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Número 25º - Febrero 2.002


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CINE Y MUSICA: STANLEY KUBRICK (4) EL RESPLANDOR

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.



Algo de lo que siempre se preocupó Stanley Kubrick fue de la comercialidad de sus filmes; solía decir que toda película que recaudara 100 millones de dólares forzosamente debía tener algo bueno. Por ello debió afectarle especialmente el rotundo fracaso comercial de Barry Lyndon y se propuso que su siguiente película fuera un gran éxito, y pudiera así compensar a la Warner por la confianza que habían puesto en él. Y sus anteriores grandes éxitos los había obtenido Kubrick, no haciendo cine de géneros de prestigio, como el histórico, sino reinventando géneros considerados como de "serie B", tal como la ciencia-ficción (2001), el cine de pandillas de adolescentes (La naranja mecánica), o antes el cine negro (Atraco perfecto). Había que buscar un género de este tipo que no hubiera tocado antes, pues cuando Kubrick hacía una película era "la" película dentro de ese campo, la cumbre del género, luego no tenía sentido repetir: no se podía superar lo insuperable.

A comienzos de los años 70 estaba en auge el cine de terror. De hecho, a Kubrick se le había ofrecido, nada más terminar La naranja mecánica, que llevara al cine la novela de William Peter Blatty El exorcista. No aceptó, y seguramente se arrepintió más tarde, pues la película que finalmente rodó William Friedkin se convirtió en la cuarta más taquillera de todos los tiempos. Sin embargo, cuando le propusieron rodar la segunda parte, tampoco aceptaría Kubrick, con el argumento de: "¿Qué se puede añadir para superar a la primera? ¿Que vomite ella en otros colores?" De hecho la segunda parte, que sería rodada por John Boorman, fue un completo fracaso. En cuanto a Kubrick, leyó una novela que le había enviado la Warner, que pensaba en adaptarla al cine y buscaba un director; ahí fue donde vio "su" película de terror, y aceptó dirigirla. Esa novela era El resplandor de Stephen King, que aún estaba en fase de corrección de pruebas de imprenta.

Stephen King, que con los años se convirtió en el gran "gurú" del género de terror, en aquella época (1977) aún estaba en los principios de su carrera; sólo había publicado tres novelas, una de ellas con seudónimo, y de ellas Carrie acababa de ser llevada al cine con éxito por Brian de Palma. El resplandor contaba la historia de un escritor frustrado, Jack Torrance, que acepta el empleo de vigilante del Overlook, un hotel de montaña que sólo abre al público por el verano, y cierra en la temporada de invierno. Torrance se traslada a pasar allí el invierno junto a su mujer, Wendy, y su hijo, Danny, siendo este último en el que recae el mayor protagonismo en la novela de King. Danny posee una capacidad telepática con la que se comunica a distancia con el cocinero del hotel, Dick Halloran, y esto le será de gran ayuda cuando su padre se vuelva loco y quiera matar a su mujer e hijo como hizo el anterior vigilante. En la novela, Jack Torrance es un hombre bueno, pero que se ve poseído por los fantasmas que pululan por el edificio, que le incitan a matar; además, cuando el hotel queda aislado por la nieve, estos seres cobran vida en los arbustos del jardín vecino, que comienzan a moverse. Finalmente, el hotel arde en llamas con Jack dentro, y estalla, mientras Wendy y Dany huyen con Dick, que ha llegado a rescatarles.

Es evidente que Kubrick vio en esta historia algunos puntos que motivaron su interés (la incomunicación entre padre e hijo, el efeto destructivo del aislamiento), y que aparecen en otras de sus películas, pero también lo es que no podría aceptar la historia tal como la escribiera King, y que necesitaría hacer sus personales "retoques". Así, para el director de La naranja mecánica no era concebible el que alguien haga el mal por influencias externas, pero él mismo fuera bueno por naturaleza. El auténtico protagonista de la historia debía ser Jack, no su hijo.

En vez de reescribir el guión él mismo, Kubrick llamó a una escritora profesional, Diane Johnson, que había publicado en 1974 una novela titulada The Shadow Knows (La Sombra sabe). En ella, una mujer recién divorciada vive sola, y recibe continuamente llamadas telefónicas amenazándola de muerte. A Kubrick le debió gustar el clima "claustrofóbico" que creaba Johnson, y en 1977 la llamó para hablar con ella sobre una posible adaptación al cine de su novela. En realidad, lo que quería era su colaboración para retocar El resplandor.

El contrato con King estipulaba que el escritor sería el autor del primer guión, que Kubrick enseñó a Johnson, aunque estaba claro que no lo pensaba usar. Ambos pasaron largo tiempo hablando de la novela gótica, de la que la Johnson impartía un curso en Berkeley, especialmente del Frankenstein de Mary Shelley. Finalmente llegaron a un acuerdo: cuando ella terminara el curso de Berkeley, se trasladaría a Londres para escribir conjuntamente el guión de El resplandor, lo que ocurrió a finales de 1977. Ambos se pusieron rápidamente de acuerdo en el enfoque que le querían dar a la historia: el núcleo argumental estaría en la relación de odio padre-hijo, que acusaba influencias del psicoanálisis; los arbustos moviéndose eran ridículos, en su lugar el jardín se cambió a un laberinto de setos, que también simbolizaban muy bien los recovecos del cerebro humano. El hacer explotar el hotel al final era una vulgaridad. Finalmente, el rodaje comenzaría en mayo de 1978.


La película comienza con vistas aéreas de las Montañas Rocosas, en el estado norteamericano de Colorado, y con un coche que sube por la larga carretera hasta su destino, el Hotel Overlook. En él viaja Jack Torrance, que se dirige a una entrevista de trabajo con el director del hotel, Stuart Ullman, lo que constituye el primero de los 8 segmentos en que se divide el film, "LA ENTREVISTA" (un procedimiento de "compartimentos estancos" que nos recuerda a 2001). Se trata de contratar a un vigilante para que permanezca en el hotel en los meses de invierno, cuando está cerrado por la nieve; en total serán 5 meses de aislamiento, lo que puede ser duro de soportar. Torrance asegura que eso no le preocupa, pues precisamente lo que necesita son 5 meses de tranquilidad para terminar su último libro. Ullman le advierte de lo que ocurrió en el caso de un vigilante anterior, llamado Grady: era un tipo perfectamente normal, pero al quedarse aislado en el hotel algo raro le ocurrió: mató a hachazos a su mujer y a sus dos hijas, y luego se pegó un tiro.

Mientras tanto, en casa de la familia Torrance, su mujer Wendy y su hijo Danny están esperando la llamada de Jack confirmando que le han dado el empleo. Vemos ya desde el principio que Danny es un niño "muy especial": se comunica con "un espíritu que vive dentro de él", llamado "Tony", que se expresa hablando por su boca al tiempo que Danny dobla su dedo índice: "Tony" le advierte en contra de irse a ese hotel, y cuando Danny le pregunta si le darán el empleo a su padre, "Tony" contesta que ya se lo han dado y que está a punto de llamar para contárselo a su familia... lo que así sucede. Cuando Danny le pide a "Tony" alguna explicación de por qué no debe ir al hotel, tiene una visión de un aluvión de sangre que revienta las puertas de un ascensor, y de dos niñas gemelas de aspecto inquietante.

El segundo segmento es "DÍA DE CIERRE". Jack se dirige con su mujer e hijo al hotel, donde pasarán solos los siguientes 5 meses. El director, Ullman, les enseña las amplias estancias, y el cocinero, Dick Halloran, les muestra la cámara frigorífica y la amplia despensa llena de comida para todo ese tiempo. Danny ya ha tenido otra vez la visión de las gemelas. Halloran llama a Danny "Doc", lo que hace que su madre le pregunte cómo sabe que en casa le llaman así, a lo que Dick contesta que quizás se lo haya oído a ella misma. La realidad es que Dick lo ha conocido por comunicación telepática: en una conversación aparte con Danny, le cuenta que cuando era niño, a veces sostenía largas conversaciones con su abuela sin despegar los labios: esa facultad la llamaban "el resplandor", y hay más gente que la tiene; los que "resplandecen" pueden ver, además, cosas en el pasado o en el futuro. Dick también previene a Danny que jamás entre en la habitación 237, aunque se niega a decir por qué.

"UN MES DESPUÉS" es el título de la siguiente secuencia, y en ella encontramos ya a la familia Torrance plácidamente instalada en el Overlook, sin nada que hacer: Danny recorre los pasillos con su triciclo, Wendy invita a Jack a dar un paseo por el laberinto de setos, pero su marido se excusa dicendo que tiene que trabajar. Aún hace buen tiempo, y Wendy y su hijo se van a recorrer el laberinto mientras Jack pasa su tiempo indolentemente, haciendo rebotar una pelota en la pared.

Las cosas empiezan a torcerse en la siguiente escena, "MARTES". Danny pasa frente a la habitación 237, mueve el pomo de la puerta sin conseguir entrar, y vuelve a tener la visión de las gemelas. Jack continúa tecleando en su máquina de escribir, y Wendy se le acerca para preguntarle si ha escrito mucho. Esto ocasiona el primer roce en la convivencia del matrimonio en el hotel: Jack increpa a su mujer, afirmando que le distrae y con ello pierde el hilo de su trabajo, y le prohíbe que venga a molestarle mientras oiga el sonido de la máquina de escribir, o simplemente mientras él esté en su puesto de trabajo. Al quedarse solo Jack vemos un primer plano de su rostro que parece ya la cara de un loco.

El la siguiente secuencia, "SÁBADO", vemos que ya ha comenzado a nevar. Las comunicaciones telefónicas se han cortado, y sólo es posible hablar con el exterior por una emisora de radio-aficionado. En sus paseos con triciclo, Danny se encuentra a las gemelas, que le invitan a ir a jugar con ellas "para siempre". Danny ve imágenes de las dos niñas muertas y descuartizadas.

En el "LUNES", Danny entra a buscar su coche de bomberos y ve a su padre sentado en la cama; Jack le dice que quisiera que estuviera a gusto en el hotel, y que se quedaran allí para siempre. La respuesta de Danny es preguntar a su padre: "¿Nunca nos harás daño a mamá ni a mí, ¿verdad?"

Los acontecimientos se precipitan en el "MIÉRCOLES". Mientras Danny está jugando con sus coches, le llega rodando una bola. La puerta de la 237 está abierta... Poco después, Wendy, mientras revisa las calderas del hotel, oye los gemidos de Jack, que está dormido y sufre una pesadilla: Wendy le despierta, y Jack le cuenta que había soñado que mataba a su mujer y su hijo, y los cortaba en trozos. Mientras Wendy intenta consolarle, llega Danny con el cuello lleno de arañazos. Wendy se indigna contra Jack, pensando que él se lo ha hecho.

Jack recorre un pasillo, "boxeando" contra el aire, y entra en una sala que lleva el título "The Gold Room". Es la amplia cafetería (y salón de baile, en tiempos) del hotel, ahora sin uso hasta que vuelva a abrir. Allí Jack dice que tiene tanta sed que por una cerveza daría su alma y, como en las viejas historias de Fausto, al conjuro aparece el diablo, esta vez materializado como Lloyd, el barman del hotel. Jack le cuenta a Lloyd lo mucho que quiere a Danny, pero que "esa puta" (Wendy) nunca le ha perdonado que tres años atrás lesionara "accidentalmente" a su hijo, al levantarle del suelo de un tirón.

Wendy entra en la cafetería buscando a Jack: Danny le ha contado que los arañazos no se los hizo su padre, sino una mujer de la habitación 237 que intentó estrangularle. Por tanto, hay más gente en el hotel. Jack entra a inspeccionar la 237 y ve a una mujer joven en la bañera, desnuda. Cuando se acerca a ella y la abraza, descubre que en realidad es una vieja con el cuerpo putrefacto. Huye rápidamente y cierra la puerta con llave. Más tarde le dice a Wendy que no vio a nadie en la habitación, y que los arañazos se los habrá hecho el propio Danny. Wendy insiste en llevar a su hijo fuera del hotel para que lo vea un médico, y esto provoca otra explosión de ira de Jack, que dice que si se van del hotal perderá su empleo: "Eso son ganas de joderme".

Mientras tanto, en su casa de Miami, Dick ha recibido una "comunicación" telepática de Danny, que está en peligro, y llama por teléfono, interesándose por pedir una conferencia con el hotel Overlook: con la tormenta de nieve que anuncia la TV, y al vivir allí una mujer y un niño pequeño, desea comprobar que todo vaya bien. Le comunican que las líneas están cortadas por la nieve, pero que se puede contactar por radioteléfono; para ello llama al servicio forestal, donde le prometen que se pondrán en contacto con el Overlook.

Jack vuelve al salón donde le atendió Lloyd, que ahora está lleno de gente (!), todos vestidos de etiqueta, a la moda de los años 20. El barman le dice que está invitado, pues "su dinero no vale aquí". No es asunto suyo saber quién le invita. En esto, Jack tropieza con un camarero, que le derrama bebida por su cazadora y, excusándose, le dice que vayan a los servicios y alí le limpiará con agua. En los servicios, Jack reconoce quién es el camarero: es Delbert Grady, el vigilante del hotel que asesinó a su mujer y sus hijas y luego se suicidó; Grady dice no recordar que él hubiera sido el vigilante, y le dice a Jack una frase memorable: "Siento mucho disentir. Usted es el vigilante. Usted siempre ha sido el vigilante, lo recuerdo bien, yo he estado aquí siempre". Y continúa diciendo que el hijo de Torrance "trata de introducir a un elemento extraño en esta situación"; a la pregunta de qué elemento ese ese, Grady contesta: "Un negro. Un cocinero negro" (se refiere, claro está, a Dick Halloran). Acto seguido, le dice que Torrance no ha reparado en lo listo que es su hijo, y que esa inteligencia la está usando contra él; que ese chico merecería "unas palabritas, o quizás algo más"; que a sus hijas tampoco les gustaba el hotel y una de ellas trató de incendiarlo, pero "él las escarmentó" y cuando su mujer trató de impedirlo, "le dio su merecido". Toda una sugerencia de lo que debe hacer Jack.

Suena el radioteléfono, está llamando el servicio forestal, y Jack lo inutiliza, dejando así al hotel incomunicado con el exterior. Al no recibir respuesta a su petición, Dick toma el avión hacia Colorado. Por su parte, Wendy, armada con un bate de béisbol, acude al lugar de trabajo de Jack para espiar qué escribía: ante su horror, ve cientos de folios que constan de una única frase, repetida interminablemente: eso es todo lo que ha estado escribiendo, y para lo que pedía que no se le molestara. (La frase que aparece originalmente en la película es "All work and no play makes Jack a dull boy", es decir, "Todo trabajar y no jugar hacen de Jack un chico aburrido", que en inglés es una frase hecha; para el doblaje español se buscó un proverbio equivalente en castellano, y en las hojas que ve Wendy se lee una y otra vez la frase "No por mucho madrugar amanece más temprano").

En esto llega Jack, amenazante, y pregunta a Wendy si le gusta lo que escribe. Ella retrocede, aterrorizada, y él avanza preguntándole si no quería que hablaran de Danny, de llevarle a un médico. Jack empieza a reprocharle que se preocupe sólo de su hijo y no de él, de sus responsabilidades con quienes le emplearon (aunque el discurso parezca de cierta coherencia, Wendy ya percibe la locura en Jack). Wendy retrocede subiendo una escalera de espaldas, suplicando a Jack que no le haga daño, a lo que él contesta "Noy voy a hacerte daño", pero más tade añade: "No me has dejado completar la frase. No voy a hacerte daño... sólo voy a aplastarte los sesos". Al intentar quitarle el bate a Wendy, ella le propina un fuerte golpe en el estómago y luego otro en la cabeza, con lo que Jack cae rodando por las escaleras. Wendy le arrastra hasta la despensa del hotel, le encierra allí y luego busca cómo huir y más tarde llamar a un médico para que acuda a atender a Jack, herido en la cabeza. Pero Jack, desde su encierro, le dice a Wendy que se va a llevar una desagradable sorpresa: el coche oruga que tenían lo ha dejado inutilizado, al igual que ha hecho con el radioteléfono, por lo que tampoco se puede llamar para pedir ayuda.

El desenlace final llega en la secuencia "4 DE LA TARDE". Mientras piensa cómo salir del hotel, Wendy se encierra en su cuarto con su hijo, y se echa a dormir, agotada. Jack ha quedado encerrado en la despensa, pero Wendy no cuenta con la ayuda que le prestan "los seres" que habitan el Overlook. Delbert Grady llama a la puerta de la despensa y habla con Jack: le comunica que él y "los demás" piensan que no ha dado la talla, "no ha sabido hacer frente al asunto que tratamos". Su mujer es más fuerte de lo que habían imaginado, y es más lista que él. Jack pide otra oportunidad, asegurando que esta vez no les defraudará, y se le concede: Grady le abre la puerta de la despensa.

Mientras Wendy duerme, su hijo está en vela, mientras el espíritu "Tony" le repite una y otra vez la palabra "REDRUM"; finalmente la escribe en la puerta con una barra de labios, y la grita tan alto que su madre se despierta: Al ver la puerta reflejada en el espejo, se da cuenta de que "REDRUM" es "MURDER" (asesinato) leído al revés. Un aviso de lo que se va a producir de forma inminente: fuera de la habitación está Jack con una gran hacha, tratando de echar la puerta abajo. Wendy y Danny se encierran en el baño, e intentan escapar por la ventana. Danny escapa, pero Wendy no cabe por tan estrecho hueco. Finalmente cede la puerta de la habitación, y Jack entra hacha en mano, buscando a su mujer y su hijo. Observa que la puerta del baño está también cerrada con pestillo, y comienza a derribarla a hachazos. Pero comete el error de introducir la mano por el hueco abierto, para quitar el pestillo, y su mujer, que tenía un cuchillo, le hace un corte en la mano.

Retorciéndose de dolor, Jack escucha la llegada de un coche oruga por la nieve: es Dick Halloran, el "cocinero negro", que llega a ayudar a Danny. Jack comete un segundo error táctico, salir a por Dick sin rematar la "tarea" de su mujer, que consigue así salir del baño por su propio pie. Dick entra en la casa preguntando en voz alta si hay alguien, lo que ayuda a que Jack le localice fácilmente, y le mate de un hachazo. Al morir Dick, Danny grita por estar en "sintonía" con él, y así su padre le localiza escondido en el armario de la vajilla, de donde escapa hacia el laberinto de setos del exterior. Jack le persigue ahí, y es donde comete su tercer y fatal error: lo más fácil hubiera sido inutilizar el coche oruga y cerrar la vivienda, con lo que Danny moriría de frío en el exterior. En su lugar, corre a perseguirle por el jardín, donde su fuerza tiene que medirse contra la inteligencia del chico, que tiene la idea de hacer desaparecer sus huellas, volviendo sobre lo ya pisado y luego escondiéndose a un lado: el efecto es que las pisadas, de repente, desaparecen.

La estratagema consigue engañar a Jack, y Danny regresa al hotel, donde su madre ha entrado en contacto con los fantasmas que lo pueblan, y que parecen "despertar": en una habitación ve a dos individuos, uno vestido de etiqueta y otro, arrodillado, con disfraz de oso; presumiblemente los ha sorprendido practicamdo el sexo oral. También un "invitado" con la cabeza partida le dice "Bonita fiesta, ¿no?". Para terminar, Wendy descubre el cadáver descuartizado de Dick Halloran. Huye al exterior, donde encuentra a Danny, y ambos escapan en el coche oruga en el que vino Dick. Mientras, Jack continúa aullando el nombre de Danny por el laberinto. Morirá congelado.

Como rúbrica final, contemplamos una fotografía en el salón "The Gold Room", que representa el baile del 4 de julio de 1921, es decir, mucho antes de que naciera cualquier personaje de esta historia. En el centro de la foto se distingue claramente a Jack Torrance: cobran así realidad las palabras de Grady, "Usted siempre ha sido el vigilante".


En la versión definitiva del guión, tal como fue filmado, había elementos que se debían a Diane Johnson y otros al propio Kubrick. Johnson tuvo libertad completa para escribir los diálogos (cosa insólita en Kubrick) y el detalle de la frase repetida cientos de veces es suyo: Kubrick poseía una de las primeras máquinas de escribir con memoria de computador, y la programó para que imprimiera los 500 folios repitiendo la frase de marras. Por otra parte, Kubrick añadió de su cosecha las escenas de carga erótica (la mujer desnuda de la bañera, los dos hombres sorprendidos al final por Wendy en la habitación) y también tuvo la ocurrencia de la visión del torrente de sangre que bajaba por el ascensor. De la novela original de King han quedado detalles que si no, no se entiende cómo encajarían allí, como el que el Overlook esté construido sobre un antiguo cementerio indio (lo que le cuenta Ullman a Jack al presentarle el hotel).

Los cambios efectuados en el guión respecto a la historia original de King provocaron que el escritor renegara de la película, afirmando que Kubrick no conocía el género de terror: al no saber representar la maldad "impersonal" del propio edificio, había trasladado la maldad a los propios seres humanos, rodando así una historia de crímenes domésticos con algún leve añadido sobrenatural. Ciertamente, el terror de El resplandor es un tanto "sui generis", es un terror teñido de humor negro muy kubrickiano, como en la escena del diálogo de Torrance con Delbert Grady en los lavabos, donde se nota que el racismo está tan arraigado en ciertos estratos de la sociedad norteamericana como para que Grady siga siendo racista después de muerto; pero no por ello deja de provocar el pánico en el espectador. Kubrick aceptaría renunciar en 1996 a los derechos sobre la novela, para que pudiera filmarse una adaptación "ortodoxa" de la novela de King, una producción para la TV en 3 episodios dirigida por Mick Garris con el título de El resplandor, de Stephen King. El trato incluiría que King debía abstenerse de comparar en público ambas producciones.

El papel protagonista de Jack Torrance fue para Jack Nicholson, precisamente en quien había pensado Kubrick unos años antes para hacer de Napoleón. El actor había llegado a lo más alto de su carrera profesional al recibir el Oscar en 1975 por Alguien voló sobre el nido del cuco, pero también atravesaba numerosos problemas personales: había roto su relación con Anjelica Huston, su amigo Roman Polanski había tenido que huir de Estados Unidos acusado de pederastia, su primera película como director, Camino del sur, había sido un fracaso rotundo, y era públicamente reconocido que consumía cocaína a diario. Según Diane Johnson, cuando Nicholson se incorporó a la filmación "estaba más loco que su personaje". Con tan buena preparación anímica, su interpretación fue, excepto en las primeras escenas, un recital de ese histrionismo que tanto encantaba a Kubrick; realmente es imposible representar un personaje más "salido" que lo que está Nicholson. En cuanto a su mujer, Wendy, fue encarnada por Shelley Duval, actriz que había trabajado antes sobre todo en producciones independientes, que dio bien el tipo de mujer anoréxica y con tendencia a lo histérico que se requería.

Para interpretar a Dick Halloran, Kubrick había pensado en Slim Pickens, el piloto que al final de Dr. Strangelove cabalga sobre una bomba atómica, a pesar de que no era negro, como decía la novela. Pickens no aceptó, pues conocía lo duro que era trabajar con Kubrick, y fue el cantante y actor negro Sherman Crothers, más conocido por "Scatman" Crothers, interesado tras leer el guión, quien llamó a Nicholson (con quien había trabajado en Alguien voló sobre el nido del cuco) para que le recomendara ante Kubrick para ese papel, lo que el director aceptó con ciertas reservas. Para elegir a Danny, el nuevo ayudante de repartos de Kubrick, Leon Vitali (que interpretaba en Barry Lyndon a un Lord Bullingdon ya crecidito) recorrió el Medio Oeste filmando pruebas a unos 500 aspirantes, que debían no haber trabajado nunca en el cine y no tener más de 6 años; con el resultado de las pruebas, Kubrick elegiría a Danny Lloyd. Por su parte, Delbert Grady fue un viejo conocido de las películas de Kubrick, Philip Stone (el padre de Alex en La naranja mecánica y el criado Graham en Barry Lyndon).

Los métodos de trabajo de Kubrick con los actores fueron tan exasperantes como ya era su costumbre; así, para la escena donde Halloran enseña la cocina a Wendy y a Danny, se repitió la toma 85 veces. El momento en que Torrance derriba de un hachazo a Halloran fue rodado unas 40 veces, y alguien sugirió que Crothers (de 67 años) era ya algo mayor para estar cayéndose tanto; de hecho, cuando más tarde se rodó la escena donde Wendy golpea a Jack con un bate, y él cae por las escaleras, Nicholson se negó a caerse 40 veces y pidió que le doblara un especialista. En esa misma escena, cuando Jack avanza hacia Wendy diciendo "te voy a aplastar los sesos", un montador de la película ha contado que se rodó unas 50 ó 60 veces, que la primera toma ya era magistral, pero que Kubrick continuaba rodando buscando el agotamiento de Nicholson, su expresión desencajada e histriónica, eligiendo las tomas donde estuviera más "pasado de rosca".


Al igual que había ocurrido en Barry Lyndon con la cámara capaz de filmar a la luz de las velas, en El resplandor Kubrick introdujo una innovación técnica sin la cual no se concibe que la película hubiera sido la misma. Se trata del invento conocido como "Steadicam", un soporte de cámara que permitía correr con ella e incluso subir escaleras sin que temblara la imagen. La "Steadicam" había sido inventada por Garret Brown, que recibió por ella un Oscar en 1978, y en El resplandor sería profusamente utilizada en las escenas en que la cámara persigue al objetivo con gran movilidad, como en los paseos de Danny en triciclo o las carerras a través del laberinto de setos. Para manejarla, Kubrick contrató al propio Garret Brown, aunque el director de fotografía siguió siendo oficialmente John Alcott.

Para el Hotel Overlook se buscaron diversos modelos reales: el exterior se tomó del Timberline Lodge, en Mount Hood, Oregon, y los interiores del Ahwanee Lodge, en el valle de Yosemite, California. Todos los interiores que se ven en la película son reales, ninguno fue diseñado especialmente para la producción; incluso el cuarto de baño en rojo donde Grady limpia la mancha en la cazadora de Torrance es un diseño del famoso arquitecto Frank Lloyd Wright. Con la información acumulada sobre hoteles, Kubrick hizo construir en los Estudios Elstree de Borehamwood una réplica exacta de la fachada y del jardín laberíntico; aparte, se construyeron los interiores. Las tomas iniciales del coche subiendo por las montañas y muchas tomas con nieve (como la del coche oruga de Dick avanzando hacia el hotel) fueron filmadas por el director de la segunda unidad, Doug Milsome, pues Kubrick no se movió de Inglaterra durante el rodaje. Como anécdota, se cuenta que varias secuencias no usadas de la toma inicial del coche serían cedidas a Ridley Scott para la escena final de Blade Runner, cuando Harrison Ford se fuga con la bella "replicante".

Entre las incidencias del rodaje, se puede citar un incendio que destruyó los decorados cuando faltaban por rodar unas pocas tomas de primeros planos; era de esperar debido al calor tan elevado que producía la cantidad de focos que usaba Kubrick (hasta 45º). En vez de arreglárselas rodando en otro sitio parecido, Kubrick exigió reconstruirlo todo, ante la desesperación de los estudios. Por otra parte, los Elstree se habían comprometido con Steven Spielberg para que rodase allí En busca del arca perdida, y el inicio del rodaje hubo de esperar a que terminara el de El resplandor, que inicialmente iba a durar 17 semanas, luego se convirtió en el doble y luego en el triple. Por si fuera poco, durante el montaje de la película de Kubrick, su hija Vivian (gran amante de los animales) se pasó por el estudio para comprobar el trato poco considerado que se daba a las serpientes en la escena donde Harrison Ford y Karen Allen caen a un pozo lleno de ellas (pozo que en realidad era el mismo espacio físico donde había estado el salón principal del hotel Overlook, donde Jack escribía a máquina); Vivian denunció el hecho a la Sociedad Protectora de Animales, lo que divirtió mucho a Kubrick e hizo que Spielberg no le dirigiera la palabra durante años.


La música utilizada en El resplandor (elegida toda ella tras terminar el rodaje) es un verdadero festín para los amantes de la música contemporánea, al incluirse obras de tres autores clásicos del siglo XX: Bela Bartok, Gyorgy Ligeti (que reaparecía en la filmografía de Kubrick tras 2001, una vez superado el conflicto por la manipulación de Adventures), y el compositor polaco Krzysztof Penderecki, de quien se incluían nada menos que 6 piezas.

Comenzando por Bartok, uno de los grandes clásicos del siglo XX, de su Música para cuerdas, percusión y celesta, una de las obras maestras indiscutibles del autor y del siglo, escuchamos el tercer movimiento, "Adagio" cuando Wendy y Danny corren por el laberinto, cuando Danny pasa por primera vez frente a la habitación 237 y no puede abrirla, o cuando abre la puerta para entrar en su habitación, donde está su padre, a buscar su coche de bomberos (el tintineo inicial de la celesta en el "Adagio" acompaña la apertura de la puerta). Parece como si esta música acompañara el concepto de "un secreto escondido"... En cuanto a Ligeti, su Lontano ("Lejano"), obra para orquesta de 1967, parece elegido para ilustrar la comunicación "lejana", como su nombre indica, y por ello suena cuando en la presentación del hotel, Halloran se comunica con Danny mediante el "resplandor"; también cuando Danny tiene por primera vez, desde su casa, la "visión" de las gemelas; también cuando Wendy descubre que las líneas telefónicas están cortadas por la nieve (y, por tanto, no puede haber la comunicación "normal" a distancia).

Como hemos dicho, la parte del león de la música de El resplandor se la lleva Krzysztof Penderecki. De él escuchamos El despertar de Jacob (de 1974) en momentos como la primera vez que Danny habla con el espíritu "Tony", cuando Jack despierta de su pesadilla (muy adecuado el título) y cuando el propio Jack entra en la 237 para encontrarse con la bañista desnuda; esta música parece, pues, acompañar a las escenas que supongan alguna "iniciación" en lo desconocido. Otra obra utilizada de Penderecki es Utrenja (1969-70), que originalmente describe el entierro y resurrección de Cristo. De esta obra suenan en El resplandor dos fragmentos: el titulado Ewangelia en los momentos más "fuertes" o violentos del film: cuando Wendy le da a Jack con el bate, el hachazo de Jack a Halloran, Wendy despertándose y gritando al ver el "Redrum" en la puerta, o al ver ella el cadáver de Halloran; otro fragmento es Kanon Paschy, que suele usarse conjuntamente con el anterior, por ejemplo en la persecución de Danny por Jack a través del seto. O también cuando Wendy tiene la visión del ascensor lleno de sangre.

Más música de Penderecki: las dos composiciones que llevan el título de De Natura Sonoris (la primera de 1966 y la segunda de 1971). La nº 1 se escucha en algunos momentos que impliquen "descubrimiento": cuando Danny, corriendo en su triciclo, dobla una esquina y ve a las dos gemelas; o cuando Wendy descubre que el coche oruga de que disponían en el hotel ha sido inutilizado por Jack; también en la imagen final de Jack congelado. En cuanto a la nº 2, la oímos cuando Danny está escribiendo "Redrum" con el lápiz de labios, cuando Halloran viaja en el coche oruga rumbo al hotel, o cuando Danny se reúne finalmente con su madre. Por último, la compleja relación entre Jack y Wendy parece remarcada por Polymorphia, de 1961, que suena cuando ella descubre que el libro de Jack consta de una sola frase, cuando le arrastra, inconsciente, hasta encerrarle en la despensa, o cuando él le habla desde la despensa de que se va a llevar una sorpresa cuando compruebe el estado del coche oruga y del radioteléfono.

En cuanto a las versiones utilizadas en el disco (hasta la fecha, la banda sonora de El resplandor no ha aparecido en formato CD), Kubrick volvió, como otras veces, a una grabación de la Deutsche Grammophon con la Filarmónica de Berlín y Karajan para la obra de Bartok; el Lontano de Ligeti procedía de una grabación del sello Wergo (Ernest Bour dirigiendo a la Sinfónica de la SWF, Baden-Baden), y de las obras de Penderecki, los dos De Natura Sonoris procedían de la grabación dirigida por el autor para EMI, a la Orquesta de la Radio de Katowice, y el resto pertenecían a las grabaciones de la obra de Penderecki hechas por el sello polaco "Muza", perteneciente a la compañía estatal Polskie Nagrania.


No solmente se escucha música clásica en El resplandor, sino que hay otras músicas que tienen una importancia fundamental en el film, como servir para los títulos de crédito iniciales y finales. En la secuencia inicial (el coche entre las montañas) se escucha una adaptación del "Dies Irae" del canto llano, tal como es citado en la Sinfonía Fantástica de Berlioz, a cargo de un nombre ya conocido en la filmografía de Kubrick: Wendy Carlos, antes Walter Carlos, autor de los "arreglos" de piezas clásicas en La naranja mecánica. Carlos y Rachel Elkind son los autores de Montañas Rocosas, que acompaña el viaje en automóvil de la familia Torrance hasta el Overlook. Por último, escuchamos también cuatro canciones típicas de los años 30, en las escenas donde Jack pasa "a otra dimensión" y se encuentra con los fantasmas del hotel: Masquerade, Midnight, the stars and you ("Medianoche, las estrellas y tú", la más importante de las cuatro y que también se usa en los títulos del final), It's all forgotten now ("Todo está ahora olvidado", que muy oportunamente se usa cuando Grady no puede recordar que él siempre ha sido el vigilante) o Home, que también se usa en el diálogo Torrance-Grady en el cuarto de baño. Las versiones de Midnight, the stars and you y de It's all forgotten now están cantadas por Al Bowlly y acompañadas por la Orquesta de Ray Noble.


El estreno de El resplandor se hizo por el procedimiento "escalonado" que se había utilizado otras veces, en lugar del estreno simultáneo en todo el país, un método que estaba ya desplazando al anterior. Seguramente el estrenarlo de forma escalonada (primero en unos pocos cines, luego extendiéndose al resto) le hiciera perder recaudación, pero a pesar de ello ganó en Estados Unidos más de 30 millones de dólares y entró en la lista de las 10 películas más taquilleras de 1980, que era lo que Kubrick pretendía. Como había ocurrido con otras de sus películas, Kubrick cortó algunas escenas tras el estreno, dejando la duración de 146 minutos en dos horas justas.

Para el estreno en España, la versión doblada fue dirigida por Carlos Saura. Este doblaje fue muy criticado en su día, pues la voz de Nicholson no era la que estaban acostumbrados a oír los espectadores de las versiones dobladas, y las de Wendy y Halloran (respectivamente, la actriz Verónica Forqué y el locutor de radio Rafael Taibo) sonaban "demasiado conocidas". Sin embargo, descalificar la película por ese doblaje siempre le ha parecido a quien esto escribe una verdadera ridiculez, y la causa más bien habría que buscarla en el desafío de Kubrick a los críticos, dando pases solamente para la versión doblada que ellos habían denostado, y no para la original. A partir de entonces, fue dogma de fe el afirmar que El resplandor era muy mala. Como ejemplo, baste citar a un afamado crítico español que tenía un programa de radio por las noches; en una ocasión, el autor de este artículo le escuchó proclamar que El resplandor era una pésima película y, poco después, ante la pregunta que hacía en su llamada otro oyente, afirmaba que sin embargo estaba muy bien la película Mujeres al borde de un ataque de nervios de Pedro Almodóvar. A partir de ese momento fue cuando el autor de este artículo dejó de creer a los críticos de cine.

Se ha llegado a escribir que El resplandor no es más que una película de terror de "serie B" como puedan ser las de Darío Argento, sólo que hecha con un gran presupuesto. Por lo dicho hasta ahora, el lector comprenderá que en ella hay bastante más substancia. Está el problema de la relación padre-hijo, donde Jack (cuando aún está cuerdo) no consigue sintonizar con su hijo, que se mueve más en la órbita de su madre. En el ambiente pesan los hechos del pasado, cuando Jack lesionó "accidentalmente" a Danny, y su mujer siempre se lo ha reprochado; luego en el hotel nos encontramos con la misma visión pesimista de La naranja mecánica: el hombre no es bueno por naturaleza, lo civiliza la sociedad, y apartado de la sociedad vuelve a la barbarie. Las "voces ancestrales" que le incitan a solucionar sus problemas matando no dejan de recordarnos a la forma en que Joyce y otros autores han retratado lo que es el nacionalismo (irlandés en este caso); luego, cuando Jack se decide a resolver de una vez por todas sus "diferencias" con su mujer, como se diría en lenguaje de hoy, "recurriendo al uso de la fuerza", se enfrenta con su fuerza bruta contra la inteligencia de Wendy y Danny, que superan a la de su marido y padre, y comete errores que le cuestan la vida; la fuerza por sí sola sin inteligencia no consigue nada, y la inteligencia acaba derrotando a la fuerza como Bowman derrotó a HAL en 2001. Añádase que Jack Nicholson con el hacha en la mano es un icono que ha pasado a la imaginería popular como el arquetipo del psicópata. Y que, como película de terror, para este comentarista no tiene rival entre las hechas en color (en un honroso segundo puesto quedaría El otro, de Robert Mulligan) y muy pocos entre las de blanco y negro (entre ellos, uno sería The innocents de Jack Clayton). Es decir, si el propósito de Kubrick fue hacer "la" película de terror, no cabe duda de que lo consiguió.