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Número 11º - Diciembre 2000


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SIMON RATTLE, EL ELEGIDO PARA BERLIN

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.

En junio del pasado año, la Orquesta Filarmónica de Berlín votó como su nuevo titular al director británico Simon Rattle (nacido en 1955), para sustituir en el 2002 a Claudio Abbado, que se retira voluntariamente, inscribiendo así su nombre entre los sucesores de míticos maestros como Bülow, Nikisch, Furtwängler o Karajan. El gran derrotado en la votación fue el director argentino-israelí Daniel Barenboim, a quien algunos daban como favorito.

Rattle era ya una figura sobradamente conocida por el aficionado, pero a raíz de ese nombramiento su popularidad y las ediciones de sus discos parecen haber aumentado. Traemos por ello a comentario varios de sus útimos discos aparecidos en España, grabados siempre por el sello que le apoyó desde sus inicios, es decir, EMI Classics.

En una época en que la cultura predominante en el mundo musical era la del "star system", directores que cobran cantidades astronómicas, tienen a su cargo varias orquestas a la vez, y pasan gran parte de su vida viajando en avión (un modelo heredado de la "era Karajan"), Rattle prefirió volver al sistema de los directores "de antes", la fidelidad durante muchos años a la misma orquesta, aprender el oficio con tiempo y llevar una vida sedentaria. En 1980, cuando se hizo cargo de la Orquesta Sinfónica "Ciudad de Birmingham", la agrupación era una orquesta inglesa de provincias en la que nadie se fijaba. Tras 18 años de titularidad (que dejó en 1998, aunque sigue colaborando con ella) la orquesta se había convertido en una de las más prestigiosas de Gran Bretaña, y Birmingham en uno de los centros de la actividad cultural inglesa. Rattle es posiblemente el director vivo que más discos venda en Inglaterra, y a los 40 años ya ha sido honrado con el título de "Sir".

Las causas de este éxito estarían en la personalidad de Rattle, que introduce obras nuevas en el repertorio del conjunto, evitando la rutina del "siempre lo mismo", y sabiendo motivar a sus músicos; por otro lado, es también un maestro de las relaciones públicas y ha sabido "vender" la música clásica a públicos que en principio no se acercaban a ella: un ejemplo muy conocido es aparecer en la TV vestido de astronauta para anunciar un concierto con "Los Planetas" de Holst.

Pero a pesar de su entusiasmo que puedan sentir él y sus músicos por la tarea, una cosa es eso y otra muy distinta es, colocado ante obras del "gran repertorio" (Beethoven, Brahms, Bruckner, Mahler) conseguir ofrecer una interpretación que pueda "competir" con todo lo grabado hasta ahora, que es mucho. De hecho, Rattle ha procurado evitar hasta ahora, en disco, a la mayoría de estos autores "trillados", y ha preferido grabar obras más infrecuentes.

Pongamos el ejemplo de uno de los compositores "de repertorio" que más ha cultivado Rattle: Gustav Mahler, de quien ha grabado todas sus sinfonías excepto las números 5 y 8. De la escucha de algunos de sus últimos discos mahlerianos aparecidos en España ("La Canción del Lamento", "La Canción de la Tierra", o las sinfonías 3, 4 y 10) la impresión que nos queda es que no sólo, como era de esperar, está por debajo de los directores que han firmado las versiones de referencia de estas obras (Klemperer, Horenstein, Szell, el mejor Bernstein), lo que podía suponerse, sino que incluso otros directores de su misma generación, como Riccardo Chailly (nacido en 1953) o Esa-Pekka Salonen (1958) nos ofrecen en todos los casos versiones preferibles.

Así, "La Canción del Lamento" (Das Klagende Lied) se grabó ya en 1983-84 aunque no se ha distribuido en España hasta recientemente. La obra, escrita por Mahler a los 20 años sobre un argumento típico de cuento de hadas, ha sido grabada pocas veces, pero aun así podemos encontrar a Chailly, con una dirección de trazo mucho menos "grueso" y con un equipo de solistas (Susan Dunn, Fassbaender, Andreas Schmidt entre otros) muy superiores al equipo de Rattle, especialmente en el caso del barítono.

Las Sinfonías Tercera y Cuarta (ambas de 1997) son versiones muy correctas, aunque mejorables, pese a que Rattle se cree el programa, dirige con entusiasmo y consigue buenos momentos. La "Tercera" muestra desde el comienzo las limitaciones de la orquesta de Birmingham si se la compara con otras que han grabado esta dificilísima obra (Chicago, Viena, incluso Londres). Hay también algún momento trivial, como en el coro del 5º movimiento, aunque el 6º y último está bastante logrado. Nada especial la contralto Birgit Remmert. Los discos se completan con 8 lieder de "Das Knaben Wunderhorn", uno de ellos orquestado por Berio, en una interpretación de Simon Keenlyside, barítono sin mucho volumen de voz ni una dicción perfecta, pero agradable de escuchar por su discreción, que no cae en excesos melodramáticos.

En cuanto a la "Cuarta", tras un comienzo efectista (lentísimo para luego acelerar), encontramos la habitual (en Rattle) mezcla de sutileza (el Ruhevoll) y furia desatada (el primer movimiento o, lo que es más extraño, el cuarto, con una correcta Amanda Roocroft, de timbre quizá demasiado "maternal").

En "La Canción de la Tierra" nos encontramos con que Rattle ha elegido la versión con barítono en vez de mezzo, algo que en la época en que se hizo el disco (1995) no se recordaba desde que Bernstein grabó la obra con Fischer-Dieskau, allá por 1966, y que recientemente ha vuelto a ser elegida por Salonen en su registro con Skovhus y Domingo. Lo infrecuente de este reparto parece el mayor interés del disco, pues Rattle no sólo está por debajo de Walter, Klemperer o Giulini (lo que era de esperar), sino incluso del "derrotado" Barenboim, en una de las pocas obras de Mahler que ha grabado el argentino; aunque el tenor de Rattle (Peter Seiffert), una agradable sorpresa para lo que hoy se puede encontrar, está mejor que Jerusalem en la de Barenboim. En cuanto al barítono, la "superestrella" Thomas Hampson, pues se excede algo en lo enfático y en lo relamido, también como es su costumbre.

Para terminar el bloque mahleriano, la más reciente grabación que ha aparecido de Rattle, y su primer registro con la Filarmónica de Berlín tras ser nombrado titular: la "Décima" en la versión completada por Deryck Cooke, una obra que ya había llevado al disco hace casi 20 años con la Sinfónica de Bornemouth. Es de esperar que esta nueva grabación haga que se olvide la antigua (que ya era digital). La obra está acertadamente escogida, pues hay poca competencia para esta versión "reconstruida" que muchos directores famosos no quisieron grabar, y de hecho es posible que sea esta la primera interpretación que ingrese en las discotecas de muchos aficionados. Además de tener un mercado abierto, este CD puede así convertirse en un apreciable instrumento de divulgación de una obra importantísima, injustamente aún poco conocida, de interés indudable, dejando aparte el hecho que "sea o no de Mahler". No obstante, a pesar de lo dicho y de la colosal actuación de la orquesta berlinesa, no es una interpretación redonda pues, sobre todo en el primer movimiento, escuchamos como otras veces la sensibilidad "acaramelada" de Rattle. Parece preferible Chailly también aquí.



Veamos a continuación otros autores del repertorio convencional llevados al disco por Rattle: Brahms (el concierto para piano nº 1, con Leiv Ove Andsnes, grabado entre 1997 y 1998), y Bruckner (la Sinfonía nº 7, en 1996). Ambos son hasta ahora, salvo error, lo único grabado por Rattle de esos compositores. Si el "otoñal" Brahms en principio se adapta mal al temperamento fogoso del director británico, el Concierto nº 1 para piano es una obra de juventud (escrita a los 26 años), que admite una lectura más "rabiosa" que la que se le suele dar, y por ello es bienvenida una versión como esta que rompa tópicos y nos ofrezca instantes, sí, de gran sosiego, pero otros de violencia inaudita. Sobre todo la interpretación va a más por una pianista de la talla de Leif Ove Andsnes (de lo mejor que se ha escuchado entre las últimas generaciones de pianistas jóvenes), que además de tocar sin problemas técnicos sabe interpretar, dando sentido al carácter de cada pasaje. Se agradecen los maravillosos Intermezzi Op. 117 como propina.

La "Séptima" de Bruckner es una versión de gran belleza, sobre todo al comienzo, con una frescura que hace sonar pasajes como oídos por primera vez; sin embargo, a Rattle le resulta difícil mantener el pulso hasta el final, y así más que una línea coherente de principio a fin hay una sucesión de momentos más o menos logrados. Aquí también el "derrotado" Barenboim le ganaría.


Cuando Rattle se adentra por repertorios no convencionales es cuando da lo mejor de sí mismo, y produce discos que muchas veces no tienen competencia. Este es el caso de la maravillosa ópera "El Rey Roger" de Szymanowski, que el autor polaco estrenó en 1926; mismo año del estreno de "Turandot" de Puccini, a la que recuerda en su colorista y brillante orquestación, aunque el tratamiento de las voces sea distinto, más cercano aquí al impresionismo. En el argumento, un extraño predicador aparece en la Sicilia del siglo XII anunciando una nueva religión basada en el placer, logrando fascinar a la misma reina Roxana, que le sigue. El predicador resultará ser el dios Dionisos (Baco para los romanos). Una historia influida por el neopaganismo de principios del siglo XX, y que sigue estando de actualidad en esta época de proliferación de sectas.

La dirección de Rattle aprovecha la exhuberante orquestación, dándonos una versión muy "cinematográfica"; quizá se le pueda acusar de algo externa, pero prende en cualquier oyente, y hará mucho por difundir una obra extraordinaria ya grabada antes alguna vez, aunque aún poco conocida. En esta producción de 1998, junto a los habituales nombres de cantantes polacos desconocidos, se han buscado figuras de fama internacional, para ayudar al éxito comercial de los discos: Roger está interpretado por Thomas Hampson, y su consejero Edrisi por el veterano tenor inglés Philip Langridge. Sin embargo, los "desconocidos" no desmerecen de las "figuras", y tanto la Roxana de Smytzka como el Pastor de Mikiewicz están a la altura de lo mejor de esta interpretación.

La ópera dura apenas 80 minutos, y por ello los dos discos se completan con la Sinfonía nº 4 o "Sinfonía Concertante para piano y orquesta" del mismo autor, una obra de 1932 con un precioso movimiento lento, muy poético, de la que tampoco había en estos momentos ninguna versión disponible en el mercado, al haber descatalogado la propia EMI la que tenía dirigida por Semkow, lo que hace subir aún más el interés de estos discos.



Un caso parecido ocurre con el siguiente disco comentado (de 1996), que por su infrecuente repertorio tampoco tiene competencia: sin embargo, el interés de las obras es mucho menor. La música del compositor australiano Percy Grainger (1882-1961), entre las que se incluye "Country Gardens", la más conocida de su autor, es casi siempre de carácter festivo y que nos recuerda a la música para el cine de un Bernard Herrmann.


Uno de los repertorios que más ha cultivado Rattle ha sido, lógicamente, el de los compositores británicos o de habla inglesa. Aparte del caso anterior de Grainger, ha grabado numerosos discos con autores como Elgar o Britten. De estos dos, encontramos un CD grabado en 1999 (por una vez no en EMI, sino en el sello "hermano" Virgin Classics), con obras para violonchelo y orquesta con Truls Mork como solista. Del "Concierto para cello" de Elgar hay innumerables versiones, antiguas y modernas, y no será Mork, con su sonido nervioso y gris "ceniciento" quien nos haga olvidar la pasión de la inolvidable Jacqueline Du Pré, referencia absoluta en esta obra (y más con Barbirolli que con Barenboim). En cambio la "Sinfonía para cello" de Britten, obra más dura y austera, se aviene mucho mejor al temperamento de Mork. El disco, a pesar del buen acompañamiento de Rattle, sería recomendable si la obra de Britten (que dura 35 minutos) tuviera un acompañamiento más infrecuente que el concierto de Elgar: por ejemplo, Yo-Yo Ma lo complementó en su día con el "Concierto" de Barber.

Y de repertorio inglés es una grabación de 1983 que hace poco se ha distribuido en España, se supone que a causa de la creciente popularidad de Rattle: el "Requiem de Guerra" de Britten, estrenado en 1962 y sin duda uno de los grandes "Requiems" del siglo XX, que alterna el texto latino de la Misa de Requiem con poemas de contenido antimilitarista de Wilfried Owen, que escribió durante la Primera Guerra Mundial, en la que acabaría muriendo. En 1963 la grabaría el autor en una interpretación considerada de referencia desde entonces, con las voces de Vishnevskaya, Pears y Fischer-Dieskau; una versión muy interiorizada, que nos recuerda al mundo de los lieder del "Viaje de Invierno" de Schubert. Tan distinta a esta de Rattle, más externa y "light", y de un lirismo que puede recordar al de la música de cine o incluso el musical de Broadway, lo que sin duda podrá hacer llegar la obra a un público muy amplio. Tampoco los solistas superan a los del estreno (que se hizo con la orquesta de Birmingham, precisamente), especialmente la soprano nos hace añorar a Galina. La grabación es magnífica, claro, pero tiene el inconveniente de no llevar complemento (sólo 80 minutos para 2 CD's) y de un número muy escaso de pistas (6 en total, alguna de 27 minutos).


Si hemos dicho que la sensibilidad de Rattle está a veces próxima al género del musical, nada extraño es que haga incursiones en ese repertorio, y más tras el éxito que tuvo su grabación de la ópera "Porgy and Bess" de Gershwin. Para esta ocasión se ha elegido "Wonderful Town", que junto a "Candide" y "West Side Story" forma el tríptico de musicales compuestos por Leonard Bernstein en los años 50, pero que a diferencia de las otras dos no fue grabada por su autor en sus últimos años. Su argumento, adaptación de una historia real, gira en torno a dos hermanas, Eileen y Ruth, que llegan a Nueva York desde Ohio, buscando el éxito en la gran ciudad.

La obra tiene momentos muy bellos que justifican que se haya grabado, rescatándola de un cierto olvido, como "Ohio", el dúo nostálgico por la tierra que han dejado atrás, que cantan las dos hermanas, o "A Little Bit in Love", donde Eileen se declara enamorada, y que parece anticipar las intervenciones de María en "West Side Story". En el reparto encontramos nombres "veteranos" del musical americano como Kim Criswell (Ruth), perfecta en dicción y estilo, junto a otros más operísticos, como Audra McDonald (Eileen) o, nuevamente, Thomas Hampson. Rattle dirige con entusiasmo a un ensemble, se supone que compuesto por músicos de su Sinfónica de Birmingham. Un disco, en suma, cuyo interés trasciende al de los aficionados al género.



REFERENCIAS:

MAHLER: La canción del lamento/ Helena Döse, soprano; Alfreda Hodgson, mezzo; Robert Tear, tenor; Sean Rea, barítono; Coro de la Orq. Sinf. Ciudad de Birmingham
EMI 7243 5 66406 2 7

MAHLER: Sinfonía nº 3/ Birgit Remmert, contralto; Coro juvenil de la Sinfónica Ciudad de Birmingham; Mujeres del Coro de la Sinfónica Ciudad de Birmingham + 8 Lieder de "Das Knaben Wunderhon"/ Simon Keenlyside, barítono
EMI 7243 5 56657 2 0 (2 CDs)

MAHLER: Sinfonía nº 4/ Amanda Roocroft, soprano
EMI 7243 5 56563 2

MAHLER: La canción de la tierra/ Peter Seiffert, tenor; Thomas Hampson, barítono
EMI 7243 5 56200 2 6

MAHLER: Sinfonía nº 10 (versión ejecutable preparada por Deryck Cooke en colaboración con Berthold Golschmidt, Colin Matthews y David Matthews)/ Orq. Filarmónica de Berlín
EMI 7243 5 56972 2 6

BRAHMS: Concierto para piano nº 1; Tres intermedios, Op. 117/ Leif Ove Andsnes, piano
EMI 7243 5 56583 2 6

BRUCKNER: Sinfonía No. 7
EMI 7243 5 56425 2 3

SZYMANOWSKI: El Rey Roger/ Thomas Hampson (Roger), Elzbieta Szmytka (Roxana), Philip Langridge (Edrisi), Ryszard Minkiewicz (Pastor), etc./ Coro y Coro Juvenil de la Sinfónica Ciudad de Birmingham + Sinfonía nº 4, Concertante, con Leif Ove Andsnes, piano
EMI 7243 5 56823 2 1 (2 CD)

GRAINGER: En la cáscara de una nuez; Música del tren; Jardines del campo (versión para Stokowski, 1950); El valle de las campanas (Ravel, arr. Grainger); Ramillete de Lincolnshire; Pagodas (Debussy, arr. Grainger); Los guerreros: Música para un ballet imaginario para orquesta y tres pianos
EMI 7243 5 56412 2 9

ELGAR: Concierto para violonchelo + BRITTEN: Sinfonía para violonchelo y orquesta/ Truls Mork, cello
Virgin 7243 5 45356 2 8

BRITTEN: Réquiem de Guerra, Op. 66/ Söderström, Tear, Allen/ Coro de muchachos de la Catedral Iglesia de Cristo, en Oxford; Coro de la Sinfónica Ciudad de Birmingham
EMI CDS 7 47034 8 (2 CDs)

BERNSTEIN: Wonderful Town/ Kim Criswell, Audra McDonald, Thomas Hampson/ London Voices, Birmingham Contemporary Music Group
EMI 7243 5 56753 2 3


En todas ellas:

Orquesta Sinfónica Ciudad de Birmingham (excepto en la Sinfonía nº 10 de Mahler y "Wonderful Town" de Bernstein)

Director: Simon Rattle