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Número 14º - Marzo 2.001


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EL ROMANTICISMO.

Por Rocío Cuenca Antón. Lee su Curriculum.

Hablar de este tema resulta complejo por la amplitud del mismo y la diversidad de significados de los que se le ha dotado a su definición. En este articulo no pretendo hacer un análisis en profundidad del mismo, sino llevar a cabo pinceladas que puedan describirlo, atendiendo en una ultima parte a los compositores románticos que hayan dejado una abundante obra pianística.

 La música que actualmente poseemos - o el concepto que tenemos de ella- debe gran parte al romanticismo (s. XIX), ya que es en este estilo cuando los compositores tienen en mente que la música sea una manifestación del espíritu. Todo lo contrario a los siglos anteriores en los que la música se encontraba ligada a la idea de una música pura.

 Cronológicamente situamos el romanticismo en el siglo XIX, pero esto no es del todo correcto ya que encontramos antecedentes del mismo incluso en el propio clasicismo: tal es el caso de C.P.E. Bach y en movimientos como el Sturm und Drang (tempestad y empuje). De igual forma, pasado el siglo XIX, observamos como hay supervivencias en compositores tales como Mahler, Strauss Scriabin... Antes los compositores se veían obligados a tener que componer para una iglesia, ciudad o príncipe; tampoco tomaban conciencia de que pertenecían a una escuela o periodo y que podían elegir algo que se encontrara fuera de lo que era considerado de “buen gusto” , o lo que no lo era. Sin embargo, ahora el artista tiene conciencia de su romanticismo, de su parentesco con otras artes: muchos no se definen ya como músicos, tal es el caso de Wagner, sino como artistas.

 Nos encontramos ante una época en que la literatura es una fuente de inspiración continua, especialmente para aquellos que componen durante los dos primeros tercios del siglo. Observamos de igual modo la vuelta y redescubrimiento de lo anterior: en el caso de la literatura de Shakespeare, en música el volver a Bach, Haendel (un gran impulsor fue Mendelssohn)... Todo ello unido a la aportación que realizan los grandes escritores de la época, tal es el caso de E.T.A. Hoffmann, G.G. Byron y J.W. Goethe. Este último cabe ser destacado por su obra Werther, en la que observamos como se propugna lo mismo que en música: una vuelta a la naturaleza y al individualismo, un rechazo a la razón, al drama francés y al teatro del rococó. De igual modo se pone de manifiesto la fe en la unión supraterrena de las almas, la reivindicación moral del suicidio.

 Goethe solía ser algo presuntuoso y presumía de sus conocimientos musicales, lo cual le llevaba a alejarse en numerosas ocasiones de apreciar el genio ajeno. A pesar de que compositores como Beethoven compusieron obras con textos suyos (las seis canciones op. 75, tres canciones op. 83) éste no se limitó ni siquiera a enviarle unas palabras de agradecimiento, lo mismo que le sucedió a Schubert, que le envió su bella canción Erlkönig. Beethoven sentía verdadera admiración por el escritor y consiguió reunirse con él, el 14/15 de julio de 1812 en Teplitz . El encuentro para Beethoven fue una desilusión por varios motivos, entre ellos que el poeta se encontraba en ambientes llenos de personalidades donde podía brillar su ego, mientras que el músico no se sentía a gusto. De las conversaciones que mantuvieron no se tienen datos, pero tras ese encuentro no volvieron a verse. Tan solo en 1822 Beethoven le enviaría unas cartas con el objeto de informarle de la publicación Mar en calma y viaje feliz op. 112 sobre texto de Goethe.

  El movimiento romántico tiene su punto de partida en Austria y Alemania y, como características principales, nos encontramos con una música inspirada en la naturaleza, la literatura, en las emociones que pueden especificarse en sentimientos (angustia deseo...), acontecimientos históricos , ruptura entre el sujeto y la realidad; ahora el músico adquiere la condición de intelectual (posee una cultura general mas amplia, siendo Beethoven de los pioneros), el culto por lo popular, por cultivar lo diferente de cada nación. Dentro de la estética romántica cabe destacar la libertad artística  o la oposición entre el arte clásico (que tiende a representar lo finito, lo objetivo), el racionalismo y el arte romántico (que representa lo subjetivo, lo infinito); la idea de que todo lo humano es efímero y que sólo podemos representar por medio del sentimiento. La palabra romanticismo al principio del artículo he dicho que tiene varias acepciones y que no sólo se limitaba al concepto que acabamos de definir. Autores, por ejemplo Hoffmann, nos dicen que toda la música desde Palestrina, Bach, Mozart puede considerarse romántica; con ello vemos el alcance de su significado, el cual esta claramente basado en el poder emotivo contenido en las obras de los grandes maestros. Tal es el caso de Stendhal, quien afirmaba que todo el arte de su época era romántico; por ello extraemos que si el poder de evocación hace que un artista sea romántico entonces la era romántica se tornaría indefinida.

 Beethoven fue quien abrió el camino a músicos destacados como Weber, Schubert, Schumann, Chopin, Liszt, Wagner... que son quienes forman el núcleo romántico. El trío “Archiduque”, la Missa Solemnis, el concierto Emperador, las sinfonías números 5 y 9 son, entre muchas de sus obras, modelos a seguir por los compositores que moldearon el siglo XIX; compositores que admiraron su personalidad atormentada a lo cual contribuyó su progresiva sordera, su escisión entre el interior y el exterior.

 Hasta ahora hemos visto como el romanticismo se extiende con mayor ímpetu por Alemania y Austria, pero cabe preguntarse cuales son los motivos mas generales por los que su evolución es mas lenta fuera de ellas. Principalmente porque las dos grandes potencias musicales se encontraban con bastante menos desarrollo instrumental. Veamos un poco que pasaba en Italia , Francia y que surgió en España.

 Italia: en ella lo que prima es el genero operístico basado en la tradición del S.XVIII; a pesar de ello aparecen artistas como Rossini (aunque todavía unido a la opera buffa italiana) y Bellini cuya capacidad melódica es asombrosa (bel canto), lo cual le permite ofrecernos maravillosas arias. A pesar de ello, Italia nos lega una de las mayores personalidades instrumentales del romanticismo; nos referimos al violinista Niccolò Paganini, el cual ha sido llamado en numerosas ocasiones el "Liszt del violín".

Francia: permanecía en la opera inspirada por Gluck, cuyos continuadores fueron Spontini y Cherubini; a pesar de ello también nos dota de un gran compositor (no operístico), Hector Berlioz.

España: tenemos la existencia de figuras aisladas, como el guitarrista Fernando Sors, Mariano Rodríguez de Ledesma  y Juan Crisóstomo de Arriaga.

 Para terminar echaremos un vistazo al piano del romanticismo. En cuanto a la escritura pianística supone la cumbre, la etapa dorada del piano, no solo por la revolución que hubo en su escritura, sino por el perfeccionamiento del instrumento (la disposición de los pedales, la extensión del teclado, aumenta el volumen del sonido debido a que la tensión de la cuerda es mucho mayor y que el retorno de la tecla es mas rápido). Nos encontramos ante un instrumento que favorece las exigencias de los grandes virtuosos; de ahí que el piano, la aparición del virtuoso y el romanticismo vayan unidos.

 Entre las figuras mas importantes destacan.

-        Schubert: cuando se escucha su música suena mas el cuarteto de cuerda que la orquesta. Destacan sus composiciones para cuatro manos tan asombrosas como sus sonatas. Con sus magníficos (alrededor de) seiscientos Lieder inicia la unión de las formas románticas nuevas; en ellas el piano destaca por su originalidad, por la lógica armónica que conduce el sentido del texto. 

-        Mendelssohn: era conocido en su época por ser un gran improvisador, incluso era popularmente llamado uno de los segundos Mozart. Destacaba su elegancia al obtener el sonido del piano y su dominio del staccato. De gran prestigio fueron en su tiempo las Romanzas sin palabras. 

-        Schumann: es tan innovador en su música como Liszt y Chopin. Destaca por su rítmica, la cual a menudo no parece encajar en la rigidez del compás. Se caracteriza porque su obra para piano tiene un carácter orquestal. Destacan su Fantasía op.14 y sus Estudios Sinfónicos. De igual forma tiene doscientos cuarenta y ocho Lieder en los que continúa la línea melódica iniciada por Schubert. En relación a su música de cámara, ritmo y melodía parecen contradecirse, las sincopas se mueven en contra, modulaciones que parecen imprevisibles... 

-        Chopin: se reencuentra con la relación íntima que tenía el músico con el clavicordio y se dedica sólo al piano, por lo que da a luz nuevas formas musicales tales como los nocturnos, las baladas, mazurcas... Recibe la influencia de Paganini; prueba de ellos son sus estudios op.10. Se podría decir que prolonga el movimiento de los alemanes del norte. Su ideal es mezzo voce. El lenguaje armónico es clave: común, sobre todo en sus nocturnos, es que utilice los bajos como nota pedal. Su sentimiento por la música nos lleva muchas veces a realizar variaciones del tempo a lo largo de un mismo movimiento. 

-        Liszt: la relación entre este compositor y el anterior por un lado parece antagónica y por otro parece unirles en todo. Mientras éste admira a Beethoven, Chopin lo hace a Mozart; mientras a Chopin le gustaba solo tocar en pequeños auditorios, Liszt era el primero en tocar sin partitura en recital. Los acerca que los dos obtengan el máximo del instrumento, que sientan gusto por la profundidad y el color. Con Liszt no nos encontramos ante la melodía acompañada ,sino ante bloques de sonoridad que recorren todas las posibilidades que nos ofrece el instrumento de la época. La idea de rol es fundamental, lo que impresiona de él es la energía y fuerza que tenía en el escenario, destacando por llevar al piano todo los recursos posibles: destacan sus escalas cromáticas en ambas manos recorriendo todo el teclado, trazos de octavas al unísono, utilización del diseño cantábile en ambas manos con notas dobles, sus reminiscencias continuas al arpa...pero a pesar de ello no se debe mirar en el únicamente el aspecto atlético, reduciendo toda su obra a los Estudios Trascendentales y Variaciones Brillantes. El dio a conocer muchísima música que de otro modo no nos hubiera llegado. Así como transcribió a piano muchas obras sinfónicas. 

BIBLIOGRAFÍA:

-        GOETHE, J.W.: Wether. Alba, Madrid, 1997

-        AA.VV. : Piano Classic. Orby, Barcelona, 1977

-        ROBERTSON, A.: Historia General de la Música: colección Fundamentos. Istmo, Madrid, 1972

-        AA.VV.: Gran enciclopedia interactiva Océano.Vol.14. Barcelona, 1977

-        LEIVAILLANT, D.: El Piano. Labor, Barcelona, 1989