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Número 17º - Junio de 2.001


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TRES SOPRANOS PARA TRES RECITALES

Por Ignacio Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.


     Este mes la voz vuelve a ser la protagonista absoluta con tres novedades publicadas por los sellos Erato y Nonesuch pertenecientes ambos al grupo Warner Music: Dawn Upshaw en Purcell y Bach (Nonesuch 79605-2), Barbara Frittoli en Mozart (Erato 86207-2) y un variado programa en la voz de la finlandesa Karita Mattila (Erato 85785-2).

     La soprano americana Dawn Upshaw es una cantante de reconocido prestigio que ha sabido combinar lo clásico con frecuentes incursiones en el musical americano y repertorios, en general, menos habituales para una soprano de formación clásica. De aspecto frágil, posee una emisión limpia y su voz es cristalina aunque con cuerpo.

     Este disco titulado "Angels hide their faces" (Los ángeles esconden su rostro) proveniente del texto de la cantata de Bach, nos presenta una selección de arias y canciones de Purcell que va desde lo más conocido como "Music for a while" hasta piezas menos oídas como "Lord, what is Man". Nutrida y variada selección, pues abarca varios estados de ánimo desde la tristeza y la melancolía como en "Music for a while" o "If music be the food of love", pasando por la alegría de "Hark! How all things" hasta la desazón y el dramatismo de "The Blessed Virgin's Expostulation". Upshaw se acomoda bien al carácter de cada pieza creando siempre una atmósfera particular para cada una de las canciones. También muestra una notable preocupación por el texto así como estilo y buen gusto. Su identificación con el musical americano se deja notar en alguna inflexión de la voz que sorprende por lo poco ortodoxo del resultado aunque tras varias escuchas no moleste. También llama la atención la pronunciación americanizada de la "r" que no suele ser la habitual en el repertorio barroco inglés. Su interpretación de "I attempt from Love's Sickness to Fly" resulta espontánea y sugerente aunque le falte el toque final de frescura de su compatriota Sylvia McNair. El acompañamiento de clave u órgano y cello es discreto y se echa en falta un poco más de imaginación. Por desgracia no se incluye "Fairest Isle" que además de ser una de las más conocidas resultaría, a priori, muy adecuada para su voz.

      El disco se completa con la Cantata "Mein Herz schwimmt im Blut" BWV 199, una de las más intensas de Bach para voz solista, en la que Upshaw se nos revela como una soprano de gran expresividad en una interpretación que rezuma dramatismo y contemplación a partes iguales. Mucho mejor el acompañamiento en Bach que en Purcell. Notable intervención del expresivo oboe de Peggy Pearson.

    Barbara Frittoli y la experimentada batuta de Charles Mackerras nos presentan un programa íntegramente dedicado a arias de Mozart. Puede que el nombre de la italiana no sea demasiado conocido para el público pero es una soprano ya consagrada que lleva varios años cantando en los mejores teatros del mundo. Nuestro primer contacto con Barbara Frittoli fue en una producción vienesa del Così mozartiano en 1996 con dirección musical de Riccardo Muti. Su Fiordiligi, uno de sus más famosos papeles, fue reveladora en cuanto a técnica, dominio de la parte y manejo de la voz. Las ovaciones del público austriaco eran tan contundentes como la seguridad en su interpretación, admirable desde todos los puntos de vista. La Frittoli tiene una voz opulenta, pastosa, potente y rica en matices; se muestra muy cómoda tanto arriba como abajo y posee ese color de voz que sólo tienen las italianas con clase. Además, su dicción es ejemplar, supera las agilidades con facilidad, posee amplio fiato y su valentía en las ornamentaciones resulta admirable.

        Este disco reúne algunas de las arias más famosas de Mozart con el interés añadido de incluir ornamentaciones basadas en fuentes del siglo XVIII que además de ser infrecuentes, son de muy buen gusto y sientan de maravilla a las arias. Un ejemplo, es el "Come scoglio" cuyas variantes en las primeras frases son bellísimas y la interpretación de la Frittoli portentosa. Puede que en términos absolutos, otras míticas sopranos como la Schwarzkopf o la Caballé (insuperable en esta aria) la hayan hecho mejor pero Barbara Frittoli se hace sitio entre ellas con derecho propio. El disco es excelente de principio a fin con momentos sobresalientes como la ya mencionada aria de Così, la tremenda aria de Elettra "D'Oreste, d'Aiaca" del Idomeneo donde los metales y la percusión parecen abrir la caja de los truenos o la delicada "Dove sono" de Le Nozze. Un disco así no podría ofrecer un resultado tan positivo sin una dirección que estuviera a la altura, ni una orquesta de primera fila. Mackerras hace una lectura cuidada al máximo en cuanto a detalles, matices, resaltando el color orquestal además de arropar a la soprano con mimo. La Scottish Chamber Orchestra suena como una gran orquesta con una cuerda expresiva y envolvente, unas maderas sugerentes y unos metales potentes, bien afinados y en su sitio. Por si fuera poco la toma de sonido es ejemplar. Háganse con este disco, no se cansarán de escucharlo.

      La recomendación se ha de hacer necesariamente extensiva al recital de Karita Mattila, la London Philharmonic Orchestra y el director japonés Yutaka Sado que nos presentan un programa con Verdi, Puccini, Tchaikovsky, Janácek, R. Strauss, Wagner y Lehár. La soprano finlandesa no necesita demasiadas presentaciones pues es de sobra conocida. Uno de sus éxitos que incluso llegó a las pantallas españolas de televisión fue la versión francesa del Don Carlo junto a Roberto Alagna y bajo la dirección de Pappano. Mattila pasa por unos de los mejores momentos de su carrera y este disco es buena muestra de ello. Su voz se ha ensanchado, ha ganado cuerpo, se ha hecho más densa con un brillo especial en los agudos.

     Aquí se incluyen dos arias de La Dama de Picas de Tchaikovsky que resultan ser de lo mejor del disco. Su voz se revela segura, confiada, expresiva y con ese característico timbre eslavo tan difícil de oír en cantantes occidentales. Igual de bella resulta su Elsa en dos momentos de Lohengrin: el conocido Sueño de Elsa y la salida al balcón en el Acto II previa al impresionante dúo con la malvada Ortrud. Mattila se acopla perfectamente a la voz de soprano lírica wagneriana con una afinación precisa y un color plateado en la voz. Si su Elsa es maravillosa, no menos lo es su Sieglinde en dos momentos importantes de la parte: "Der Männer Sippe" y el archiconocido "Du bist der Lenz" con el que termina el apasionado dúo de amor entre los dos hermanos welsungos unidos bajo el embrujo de la noche y la llegada de la primavera. Mattila vuelve a dar una lección interpretativa con una voz más dramática, de mayor redondez pero sin dejar de lado el aspecto lírico del momento.

Tampoco defrauda su Chrysothemis de la Elektra straussiana aunque le falte aquí el punto de inocencia y frescura de este personaje que canta su deseo de tener hijos y vivir en paz en oposición a la obsesiva búsqueda de venganza de Klytämnestra. Sin embargo, la famosa y emocionante frase "Nein, ich bin ein Weib und will ein Weiberschicksal" (No, soy una mujer y quiero el destino de una mujer) es cantada con entrega y pasión desbordantes. Su Amelia del Simon Boccanegra y su Manon son también de gran factura; el recital termina con el encanto vienés de Lehár en su conocida aria de su opereta La viuda alegre. Un final ligero para un recital excelente. Mención especial para el director Yutaka Sado, asistente en su día de Bernstein y Ozawa, que sorprende por su versatilidad y dominio en un repertorio tan amplio así como por su habilidad para crear la atmósfera adecuada en cada página. No lo duden, este disco se recomienda solo.