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Número 21º - Octubre 2.001


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MÚSICA PARA NIÑOS CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES

Por Cristina Isabel Gallego García. Lee su curriculum.  

La Musicoterapia se puede considerar como la científica aplicación del arte de la Música con finalidad terapéutica. Aunque su práctica data de fines del siglo XIX, con músicos y médicos que utilizaban sus técnicas en hospitales psiquiátricos, el reconocimiento de la terapia curativa como algo considerado a nivel profesional es relativamente reciente.

Puede tener una vertiente preventiva (está unida a toda la vida del hombre y sus circunstancias; hay música aplicable al trabajo, depresión, euforia, soledad...) y una vertiente curativa (se adecua a cualquier tipo de problema, pero de manera especial a enfermos mentales, disminuidos físicos, enfermos hospitalizados a largo plazo...)

En nuestro país la Asociación Española de Musicoterapia (A. E. M. T.) se constituyó en mayo de 1977 con una finalidad expresada en sus estatutos: "Promover el uso y progreso de la Música como Terapia, en el tratamiento, rehabilitación de enfermos y de incapacitados o inadaptados sociales". Su papel es importante y de gran responsabilidad, ya que puede conseguir elevar el nivel de bienestar social y de ayuda a la Humanidad.

El papel del musicoterapeuta ha evolucionado en estos últimos años pasando por tres fases: en la primera se le daba gran importancia al músico, dejando un poco olvidada la función del terapeuta. En la segunda fase se le dio más importancia a la terapia y relación personal con los pacientes. En la actualidad el terapeuta procura utilizar adecuadamente su actividad como músico y su relación con el paciente, intentando superar los inconvenientes de las fases anteriores.

Una vez realizada está visión general del campo de aplicación de la Musicoterapia, me centraré en la importancia de emplearla a la hora de trabajar con niños con necesidades educativas especiales (n.e.e.).

Tradicionalmente se empleaba el término de Educación Especial para designar a un tipo de educación diferente a la ordinaria, que discurría por otro camino paralelo a la educación general; de tal forma que el niño al que se le diagnosticaba una deficiencia, discapacidad o minusvalía era segregado a la unidad o centro específico.

Hoy en día hablamos de necesidad educativa especial (n.e.e.) cuando un niño tiene una dificultad para aprender significativamente mayor que los demás niños de su misma edad o si sufre una incapacidad que le impide o dificulta el uso de las instalaciones educativas que generalmente tienen a su disposición los compañeros de su misma edad. Decir que un alumno presenta n.e.e. es una forma de decir que para el logro de los fines de la educación precisa disponer de determinadas ayudas pedagógicas o servicios. De esta manera, una necesidad educativa se describe en término de aquello que es esencial para la consecución de los objetivos de la educación.

La música enriquece la vida de todas las personas, ayuda a todo ser humano, por eso es necesario que rodee al niño con n.e.e. un ambiente musical rico y controlado en estímulos, puesto que esta experiencia sensorial es lo que le va a proporcionar un desarrollo emocional, psicofisiológico y social equilibrado.

Thayer Gaston afirmó que nunca podremos lograr el placer total de nuestra capacidad de humanos a menos que crezcamos y nos desarrollemos dentro de un ambiente musical rico. La falta de estímulos sensoriales repercute negativamente en el desarrollo intelectual, llegando incluso a conflictos conductuales. Cada estadio de la vida del ser humano necesita una serie de estímulos sensoriales adecuados, que si se le niegan, repercutirá en su desarrollo intelectual y emotivo y por supuesto en toda su personalidad.

La música se puede emplear de diferentes maneras: activa (el niño juega, canta, manipula instrumentos u otros objetos...), receptiva (al escuchar) y receptivo-activa interdisciplinar: (como apoyo a otras actividades: dibujo, expresión corporal, modelado...)

Uno de los principales problemas de los niños con n.e.e. es el de la comunicación, les resulta difícil expresarse, relacionarse... Esto puede ser debido a su carencia de vocabulario, su uso limitado de palabras... La música, es una vía de comunicación no verbal, conlleva la expresión de emociones y de acciones que no precisan de una organización lingüística ni de explicaciones; por medio de la música el niño con n.e.e. encuentra el camino de relación y expresión de sus sentimientos.

En cierta ocasión estuvimos trabajando con un niño del primer ciclo de primaria que presentaba bajo nivel de atención, dificultad para relacionarse con sus compañeros y sus profesores, diversos trastornos de conducta social (timidez, infantilismo e indisciplina individual)... Nosotros intentábamos buscar un centro de interés para él y a partir de ahí construir un aprendizaje significativo. Descubrimos que les encantaba las canciones de las películas de Disney, todas las conocía, y a través de ellas pudimos adentrarnos en su "mundo".

Partiendo de las canciones trabajamos otras áreas de conocimiento: lengua (uso correcto del lenguaje oral al contar las películas...), matemáticas (contar las personajes que en ellas aparecen y la función que desempeñaba cada uno...), educación artística (dibujar los personajes que cantan las canciones...). La música nos ayudó a que desarrollara sus capacidades, se integrara en la clase (al cantarle a sus compañeros las canciones, contarles las películas que había visto...)

Con frecuencia, el niño tiene conciencia de su falta de desarrollo y de su disminución; éste tipo de vivencias afecta directamente a su autoestima. Pero con la música, al ver que pueden realizar las mismas actividades que sus compañeros de clase: cantar, tocar algún instrumento... sienten una gran satisfacción, y empiezan a considerarse miembros del grupo, integrándose plenamente en él. La música les da la oportunidad de desarrollar el sentido de grupo y la posibilidad de adaptación social.

En otra ocasión preparamos un cuento motor que realizamos con un grupo de niños de educación infantil que tenían Síndrome de Down. El cuento motor es una variante del cuento cantado y del cuento representado, podríamos denominarlo cuento jugado, con unas características y unos objetivos muy específicos. La cualidad lúdica la lleva inherente. Lo titulamos "En el fondo del mar" y empleamos al hacerlo un metodología activa (los niños fueron los protagonistas), vivenciada (tuvieron la oportunidad de experimentar hechos, desarrollar actitudes, integrar un esquema de valores e ideales, conseguir determinadas destrezas y habilidades específicas...) y globalizada (trabajamos los ámbitos de Identidad y Autonomía Personal, Medio Físico y Social y Comunicación y Representación).

Los objetivos que nos propusimos fueron los siguientes: que conocieran como se desarrollaba la vida en el fondo del mar, que desarrollaran habilidades perceptivas, básicas y genéricas, los hicimos protagonistas del relato, a lo largo del recorrido tenían que realizar diversas actividades físicas...

Antes de la sesión propiamente dicha, hicimos "teatro negro". En una habitación oscura (tela negra en las paredes), preparamos un decorado marino donde aparecían pintados en papeles de colores florescentes los personajes principales que intervenían en el cuento: pececitos, barcos con redes... Utilizamos una música apropiada para ambientarlo (sonido de las olas del mar, las gaviotas volando cerca de la orilla, los barcos...) que ayudó a estos niños a introducirse en el cuento.

Durante el desarrollo del mismo preparamos ejercicios referentes al esquema corporal, les propusimos danzas y diversas actividades musicales de grupo para ayudarlos a la socialización y la comunicación, aprendieron canciones de la película "La Sirenita", en diversas actividades tenían que controlar su voz, aprender a escuchar y discriminar los diferentes ruidos... En este caso, la música ayudó a que el cuento motor se convirtiera en una fuente de autorrealización, representó un mundo "no-amenazante", donde se los niños se integraron plenamente.

Soy consciente de la complejidad de esta labor, pero merece la pena entregarse a ella, partiendo del conocimiento de los niños con n.e.e., sus problemas, carencias, posibilidades... Utilizando la música, el sonido, el ritmo, la danza, como elementos estimuladores de la originalidad, la espontaneidad, la capacidad de reacción, la autonomía de movimiento, la creatividad del niño... lograremos un mayor equilibrio y afirmación de su personalidad. La música no sólo será un "vehículo pedagógico-terapéutico", sino el camino para llevar a estos niños por un mundo más alegre y feliz.

Bibliografía:

· ALVIN, J. (1965): "Música para el niño disminuido". Ricordi Americana. S.A.E.C. Buenos Aires.

· BAUTISTA JIMÉNEZ, R. (coord) (1.993). Necesidades educativas especiales. Aljibe, Málaga.

· LACARCEL MORENO, J. (1995): Musicoterapia en Educación Especial. Universidad de Murcia.

· LÓPEZ GONZÁLEZ, Mª; GARCÍA FERNÁNDEZ, MªD y MONJE PARILLA, M. (1985): Técnicas de musicoterapia aplicadas al deficiente mental. Servicio de Publicaciones. Universidad de Córdoba y Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba.