Revista mensual de publicación en Internet
Número 26º - Marzo 2.002


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EL SONIDO BIONDI

Por Elisa Ramos. Lee su curriculum.

Europa Galante. Fabio Biondi, violín y director. Violines: Raffaello Negri, Carla Marotta, Lorenzo Colitto, Andrea Rognoni y Luca Giardini. Violas: Ernesto Braucher y Stefano Marcocchi. Violonchelos: Mauricio Naddeo y Antonio Fantinuoli. Violone: Patxi Montero. Clave: Sergio Ciomei. Programa: I G.B. Sammartini, Sinfonía en sol mayor, J.C. 26; A. Vivaldi, concierto op.0, nº 9 en re menor para violín y cuerdas (Edición Turín);  A.Scarlatti, Concerto grosso en do menor, nº 2; D. Scarlatti, Sinfonía para cuerdas en do mayor; A.Vivaldi, Concierto para cuerdas en sol menor, RV 157. II G.F. Händel, Sonata (Concerto) en si bemol mayor para violin y cuerdas, HWV 288; A. Scarlatti, Obertura de la Serenata Clori, Dorino e Amore; A. Vivaldi, Concierto para violin, violonchelo y cuerdas en si bemol mayor, RV 547 (Mauricio Naddeo, violonchelo); A. Corelli, Concerto grosso Op. 6, nº 4 en re mayor. Consorcio Salamanca 2002. Concierto patrocinado por EULEN. Palacio de Congresos de Salamanca. 8 de febrero de 2002.

Fue todo un lujazo escuchar a  los ‘chicos Biondi’ en directo con su excelentísimo sonido al ‘natural’ y el gusto que da contemplar como se comportan en escena. Irradiando tranquilidad y simpatía eluden la pose teatral mostrándose como un amigable grupo. El jefe Biondi reparte autoridad y compañerismo en un alarde de facultades: se integra con ellos, dirige, protagoniza solos increíbles y todavía le queda hueco para lanzar gestos de complicidad al público. Parece que en lugar de dar un concierto su pretensión es disfrutar del placer de hacer música juntos. Pero, ¡Cómo lo hacen! En perfecta comunión, vibrando y respirando musicalidad. Así pasa lo que pasa.

El artificio está implícito en las partituras, ellos le dan su toque de gracia y, además, hacen fácil lo difícil. El dominio instrumental fluye como la cosa más natural del mundo con una precisión integral que va mucho más allá del simple virtuosismo técnico, imprimiendo carácter y estilo a la interpretación. Acordes que suenan llenos y brillantes sin caer en el exceso, matices en pianissimi casi inexplicables, tempi ajustados con contrastes que rayan el colmo de la sutileza y una intensidad en los pasajes fuertes que brota enérgica pero delicada al mismo tiempo. La música discurre sin fisuras volando con un sonido transparente y ágil. Se trate de un rapidísimo Presto, un rápido Allegro, un reposado Andante, o  o un o unun lento Grave, dejan que escuchemos todo lo que pasa.

La tensión expresiva hila el sonido de melodías, contrapuntos y ritmos en perfecto enlace resaltando los temas sin brusquedad. Los arcos surcan melodías acariciando las cuerdas, caen sobre ellas con exquisitas articulaciones y establecen sus correspondientes diálogos. El sonido del clave se integra a la perfección en la fiesta, los enlaces se dan la mano y los fraseos redondean su excelencia en maravillosos finales.

Cuando de protagonismos se trata, los fragmentos en cuarteto (violín, viola, clave y violonchelo) son delicadísimos y muy bien subrayados por todo el grupo. Los virtuosísimos solos del violín de Biondi y el violonchelo de Naddeo alcanzan lo imposible, luego dialogan  y la intencionalidad del clave de Ciomei protagoniza con ellos espectaculares momentos. Todos gradúan la intensidad de forma increíble, se apoyan, se dan el relevo y se unen en perfecto ensamblaje sonoro.

Si me ponen en la tesitura de destacar algo entre todo lo bueno que escuché me quedo con la interpretación de Händel, el Concierto para violin, violonchelo y cuerdas de Vivaldi y el Concerto grosso de Corelli. La punta del arco de Biondi marcaba, de forma casi invisible, dos tiempos de silencio para iniciar la pieza que terminando de forma apoteósica cerraba magníficamente el programa.

Muchos aplausos, varias salidas a saludar y dos  propinas. Uno de los músicos llamó la atención al jefe antes de iniciar la primera. Después, Biondi se dirigió al público sonriendo con malicia para explicar que su compañero apuntador le recordaba la conveniencia de anunciar la primera aunque él no lo consideraba necesario. El público sonrió también al reconocer y disfrutar un magnífico y  caluroso Verano vivaldiano. Tanto como los enérgicos y prolongados aplausos que provocaron el anuncio de la segunda. Las variaciones de Geminiani sobre  una folía de Corelli y la sonoridad especial en los pizzicatti  de los chelos y el violone pusieron punto final a una intensa velada musical. ¿Se puede pedir más? Sólo una cosa. ¡Que vuelvan pronto!

 

Violines: Raffaello Negri, Carla Marotta, Lorenzo Colitto, Andrea Rognoni y Luca Giardini. Violas: Ernesto Braucher y Stefano Marcocchi. Violonchelos: Mauricio Naddeo y Antonio Fantinuoli. Violone: Patxi Montero. Clave: Sergio Ciomei.