EDUCACIÓN INFANTIL CON LA MÚSICA

Por Cristina Isabel Gallego García. Lee su curriculum.  


       "La música es el placer que el alma experimenta contando sin darse cuenta de qué cuenta”.  Al leer esta frase de Leibnitz por primera vez vino a mi mente la imagen de un niño de infantil, al lado de una “amiga” que lo acompaña en muchos momentos. Los dos tienen muchas cosas que compartir, contar... Esta “amiga” contribuye a su desarrollo integral, y hace más feliz, más alegre... su existencia.

La amistad podría definirse como el afecto personal, desinteresado y recíproco, que nace entre las personas y se fortalece con el trato, pero en esta ocasión lo he querido aplicar a la música y el niño de infantil: hay compañerismo cuando cantan los niños de una clase una misma canción o intimidad cuando los pequeños cantan solos, confianza porque le ayuda a expresar todas sus potencialidades, apego, cariño cuando la madre le canta canciones de cuna, simpatía porque se divierte con la música, armonía porque como he dicho anteriormente contribuye a su desarrollo integral...

La música es un elemento fundamental en esta primera etapa del sistema educativo y se trabaja de forma globalizada en infantil. Pero, ¿qué es la globalización?  En este caso la definiré como la enseñanza encaminada a la percepción de totalidades. Ésta procura la supresión de demarcaciones entre las diferentes áreas.

En la Educación Infantil los contenidos se agrupan en tres grandes ámbitos de conocimientos y experiencias: Identidad y Autonomía Personal, Medio Físico y Social y Comunicación y Representación. A continuación voy a detallar cómo se trabaja la Expresión Musical de forma globalizada en cada uno de estos ámbitos, siguiendo las indicaciones de la Colección de los Materiales Curriculares para Educación Infantil publicados por la Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Andalucía.

Con el ámbito de Identidad y Autonomía Personal se pretende que los niños/as se conozcan a sí mismos en interacción con los demás. A través de la expresión musical van controlando su propio cuerpo, sus posibilidades de expresión, intervención. Los pequeños en esta etapa van configurando su propia imagen como individuos con características peculiares y aptitudes propias, distintos de los demás, y, al mismo tiempo, capaces de integrarse activamente en la sociedad.

La música les ayuda a lograr autonomía en sus actividades habituales (al moverse de un lugar a otro de la clase cuando escuchan música, al manipular objetos sonoros, construirlos..), asumir el cuidado de sí mismos y del entorno (al tratar adecuadamente los instrumentos musicales que se encuentran en la clase), ampliar su mundo de relaciones (al cantar en grupo, inventar historias, contar cuentos con música)... 

A esta edad la música les encanta. Les da seguridad emocional, confianza; se sienten comprendidos al compartir canciones; amplían su mundo de relaciones sociales ofreciéndoles la posibilidad de participar en contextos distintos y más diversos que los habituales; favorece un clima de ayuda, colaboración, aceptación, respeto a la diversidad...

Gracias al ámbito de Medio Físico y Social los niños/as van ampliando su experiencia y de este modo van construyendo un conocimiento sobre el medio físico, natural y social cada vez más adecuado y ajustado. El medio es para ellos un todo global, en el que se entremezclan los aspectos físicos, naturales... 

A través de la experiencia que les proporciona la interacción con el medio, van estableciendo diferenciaciones y conociendo el mundo que les rodea. Con la música pueden reproducir los sonidos que escuchan a su alrededor revalorando la materia sonora del medio que los rodea, crear ritmos, movimientos...

A medida que van creciendo, es necesario ampliar progresivamente sus experiencias, satisfacer su curiosidad y su deseo de actuar y de experimentar. La música les ayuda a expresar libremente sus afectos a través de los sonidos, del movimiento, facilita la integración en el grupo social al que pertenecen al aprender la manifestaciones musicales de su entorno... Con ella toman conciencia de sus sensaciones, emociones, interrogantes, adquieren sentimientos respeto, interés... por las características de los miembros del grupo...

En los primeros años el campo de su experiencia se limita al entorno inmediato (aquello que pueden observar, manipular...) Con la música van adquiriendo autonomía en sus desplazamientos (bailan, corren saltan..), desarrollan la capacidad de simbolización, y así su campo de experiencia se va ampliando.

El sentido fundamental del ámbito de Comunicación y Representación (donde se incluye la Expresión Musical) es el de facilitar las relaciones entre los niños/as y su medio. Las distintas formas de expresión son el nexo entre su mundo interior y el exterior. Éstas hacen posible la representación interna de sus deseos, vivencias, sentimientos, pensamientos... y son el vehículo necesario para la comunicación con otras personas.

Gracias a la música pueden representar e interpretar utilizando soportes expresivos como son la voz, el propio cuerpo, el gesto o determinados trazos gráficos. Los infantes participan de forma individual o grupal en producciones sonoras y musicales tradicionales: canciones, juegos rítmicos, danzas infantiles...

La adquisición en el dominio del lenguaje oral y musical van parejas en muchos procesos. El dominio de escuchar, mirar, retener, sentir, reproducir e inventar que progresivamente van adquiriendo los niños y niñas, va a servir para plantear juegos y actividades musicales de mayor complejidad.

La sensibilización audioperceptiva y la coordinación progresiva de los movimientos de todas y cada una de las partes del cuerpo, proporcionarán a los niños las primeras vivencias acerca de los elementos musicales y les llevarán a expresarlas a través de ruidos, sonidos, canciones, danzas...

Es favorable que mantengan contacto con las diversas experiencias sonoras del mundo que les rodea y así se facilitarán situaciones en las que puedan interiorizar los sonidos y ritmos que se producen en su propio cuerpo o a través de él. Con estas experiencias se irá desarrollando la sensibilidad sonora de los niños, su capacidad de discriminación, memoria auditiva...

Con los juegos los niños/as se expresan a través de la voz, el movimiento, los objetos sonoros e instrumentos... La experiencia lúdica es un marco idóneo para que utilicen sus recursos expresivos sonoros en distintos contextos, con distintas intenciones... De esta forma los van seleccionando, ajustando, estructurando y coordinando mejor.  Con diversas actividades que les propongamos pueden ir adaptando sus movimientos corporales a los ritmos de diferentes obras, contribuyendo de esta forma a la potenciación del control rítmico corporal.

La audición activa de diferentes y variadas obras con actitud relajada y atenta, va aproximando a los niños a las distintas manifestaciones musicales y sus primeras valoraciones, expresando sus preferencias por escuchar determinadas piezas.

El tratamiento de la voz encuentra en la canción su principal marco de desarrollo. En ésta se debe cuidar la entonación, el control de la respiración, la vocalización, la adecuación rítmica de la interpretación... La canción se puede apoyar con gestos, palmadas y movimientos.  Los cantos grupales posibilitarán la coordinación con el grupo de iguales, el volumen y el ritmo en conjunto, el acompañamiento con instrumentos sencillos...

Los infantes al explorar, manipular, van descubriendo las posibilidades sonoras y expresivas de su propio cuerpo, los objetos del entorno (instrumentos de la clase)... Todo ello contribuye a potenciar los procesos de sensibilización, discriminación y memoria auditiva. La reproducción e improvisación de sonidos y ritmos con la voz, los instrumentos son muy motivadoras para los niños de infantil.

Como se ha podido observar, la Expresión Musical se puede trabajar de forma globalizada en los tres ámbitos y no exclusivamente en el de Comunicación y Representación,  pero todo lo que he mencionado anteriormente no servirá si no se lleva a la vida diaria del niño. Como decía Jean Dubuffet “en la práctica diaria de la vida corriente hay una enseñanza más rica que la que encontramos en los libros”. Es necesario que impliquemos al niño en su propio proceso de aprendizaje. La experiencia que adquieran con la práctica diaria será el núcleo central de los contenidos, sobre todo en esta etapa educativa.