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Número 25º - Febrero 2.002


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NUEVAS TENDENCIAS: EL MINIMALISMO.


Por Pablo Vázquez Gómez. Guionista y articulista.

 Antes de tratar con más profundidad obras pertenecientes a estilos más modernísticos de la música clásica que se corresponden con la época en la que estamos viviendo (a pesar de que ya se han analizado unas cuantas), cabe explicar más a fondo los movimientos propios para una mejor comprensión.

De una vez por todas, propongo, de firme propósito (válgame la redundancia), y debido a todas las opiniones y polémicas que levanta, analizar a fondo el estilo minimalista y quien forma parte de él y quién no. Así que, comencemos pues.

 -El origen, historia/s, verdades y mentiras:

  En absoluto tiene por que ser tan complicado buscar un origen para el minimalismo musical. Muchos se remontan al impresionismo, es decir, a las obras de Erik Satie y su maestro Debussy, un tanto experimentales y meditativas. Otros, sin embargo, se van directamente a la expresión contemporánea y allí citan una gigantesca cantidad de ejemplos, no muy correctos, como Morton Feldman, Anton Von Webern, Karlheinz Stockhausen, etc. Pero casi todos se ponen de acuerdo en un nombre: John Cage. ¿Y porqué? Pues por que Cage creó una pieza musical única e innovadora (pese a ser tan sencilla, a nadie se le ocurrió antes): el 4´33´´, que no poseía sonido alguno durante esa duración. La crítica se apresuró a llamarle minimalista y a postrar a su autor como el tótem de este estilo, cosa que, sin embargo, no es cierta. El propio Cage no se consideraba minimalista, ni él ni ninguna de sus obras (pese a que es una referencia clave para los músicos de la “auténtica” vanguardia minimal y los estudiosos de ella), es más, su 4´33´´, se acerca más a la anarquía que a la forma mínima, por lo que no hay ningún indicio en esta obra para clasificarla dentro de algún estilo. En cuanto a Feldman, su música intentaba reflejar una abstracción que se encuentra presente en los dibujos de su amigo Mark Rothko y en la música de Cage,  Webern en absoluto admite comparación con la corriente “mínima”, ni el propio Satie, ya que su música buscaba asemejarse a “miniaturas” musicales, pero no refleja en absoluto la esencia de esta música. Con lo cual es obligación aclarar que estos autores pueden haber hecho alguna obra que parezca minimalista (especialmente los contemporáneos que vivieron el nacimiento del estilo),  y que hayan sido “inspiradores” de este término para los críticos o aficionados, pero no para los músicos del movimiento. Es muy improbable, entonces (como se verá después) que la partitura minimalista haya salido de algún entorno serialista, ya que la vanguardia minimal nació como un rechazo de este estilo.

 Primero, aclaremos el término.

Mucho antes que en la música el minimalismo existía en otras disciplinas, tales como arquitectura, moda, pintura, performances, etc. que comenzó con el manifiesto del arquitecto holandés Mies Van der RoheLess is more” (Menos es más), aunque en música la mayoría de las fuentes (y compositores) citan a Michael Nyman como el acuñador del término en su etapa como crítico. En esto difiere Philip Glass, uno de los músicos considerado fundador y de los pocos que hoy en día predica con esta corriente, que se lo aplica al músico (y, durante un tiempo, articulista en el Village Voice) norteamericano Tom Johnson.

Esta es la definición de minimalismo (sacada de su página web) de este último, que, aunque cita, al igual que su homólogo inglés, ejemplos que poco tienen que ver con la música minimal, se ha convertido en una de las más fiables:

  La música minimalista es una categoría extendida y diversificada que incluye, por definición, toda la música que funcione a partir de materiales limitados o mínimos; las obras que utilizan solamente algunas notas, solamente algunas palabras, o bien las obras escritas para instrumentos muy limitados, como címbalos antiguos, ruedas de bicicleta o vasos de güisqui. Ello incluye las obras que sostienen un simple gruñido electrónico durante largo rato. Las obras exclusivamente constituidas de grabaciones de ríos o cursos de agua. Las obras que evolucionan en ciclos sin fin. Las obras que instalan un muro estático de sonidos de saxofón. Las obras que implican un largo lapso de tiempo para evolucionar de un tipo de música a otro. Las obras que abarcan todas las alturas posibles a condición de que estén comprendidas entre do y re. Las obras que reducen el tempo hasta dos o tres notas por minuto.
Quizás las formas mas antiguas de minimalismo o de reductivismo son en realidad de artistas visuales como Malevitch y de otros adeptos al suprematismo en Rusia y en Polonia, o bien de Mondrian, que trabajó algunos años más tarde en Holanda, con un mínimo de colores y de formas. O incluso de la escuela de minimalismo en la escultura, que , en el curso de los años cincuenta en Nueva York, usa las formas simples de cuadrados y cubos. Artistas como Sol LeWitt y Carl André pertenecen a esta corriente.
Las Vejaciones de Erik Satie, con sus 840 repeticiones, y la pieza silente de John Cage, 4'33", constituyen dos primeros ejemplos musicales, a pesar de que este punto de vista no fue extensamente adoptado hasta los años 60 y 70, cuando puede ser observado en numerosos lugares, con la influencia clara de las artes visuales. Los bordones del americano La Monte Young, la serie de Presque rien del compositor francés Luc Ferrari, los motivos repetidos del americano Terry Riley, las texturas diatónicas simples del estonio Arvo Pärt, las composiciones estáticas del compositor polaco Tomasz Sikorski y los cánones rigurosamente circulares del húngaro Làszlo Sàry no son más que algunos ejemplos de la producción de numerosos compositores que han escogido desde esta época explorar el microcosmos en vez del macrocosmos.
Ciertos autores han escrito "minimalismo" con una M mayúscula, y han declarado que es la invención de un compositor en particular, de una escuela o de una nacionalidad, pero el término deberá ser considerado como una categoría general, como la "multimedia" o la "música por ordenador", más que como un estilo específico.

Nyman, sin embargo, empleo el término para designar a músicos como Terry Riley y otros. Muy recomendable para comprender su aplicación es la entrevista suya con Philip Glass en 1.976 , donde, para definir lo que él entendía como minimalismo en música, aplicó un escrito de Sol LeWitt (“Párrafos sobre el Arte Conceptual”) con otro de Steve Reich (“La música con tanto que proceso gradual”). También es única la antología de textos recogidos por La Monte Young y su esposa Marian Zazeela en “An Antology”, de 1.962.

Ahora bien, el origen de la partitura sigue siendo discutible, pero puede percibirse muy claramente. El minimalismo nace con la vanguardia americana de mediados de los 60, los ya nombrados Terry Riley, Steve Reich, Philip Glass y La Monte Young. Todos ellos han nacido a mediados de los años treinta, tienen tras de sí una amplia formación académica, han trabajado juntos (caso de Riley y Young o Glass y Reich), rechazan el serialismo europeo de la época y, más que en la propia música del estándar clásico, encuentran la inspiración en el clasicismo étnico (por ejemplo: Glass tomó las músicas hindúes de la mano de Ravi Shankar y las aplicó a su propia partitura; La Monte Young bebe del teatro japonés; Reich adoptó ritmos de Ghana, Costa de Marfil y Bali; Terry Riley  se remite a los compositores vanguardísticos europeos y al jazz, él y Young son discípulos del hindú Pandit Pran Nath;  junto al “supuesto” minimal John Cage, que profesaba el budismo zen y su filosofía).

El minimalismo se basa (su composición) en la repetición del material más básico de una obra, sea éste rítmico, melódico,... junto a otras características: vuelta a la tonalidad, simplificación de las formas, empleo privilegiado de los elementos de percusión, etc.

Por lo tanto, cabe por fin aclarar términos ya y definitivamente diciendo que, minimalistas, solo son los músicos americanos que cambiaron las ideas desafiando al serialismo, como los ya nombrados (Riley, Glass, Reich, Young), junto a otros que, si bien no han dedicado su música a este estilo, si saben lo que realmente es debido a su labor (musicólogos, críticos, etc.), y han hecho obras (aunque solo sea una pieza, o un disco, como muchos de ellos) para acercarse a este movimiento por que lo conocen profundamente, es decir, aquellos que forman el que se podría llamar minimalismo “de intención” (Wim Mertens, Michael Nyman, John Adams, Penguin Cafe Orchestra), porque buscan este estilo intencionadamente. A partir de ahí, todo lo demás es francamente muy dudoso, ya que se ha pasado por una etapa donde se pretendía llamar minimalista a todo aquello que tuviera una repetición en su partitura o que no tuviese una melodía claramente identificable, y no se debe confundir el término minimalismo (aplicado a la música) con mínima expresión.

Bien, a lo que íbamos:  ¿cuándo comenzó el minimalismo musical escrito? fácil respuesta. La partitura que se consideró totalmente en este estilo y que fue la que inspiró a los 2 únicos músicos que siguen hoy en día manteniendo esta vanguardia “con pesquisas” (que son Glass y Reich) fue el “In C”, de Terry Riley. Surge en 1.964, como reacción contra la atonalidad académica de esa época. Según Riley, la obra está escrita para “un número indeterminado de instrumentos melódicos”. Así, sobre un pulso constante, que va acompasado con el del corazón humano, cada músico toca una secuencia de 53 motivos, repitiendo cada uno un número no determinado de veces. El instrumentista decide en la interpretación cómo relacionar su parte con las restantes. Consigue una multitud de combinaciones sonoras en la cual los ritmos están en constante cambio, y que puede durar eternamente. Riley, que no sabía lo que acababa de descubrir, dijo de el “In C”: “está música nos ha enseñado un nuevo sentido del tiempo”.

-De América a Europa, los principales del movimiento:

    El movimiento minimalista, como bien se ha visto, nació en los EEUU, a pesar de que su creación tiene una parte intrínsecamente europea (surgió, como se ha explicado, por reacción al serialismo de la escuela alemana de Darmstadt), y al término se le discute su autoría a un inglés, como es Nyman.

Vamos a cifrar a los autores más destacados de cada bando.

 

 

 

 

 

En América:

- La Monte Young y el sonido multiétnico:

 Se define a sí mismo “como una apocalipsis sin principio ni final”. Su obra “Dream House” es un proyecto de permanencia, y su sistema tonal está fraccionado en microtonos al estilo hindú y oriental, reposando en la repetición de un grupo de notas que generan frecuencias armónicas de un único tono. Para él, la función de la pieza repetitiva es, básicamente, no representar nada fuera de si misma. Es el menos conocido de todos, sus discos son un casi imposible de conseguir, y su música se puede tachar como la más complicada y radicalista del movimiento minimal, pero de lo más interesante y distinta. Basta como ejemplo la obra “1960 nº 7”, que se articula en dos notas, si y fa, y tiene una única indicación en la partitura: sostener la nota durante “mucho tiempo”. O en “1960 nº 10”, en la que se pide al intérprete que “dibuje una línea recta y la siga”. Su obra (en este caso plural) más importante es “The tortoise, his dreams, and journeys”, iniciada en 1.966 , concebida dos años antes para que sonase indefinidamente en las antes nombradas “Dream Houses”, las casas de sueño diseñadas para su representación por el propio compositor y su esposa.

- Philip Glass, o la eterna fidelidad de un genio:

  No es el iniciador, como ya se ha dicho, pero para muchos es todavía más, ya que es de los pocos que se iniciaron y no ha abandonado totalmente el movimiento, además  de que sus notas siguen resultando originales.  Considerado el “abuelo” del minimalismo por aficionados y compositores (ante la “espantada” de Riley, que podía haber sido reconocido más justamente de no haber cambiado de estilo, o la reclusión de Young)  que lo veneran y se inspiran en él para componer estructuras, es el más prolífico con diferencia. En su caso, su música está aplicada a un proceso rítmico a las líneas melódicas, lo que le proporciona continuidad y un sinfín de vibraciones regulares, que entrelaza los módulos establecidos. Su obra progresa en una sola línea (”Music in Unison”), y va hacia paralelos desplazados (“Music in fifth”, “Music with changing parts”, “Contrary motions”).  Considera que la música debe ser escuchada como un puro sonido que pasa, ya que la concibe como una experiencia del tiempo diferente. Su obra (minimalista) más importante es “Music in twelve parts”, de 1.976.

-  Steve Reich, el más depurado:

  Paradójicamente, es el autor que más obras tiene de vanguardia y que puedan considerarse plenamente de estilo “minimalistas”, y que también sigue en activo aunque ha bajado su ritmo de composición considerablemente. Para él, lo que debe caracterizar al proceso musical es que una vez creado marche por sí mismo, y así, la música es un proceso lento y gradual que debe escucharse cuando se genera. La importancia del timbre en este autor y minuciosos tonos modales se rigen en obras como “Piano Phase” (1.967), “Phase Patterns”, o “It´s gonna rain” (1.965), claves en la evolución minimalista, y sus estudios vanguardísticos en  grabaciones como “Different trains” (1.988). Sus obras más importantes son “Music for 18 musicians”, de 1.976 (que, tal como su nombre indica, está creada para este número de músicos, que por aquellos años constituían la Steve Reich Musicians), y “Clapping music”, de 1.972, donde solo se oyen cuatro manos que palmean con regularidad y forman una melodía.

 - Terry Riley, la pérdida de ilusión:

  Con cierta retórica ecologista, fue el iniciador de la corriente y la partitura minimalista, pero, más tarde, su música sufrió un revés inexplicable que le ha llevado al desprestigio y del que parece estar recuperándose. De realizar el “In C”, ha acabado relacionado con la música electrónica tecno y otras variantes, pero no se puede olvidar esta obra, ni que gracias a ella la música cambió, ni sus relaciones con el Kronos Quartet, ni sus comienzos (“A rainbow in curved air”, “Song for the ten voices of the two prophets”, etc.) que ya han creado historia.

 - John Adams, entrada tardía pero muy válida:

   También de formación académica prestigiosa (Harvard, donde se graduó Cum Laude en Música y Composición), director durante años del Conservatorio de Música de San Francisco, estas relaciones, junto a la de otros artistas, le sirvieron para sacar obras como “Nixon in China”, de 1.987, que hicieron subir su fama como la espuma. Pero, su obra más representativa en el minimalismo es “Harmonielehre” (1.985), donde intenta seguir la música repetitiva basada en una armonía tradicional, utilizando la forma de una gran orquesta sinfónica.

En Europa:

- Michael Nyman, la arrogancia escenificada:

 Reputado autor de BSOs (que es a lo que prácticamente se ha dedicado desde que conoció al director Peter Greenaway), antes de empezar en este campo, cabe destacar su especial estudio de la música folklórica rumana, sus libretos de ópera, y, sobre todo, su carrera como crítico, que le impulsaron al status “minimal”. De su música, se pueden citar obras como las BSOs de “El contrato del dibujante”, de 1.982 o “El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante” de 1.989, como aquellas que poseen cierta carga psicológica y que respiran el aire de la partitura mínima, pero que están muy asentadas en estilos musicales anteriores, ya que de todos los europeos es el que más relaciones establece con la música americana, que la considera única en su contexto. Así pues, como compositor minimalista tiene poco que decir, ya que con la mayoría de sus obras que no son para filmes (“The kiss and other movements” de 1.985, etc.) ocurre, al igual que con los “presuntos” minimalistas ingleses, que, en su afán por unificar el arte y sus etapas, se acercan más a otros ismos, como el expresionismo o el romanticismo, pero no al minimalismo propiamente dicho.

- Gavin Bryars, una obra mayor:

 Gavin Bryars tiene en su haber una de las mayores obras representantes del minimalismo europeo, y de las únicas del Viejo Continente que se pueden adscribir con todo derecho a este estilo, que es “Jesus blood never failed me yet”, de 1.974, y que consiguió plenamente acertar con la forma que sus otros compañeros no consiguieron concretar. En ella se oye la voz de un vagabundo repitiendo esta frase continuamente, lo cual parte de un documental de Alan Power, donde Bryars, que ayudó a su amigo a hacer la mezcla, hizo un loop con una parte de la canción y fue introduciendo progresivamente distintos instrumentos, creando así una voz repetitiva, única, que caló hondo en las conciencias de quienes han compartido su escucha. Se le puede otorgar, perfectamente, el título de obra cumbre en el minimalismo europeo y lo que éste quiere representar.

- Wim Mertens, musicología aplicada sin caer en la pedantería:

 Admirador de Reich, Glass, Nyman, escritor de un libro clave para comprender la vanguardia norteamericana (“American Minimal Music”, 1.980), su música surge a principios de los 80, creando un estilo que, basándose en la circularidad sonora, desmarcándose del americano, es mucho menos árido y agradable de escuchar, lo que favorece también a las ventas. Debido a esto, su obra se ha querido encauzar a otros estilos con los que nada tiene que ver, al igual que con otros compositores, por parte de pésimos críticos y falsos periodistas que pretenden con ello ganar dinero fácil. Su principal obra es “Jérémiades” (1.995), en la que utiliza su propia voz acompañada del piano.

 Cabe decir, como ya se ha repetido antes, que este movimiento no pudo calar muy hondo en Europa debido a la mala unión que se hizo con otros géneros, pero hay un puñado de músicos que también hay que tener en cuenta, y que, aunque no formen parte del estilo clásico propiamente dicho, si han tenido relación directa con él y lo practican. Uno de ellos es Brian Eno, famoso productor, que ha aplicado la técnica minimalista a sus composiciones electrónicas, consiguiendo buenos resultados, y que ha trabajado con Glass.

En España:

 El minimalismo (como el resto de vanguardias sonoras) tuvo poca presencia en España, pero alguna bastante importante. Como, por ejemplo, Eduardo Polonio, que participó en el estreno mundial de “In C”, y que estudió en Darmstadt junto a Stockhausen, tiene importantes obras como “Para una Margarita Ronca” o “Rabelaisiennes”.

El valenciano Llorenç Barber también intentó la experimentación por medio de las obras de La Monte Young, como el singular concierto para campanas “Tintinábules”.

Y en Barcelona, surgirían músicos como Carles Santos, importante por su música diferente a toda cuanta se está haciendo en el país y que sigue de plena actualidad con su último disco, “L´adeu”.

-El minimalismo en la actualidad:

 Hoy en día, algunos (los más desorientados) citan una tercera generación, la formada por músicos como Geoff Smith, etc. Otros defienden el estilo e intentan modernizarlo llamándole “rock de cámara” (¿?), englobando autores como Goudé, Tiersen, etc., aunque muchos no se merecen, desde luego, esa horrible denominación. Otros predican el llamado postminimalismo o minimalismo feliz, y que engloba una serie de grupos belgas, franceses y holandeses que intentan seguir el estilo de la Penguin pero que nada tienen que ver con la corriente minimal.

Como bien dijo Nyman, el minimalismo hoy en día ya no existe, desapareció cuando los respectivos fundadores fueron cediendo el paso o cuando abandonaron su dedicación exclusiva para probar con otros estilos (caso de Riley), o dedicarse a un campo musical diferente. Por lo tanto, hoy puede que muchos músicos sigan experimentando con la estructura minimal, pero no son lo que en aquellos tiempos fue el auténtico sonido minimalista, lo que no les hace perder su interés y su mérito, aun así.

De todos modos, cabe tener el minimalismo como algo importantísimo y, si de hecho es hoy en día cuando por fin se empieza a valorar, fue por que gracias a él se acabaron las aburridas composiciones de casi tres siglos de música tonal y se callaron las bocas de los más ignotos (compositores y aficionados), musicalmente hablando. Con lo que es muy recomendable escuchar música de Nyman, Mertens, Glass, etc., para descubrir que la música clásica y la vanguardia nunca mueren.

DISCOGRAFÍA RECOMENDADA:

- “In C” - Terry Riley.

-“Music in 12 parts” - Philip Glass.

-“Music for 18 Musicians” - Steve Reich.

-“Jesus blood never failed me yet” - Gavin Bryars.

-“Jerémiades” - Wim Mertens.

-“Theater of ethernal music pretortoise dream music” - La Monte Young.

-“Second dream of pretortoise dream music” - La Monte Young.

-“Harmonielehre” – John Adams.

-“El contrato del dibujante” – Michael Nyman.

-“Music form the Penguin Cafe” – Penguin Cafe Orchestra.

-“Music for airports” - Brian Eno.

(y un larguísimo etcétera).