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MÚSICA
PARA NIÑOS CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES
La
Musicoterapia se puede considerar como la científica aplicación del arte
de la Música con finalidad terapéutica. Aunque su práctica data de
fines del siglo XIX, con músicos y médicos que utilizaban sus técnicas
en hospitales psiquiátricos, el reconocimiento de la terapia curativa
como algo considerado a nivel profesional es relativamente reciente.
Puede tener una
vertiente preventiva (está unida a toda la vida del hombre y sus
circunstancias; hay música aplicable al trabajo, depresión, euforia,
soledad...) y una vertiente curativa (se adecua a cualquier tipo de
problema, pero de manera especial a enfermos mentales, disminuidos
físicos, enfermos hospitalizados a largo plazo...)
En nuestro país
la Asociación Española de Musicoterapia (A. E. M. T.) se constituyó en
mayo de 1977 con una finalidad expresada en sus estatutos: "Promover
el uso y progreso de la Música como Terapia, en el tratamiento,
rehabilitación de enfermos y de incapacitados o inadaptados
sociales". Su papel es importante y de gran responsabilidad, ya que
puede conseguir elevar el nivel de bienestar social y de ayuda a la
Humanidad.
El papel del
musicoterapeuta ha evolucionado en estos últimos años pasando por tres
fases: en la primera se le daba gran importancia al músico, dejando un
poco olvidada la función del terapeuta. En la segunda fase se le dio más
importancia a la terapia y relación personal con los pacientes. En la
actualidad el terapeuta procura utilizar adecuadamente su actividad como
músico y su relación con el paciente, intentando superar los
inconvenientes de las fases anteriores.
Una vez
realizada está visión general del campo de aplicación de la
Musicoterapia, me centraré en la importancia de emplearla a la hora de
trabajar con niños con necesidades educativas especiales (n.e.e.).
Tradicionalmente
se empleaba el término de Educación Especial para designar a un tipo de
educación diferente a la ordinaria, que discurría por otro camino
paralelo a la educación general; de tal forma que el niño al que se le
diagnosticaba una deficiencia, discapacidad o minusvalía era segregado a
la unidad o centro específico.
Hoy en día
hablamos de necesidad educativa especial (n.e.e.) cuando un niño tiene
una dificultad para aprender significativamente mayor que los demás
niños de su misma edad o si sufre una incapacidad que le impide o
dificulta el uso de las instalaciones educativas que generalmente tienen a
su disposición los compañeros de su misma edad. Decir que un alumno
presenta n.e.e. es una forma de decir que para el logro de los fines de la
educación precisa disponer de determinadas ayudas pedagógicas o
servicios. De esta manera, una necesidad educativa se describe en término
de aquello que es esencial para la consecución de los objetivos de la
educación.
La música
enriquece la vida de todas las personas, ayuda a todo ser humano, por eso
es necesario que rodee al niño con n.e.e. un ambiente musical rico y
controlado en estímulos, puesto que esta experiencia sensorial es lo que
le va a proporcionar un desarrollo emocional, psicofisiológico y social
equilibrado.
Thayer Gaston
afirmó que nunca podremos lograr el placer total de nuestra capacidad de
humanos a menos que crezcamos y nos desarrollemos dentro de un ambiente
musical rico. La falta de estímulos sensoriales repercute negativamente
en el desarrollo intelectual, llegando incluso a conflictos conductuales.
Cada estadio de la vida del ser humano necesita una serie de estímulos
sensoriales adecuados, que si se le niegan, repercutirá en su desarrollo
intelectual y emotivo y por supuesto en toda su personalidad.
La música se
puede emplear de diferentes maneras: activa (el niño juega, canta,
manipula instrumentos u otros objetos...), receptiva (al escuchar) y
receptivo-activa interdisciplinar: (como apoyo a otras actividades:
dibujo, expresión corporal, modelado...)
Uno de los
principales problemas de los niños con n.e.e. es el de la comunicación,
les resulta difícil expresarse, relacionarse... Esto puede ser debido a
su carencia de vocabulario, su uso limitado de palabras... La música, es
una vía de comunicación no verbal, conlleva la expresión de emociones y
de acciones que no precisan de una organización lingüística ni de
explicaciones; por medio de la música el niño con n.e.e. encuentra el
camino de relación y expresión de sus sentimientos.
En cierta
ocasión estuvimos trabajando con un niño del primer ciclo de primaria
que presentaba bajo nivel de atención, dificultad para relacionarse con
sus compañeros y sus profesores, diversos trastornos de conducta social
(timidez, infantilismo e indisciplina individual)... Nosotros
intentábamos buscar un centro de interés para él y a partir de ahí
construir un aprendizaje significativo. Descubrimos que les encantaba las
canciones de las películas de Disney, todas las conocía, y a través de
ellas pudimos adentrarnos en su "mundo".
Partiendo de las
canciones trabajamos otras áreas de conocimiento: lengua (uso correcto
del lenguaje oral al contar las películas...), matemáticas (contar las
personajes que en ellas aparecen y la función que desempeñaba cada
uno...), educación artística (dibujar los personajes que cantan las
canciones...). La música nos ayudó a que desarrollara sus capacidades,
se integrara en la clase (al cantarle a sus compañeros las canciones,
contarles las películas que había visto...)
Con frecuencia,
el niño tiene conciencia de su falta de desarrollo y de su disminución;
éste tipo de vivencias afecta directamente a su autoestima. Pero con la
música, al ver que pueden realizar las mismas actividades que sus
compañeros de clase: cantar, tocar algún instrumento... sienten una gran
satisfacción, y empiezan a considerarse miembros del grupo, integrándose
plenamente en él. La música les da la oportunidad de desarrollar el
sentido de grupo y la posibilidad de adaptación social.
En otra ocasión
preparamos un cuento motor que realizamos con un grupo de niños de
educación infantil que tenían Síndrome de Down. El cuento motor es una
variante del cuento cantado y del cuento representado, podríamos
denominarlo cuento jugado, con unas características y unos objetivos muy
específicos. La cualidad lúdica la lleva inherente. Lo titulamos
"En el fondo del mar" y empleamos al hacerlo un metodología
activa (los niños fueron los protagonistas), vivenciada (tuvieron la
oportunidad de experimentar hechos, desarrollar actitudes, integrar un
esquema de valores e ideales, conseguir determinadas destrezas y
habilidades específicas...) y globalizada (trabajamos los ámbitos de
Identidad y Autonomía Personal, Medio Físico y Social y Comunicación y
Representación).
Los objetivos
que nos propusimos fueron los siguientes: que conocieran como se
desarrollaba la vida en el fondo del mar, que desarrollaran habilidades
perceptivas, básicas y genéricas, los hicimos protagonistas del relato,
a lo largo del recorrido tenían que realizar diversas actividades
físicas...
Antes de la
sesión propiamente dicha, hicimos "teatro negro". En una
habitación oscura (tela negra en las paredes), preparamos un decorado
marino donde aparecían pintados en papeles de colores florescentes los
personajes principales que intervenían en el cuento: pececitos, barcos
con redes... Utilizamos una música apropiada para ambientarlo (sonido de
las olas del mar, las gaviotas volando cerca de la orilla, los barcos...)
que ayudó a estos niños a introducirse en el cuento.
Durante el
desarrollo del mismo preparamos ejercicios referentes al esquema corporal,
les propusimos danzas y diversas actividades musicales de grupo para
ayudarlos a la socialización y la comunicación, aprendieron canciones de
la película "La Sirenita", en diversas actividades tenían que
controlar su voz, aprender a escuchar y discriminar los diferentes
ruidos... En este caso, la música ayudó a que el cuento motor se
convirtiera en una fuente de autorrealización, representó un mundo
"no-amenazante", donde se los niños se integraron plenamente.
Soy consciente
de la complejidad de esta labor, pero merece la pena entregarse a ella,
partiendo del conocimiento de los niños con n.e.e., sus problemas,
carencias, posibilidades... Utilizando la música, el sonido, el ritmo, la
danza, como elementos estimuladores de la originalidad, la espontaneidad,
la capacidad de reacción, la autonomía de movimiento, la creatividad del
niño... lograremos un mayor equilibrio y afirmación de su personalidad.
La música no sólo será un "vehículo
pedagógico-terapéutico", sino el camino para llevar a estos niños
por un mundo más alegre y feliz.
Bibliografía:
· ALVIN, J. (1965): "Música para el niño
disminuido". Ricordi Americana. S.A.E.C. Buenos Aires.
· BAUTISTA JIMÉNEZ, R. (coord) (1.993). Necesidades
educativas especiales. Aljibe, Málaga.
· LACARCEL MORENO, J. (1995): Musicoterapia en Educación
Especial. Universidad de Murcia.
· LÓPEZ GONZÁLEZ, Mª; GARCÍA FERNÁNDEZ, MªD y MONJE
PARILLA, M. (1985): Técnicas de musicoterapia aplicadas al deficiente
mental. Servicio de Publicaciones. Universidad de Córdoba y Monte de
Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba.
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