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Número 20º - Septiembre 2.001


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Sección del Apócrifo: MI AMIGO THEOPHILUS.

Por Antonio Pérez Vázquez. Lee su curriculum.


En verdad Theophilus es el nombre de uno de los mayores genios de la música de todos los tiempos. Los que entienden un poco de este tema seguro que saben a quien me refiero, pero como no es mi caso voy a dar un pequeño rodeo para aquellos que desconozcan la verdadera identidad de mi amigo Theophilus.

Nació el 27 de enero de 1756 en Salzburgo. Pero como de esa fecha hace ya mucho tiempo no creo que nadie caiga aún. Daré alguna pista más. Cuando tenía tan solo cuatro años, durante una fiesta familiar, pidió que le dejaran hacer la segunda voz del violín. Los allí asistentes le dejaron tocar como una gracia de niño pequeño. Pues el pequeñín tocó toda la pieza sin ningún fallo. Lo más curioso de todo es que no había recibido ninguna clase de instrucción sobre ese instrumento. Como pueden ver, estamos ante un prodigio.

Siguiendo con la lista de proezas de nuestro protagonista podemos contar con el que tuvo lugar en Roma, más concretamente en la Capilla Sixtina. Sucedió que allí escuchó el Miserere de Allegri. Esta pieza sólo podía ser ejecutada allí y estaba prohibido copiarla o reproducirla bajo pena de excomunión. Nuestro amigo Theophilus sacó la pieza de la Capilla Sixtina de una forma que nadie hubiera imaginado jamás. La llevaba en su cabeza, tras haberla oído una vez tan solo. ¿Les parece sorprendente? Eso es sólo la mitad de la curiosidad, la otra mitad es que lo hizo con tan sólo trece años de edad. Me acuerdo yo que a esa edad estaba aprendiendo a  botar la pelota de baloncesto con ambas manos. Algo de una dificultad muy similar, no saben ustedes lo difícil que es votar una pelota con las dos manos.

A estas alturas me pregunto por qué mi amigo Theophilus no es tan conocido como otros compositores. Tienen que estar de acuerdo conmigo en que las cosas que les he contado son de la talla de un genio. La historia es a veces caprichosa y no concede con igual justicia el privilegio de la inmortalidad. Al igual que yo no pasaré a la historia por botar una pelota con las dos manos, mi amigo Theophilus no será inmortalizado como tal. Así es la vida.

Otra característica importante de este individuo singular es que no solía usar demasiado la goma de borrar. No sólo desconocía el uso de la goma, sino que componía durante la realización de otras actividades. Después de una partida de billar cogía papel y lápiz y escribía una sinfonía. Claro, si perdía la partida siempre tenía una excusa, "es que tenía la cabeza en otra cosa". Si les soy sincero no tengo la más remota idea de la dificultad que entraña la composición de una pieza de música clásica. De lo que sí que estoy seguro es que no se puede hacer durante una partida de billar. O por lo menos yo no podría botar una pelota con las dos manos (que es mi especialidad) durante una partida de estas características.

Recapitulando lo hasta ahora dicho. Sobre nuestro excepcional personaje podemos decir que estamos ante una mente privilegiada para la música, algo que se sale de toda lógica. Hacer las cosas rápido y bien no siempre es posible, pero en el caso que nos ocupa sí era posible.

Por desgracia, como dice el refrán, "lo bueno, si breve, dos veces bueno". Si de por sí ya era extraordinario, encima fue breve. Sólo vivió 35 años. Pero hasta para eso tuvo que ser excepcional. A sus 35 años compuso 621 obras. Y sin apenas rectificaciones. Si alguien se dedicara a copiar la obra de mi amigo durante 10 horas diarias tardaría 25 años en completarla. Y tengan en cuenta que he dicho "copiar",  imagínense lo que supondría componerlas. Seguro que es más difícil que botar la pelota 621 veces con una sola mano (recuerden que mi especialidad es el bote con dos manos). No me digan que no es para estar admirado de lo que el ser humano es capaz de conseguir.

Me da miedo pensar que Theophilus hubiera llegado a los 80 años de edad. Estaríamos ante la mayor factoría de creación musical de todos los tiempos.

Bueno, para el que aún no sepa de quién estoy hablando daré ahora el nombre completo con el que fue bautizado: Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus. Ya he sido lo suficientemente benévolo dando el nombre de Theophilus. La razón es que Theophilus es sinónimo de Amadeus. Vamos, que si aún no sabe de quién estoy hablando es que es usted más apócrifo que un servidor, que ya es difícil.

Si llega hasta esta línea y no sabe de que compositor trata el artículo es que estaba buscando una página sobre fútbol y ha pensado que apócrifo es el último fichaje de su equipo favorito de fútbol.

Pues resulta que hablaba de Mozart. Aunque los que saben de música ya estaban al tanto.

Al final resulta que mi amigo Theophilus no era tan desconocido como pensaba.