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Número 19º - Agosto 2.001


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SE LLAMABA GIACOMO (2ª PARTE)

Por Antonio Pérez Vázquez. Lee su curriculum.


La figura de Giacomo Puccini es pródiga en curiosidades, algunas de las cuales fueron comentadas en el número anterior de Filomúsica. Pero los que pensaban que ya estaba todo dicho estaban muy equivocados.

Más que una anécdota es una curiosidad el hecho de que a Puccini le gustaran mucho más las voces femeninas en sus obras. Comparto totalmente esa opinión. Me imagino lo bien que se lo tuvo que pasar en las pruebas de selección de su obra Suor Angelica, cuyo reparto estaba integrado exclusivamente por féminas. Todo el día teniendo que estar entre bellas cantantes de ópera esforzándose al máximo para complacer al gran maestro. La imagen que se genera en mi mente es la de un gran harem en torno a un único señor indiscutible. Hay gente que sabe montárselo en la vida y Puccini era , además un maestro en la música, un maestro en saber montárselo bien. Chapeau.

No contento con rodearse de mujeres, otro aspecto que caracterizaba a Puccini era la perfección que se exigía a sí mismo y a todos los que le rodeaban (que eran mujeres en su mayoría, jejeje). Los ensayos eran muy duros y largos, todos terminaban muy cansados. Cuenta María Jeritza, su tosca (cantante) favorita que en una ocasión Puccini le dijo: "A veces me enfado tanto con Puccini por su rígida exigencia, y los repetitivos ensayos, él me dijo en una ocasión ." Vamos, que ni siquiera él mismo se libraba de las críticas y el perfeccionamiento máximo.

Pero la afición de Puccini por las mujeres le viene de mucho antes de poder montar audiciones. Las mujeres le gustaban mucho, como se suele decir, desde siempre.

Cuando era un pobre compositor desconocido que vivía en Milán, llego al extremo de empeñar su abrigo para poder invitar a cenar a una bailarina de ballet. El hecho tiene mucha más relevancia si se añade que era pleno invierno y en Milán el invierno suele ser bastante gélido. Supongo que la inversión del dinero iría orientado a la calidad de la cena, ya que la cena de una bailarina de ballet debe ser mas bien escasa. ¿Piensan ustedes que valió la pena? O mejor dicho el frío.

¿Se imaginan ustedes que Puccini tuviera delante de sí a esta bailarina en una de sus audiciones? No me perdería por nada del mundo la cara de ésta al ver quién fue capaz de pasar tanto frío por invitarle a cenar una aceituna. Dando una vuelta de tuerca más podríamos añadir que la obra para la que estaba destinado el casting era "La Bohème". Más concretamente el fragmento de la "Vecchia Zimarra" de Collins, que curiosamente esta basado en este episodio autobiográfico del autor. Supongo que el sentido de la palabra "privado" para Puccini tiene un significado distinto que para el resto de los mortales. Si le preguntas a Puccini ¿qué estuviste haciendo ayer? Él respondería sin dudarlo: "espera un momento que te escribo una ópera y te lo cuento". Con este caballero las revistas del corazón pasarían mucha hambre.

Pero aún queda otro aspecto importante a señalar sobre la personalidad de Puccini: era un perfeccionista. Al comienzo del último acto de Tosca se escuchan a lo lejos el sonido de unas campanas sonando a lo lejos. Dicho de esta forma no resulta nada raro ni digno de mención, lo que realmente es digno de mención es el hecho de que estos sonidos están registrados en la partitura. Como soy apócrifo del todo puede ser que esto no resulte raro para alguien entendido, pero para mí resulta de lo más curioso. Pero la cosa no acaba aquí, lo que yo no sabía (ni quizás algunos de ustedes) es que Puccini subió durante varios amaneceres para tomar nota del sonido que hacen las campanas de Roma al comienzo del día. Para más señas, la primera en sonar es la campana mayor de San Pedro, con un Mi Menor. Todos los días se aprende algo nuevo.

Si ustedes se preguntan de dónde he sacado toda esta información la respuesta es bien sencilla: la web de Aire Puccini (pónganlo en un buscador y verán cómo les sale). Que por cierto ha sido realizada por una colaboradora de esta revista. Adivinen quién.

NOTA: Si por casualidad no lo han pillado, cuando digo que lo adivinen me refiero a que visiten la página. Merece la pena.